«Quedamos abocados a una repetición de elecciones. No a una segunda vuelta». Así de contundente, con semblante serio, y más enfadado que nunca, se ha mostrado el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, en la comparecencia que ha protagonizado este miércoles en el Congreso de los Diputados tras su reunión con Felipe VI en Zarzuela. «He dicho al rey que no cuento con más de 131 escaños, que son insuficientes para hacer frente al bloque del bloqueo impuesto por Rajoy e Iglesias. Ni puedo, ni debo someterme a una nueva investidura», ha reconocido el líder de los socialistas tras su encuentro con el monarca en el marco de la ronda de consultas para intentar formar gobierno.
El líder socialista ha agradecido a Ciudadanos y a Coalición Canaria su apoyo. También a los líderes de Compromís, personificados en Mónica Oltra y el portavoz en el Congreso, Joan Baldoví. A ellos les ha agredecido especialmente el intento de última hora por formar un «gobierno del cambio». Sánchez ha puesto en relieve la disposición de su partido por llegar a un acuerdo 'in extremis'. «Hemos recibido la propuesta de Compromís a las 9 de la mañana. Y de las 30 medidas propuestas hemos dicho sí a 27 y hemos matizado tres», ha recordado el líder del PSOE. Pero ha lamentado que finalmente ha sido «imposible».
Los socialistas habían incluido en el acuerdo de Compromís dos nuevas peticiones: un Gobierno del PSOE con independientes (de «reconocido prestigio y de un amplio espectro ideológico», en boca de Sánchez); y que los partidos firmantes del acuerdo se comprometieran por escrito a apoyar los dos primeros presupuestos del futuro Gobierno a cambio de someterse a una cuestión de confianza en junio de 2018. Además, Hernando ha asegurado que su «acuerdo con Ciudadanos se mantenía vigente» y que el llamado 'acuerdo del Prado' era perfectamente compatible.
Esta propuesta ha sido entendida por Podemos como un «no» al acuerdo «a la valenciana» propuesto por Compromís. La coalición valenciana propuso a primera hora del día un gobierno «de izquierdas» que contara con la abstención de Ciudadanos para evitar que el PSOE tuviera que recurrir a los independentistas. El PSOE, por su parte, ha luchado hasta el último momento para que Ciudadanos también aceptara. No obstante, ni Rivera ni Iglesias han querido facilitar este tipo de Gobierno.
Sánchez arremete con fuerza contra Iglesias
Sánchez ha aprovechado esta comparecencia para asegurar que la postura del PSOE ha sido positiva respecto al llamado 'acuerdo del Prado'. Y ha arremetido con virulencia contra el líder de Podemos y su interpretación de la contraoferta socialista. «Iglesias tiene una concepción de la democracia diferente. Piensa que la democracia es imponer y no negociar», ha zanjado Sánchez.
«Yo he hecho todo lo que podía hacer», ha insistido en varias ocasiones Sánchez, que asegura haber respirado en más de una ocasión dos veces antes de responder a los «ataques» de Pablo Iglesias, a quien señala como el principal culpable de que finalmente no haya un «gobierno del cambio». Tanto es así, que no ha dudado ni un instante en meter el dedo en la actual llaga de Podemos: «Una pena que Íñigo Errejón no sea un hombre de peso ya en la formación», ha dicho Sánchez, en referencia a la crisis interna que sufre la formación morada y a la teoría que apunta a que el enfrentamiento entre ambos dirigentes radica en la última estrategia de Podemos respecto a estas negociaciones para formar gobierno.
Sánchez ha alertado sobre un «doble bloqueo»: el de Rajoy y el de Pablo Iglesias. «El de Rajoy lo entiendo», ha advertido el socialista, que contra quien ha arremetido principalmente es contra el líder de Podemos. «El bloqueo de Iglesias es inexplicable», ha afeado Sánchez, a quien ha acusado de «bloquear la recuperación de la universalización de la sanidad pública, los convenios colectivos y la lucha contra la corrupción». «Con esta actitud, Iglesias deja claro que vive mejor con Rajoy en La Moncloa que conmigo», ha espetado el socialista.
Sánchez, que ha asegurado que volverá a presentarse a las primarias de su partido para volver a encabezar la candidatura socialista a la Presidencia, ha prometido a sus votantes que «el cambio llegará», aunque se deberá «aplazar dos meses». En este sentido, y consciente de que su fracaso en estas negociaciones le puede pasar factura, ha recordado que él es un «hombre de palabra». «Ya dije que no sería presidente del Gobierno a cualquier precio», se ha excusado Sánchez para justificar su rechazo al acuerdo a «la valenciana», y sin Ciudadanos -tal y como exige Podemos-, que inevitablemente hubiera tenido que contar con la colaboración activa o pasiva de los independentistas. «Otros políticos que se dicen de izquierdas han votado con la derecha en contra de otro candidato de izquierdas», ha rematado el socialista.