domingo, noviembre 24, 2024
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Crisis de los 40 y carreras populares, una combinación mortal

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Del trabajo a casa, de casa al trabajo. Una vida sedentaria, sin más actividad física que la de levantarse del sofá para abrir la nevera y coger una cerveza. Esta es la rutina de miles de ciudadanos españoles, pero de repente y sin previo aviso llegan los 40, y con ellos la temida crisis que se acentúa en el género masculino. A esa edad los hombres comienzan a replantearse ciertos aspectos de su vida entre los que se encuentra la salud. Los abdominales han dejado paso a indeseables michelines, el cabello escasea cada vez más y la falta de aire es la protagonista en cualquier esfuerzo físico.

La clave para superar esta etapa es aceptar que la juventud ha pasado a mejor vida y encajar con deportividad la madurez. El problema es que muchos se niegan a acatar la realidad y deciden dar un cambio demasiado drástico a sus hábitos de la noche a la mañana. Y como en todos los aspectos de la vida, la prisa no es buena consejera.

Si se mezcla la crisis de los 40, el sentimiento de inmunidad y las carreras populares o maratones se obtiene un cóctel que en muchas ocasiones pone en riesgo la integridad física de la persona.  “No se tiene la misma capacidad física a los 20 años que a los 40 o a los 50. Hay que cambiar el ritmo de vida poco a poco y no lanzarse a hacer jogging de un día para otro sin ningún tipo de base ni conocimiento sobre el deporte”, afirma el doctor José Luis Palma, vicepresidente de la Fundación Española del Corazón.

La teoría es confirmada año tras año ya que cada vez son más las personas que con más de 40 años fallecen después de realizar un gran esfuerzo físico en cualquier carrera popular o maratón. De hecho, las dos últimas víctimas de estas pruebas de un esfuerzo extremo datan de hace poco más de una semana en una maratón de Castellón. Francisco Amat, de 57 años, ni siquiera llegó a terminar la carrera al desplomarse a mitad del recorrido a causa de un fallo cardiovascular. El segundo corredor, de 45 años y natural de Barcelona, perdió la vida al llegar al hotel después de terminar el recorrido sin dificultades aparentes.

“Después de cesar esa intensidad de ejercicio máximo el riesgo de sufrir un infarto es igual o incluso mayor que una persona que no realiza ningún tipo de deporte y lleva una vida totalmente sedentaria”, aclara el doctor Palma.

Sin regulación

Pero una crisis de identidad y las ansias de cambiar de hábitos de vida de una manera apresurada no son las únicas razones para que los ‘maduritos’ de 40 años caigan desplomados en los asfaltos y carreteras de las ciudades españolas. Las instituciones gubernamentales desempeñan un papel relevante, por no decir el más importante en la tragedia.

“En España, nuestra legislación no contempla nada que restrinja la participación en pruebas de esfuerzo máximo a ningún participante. Ya es hora de que las autoridades, sobre todo las sanitarias, implementen leyes que obliguen al individuo a realizarse un examen médico exhaustivo a partir de una determinada edad al igual que hacen otros países de nuestro entorno geopolítico”, denuncia el doctor Palma.

Por norma general, para participar en una carrera popular, en una media maratón o en una maratón sólo hace falta una inscripción, que en casi todos los casos no suma una gran cuantía de dinero, y tener una tensión  aceptable antes de la carrera. Para el doctor Palma esto no es suficiente y reclama que se investiguen los antecedentes clínicos de cada individuo, así como los riesgos cardiovasculares del mismo.

“Hay carreras que exigen un certificado médico, pero son las excepciones. Lo normal es que el corredor se lo haga por su propia cuenta y en muchas ocasiones obligado por sus familiares”, declara el doctor.

El espíritu de Peter Pan

De todos modos, el doctor Palma se opone a la celebración de pruebas como las maratones y los triatlones sea cual sea la edad del individuo: “El deporte llevado al extremo puede ser perjudicial para la salud”. Además, recuerda que el ‘creador’ de la maratón murió desfallecido tras recorrer los 42,192 kilómetros que van desde la ciudad griega de Maratón a Atenas. Según cuenta la leyenda, Eurípides corrió esa distancia para comunicarle al Rey Milcíades su victoria ante los persas. Al llegar a su destino cayó exhausto y murió súbitamente. “Si su creador murió en el intento, no puede ser sano”, bromea el doctor Palma.

La conclusión a la que llegan todos los expertos para evitar las 127 muertes que se producen de media en el deporte amateur es que la prudencia prevalezca sobre el llamado espíritu de Peter Pan. “Realizar controles y exámenes médicos, al contrario de lo que la gente pueda pensar, no es caro. Además, la vida humana no tiene precio y todas las muertes que se producen por un fallo cardiovascular en carrera son evitables”, sentencia el vicepresidente de la Fundación Española del Corazón.

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