martes, septiembre 24, 2024
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División en el PP sobre quién debe ser su compañero de viaje tras el 26J

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¿Quién garantizará la gobernabilidad al Partido Popular el próximo 26 de junio? Rajoy sólo tiene un objetivo: ganar con suficiente margen para gobernar en solitario. Pero los estrategas del Partido Popular saben que este «escenario perfecto» sólo se dará siempre y cuando PSOE y/o Ciudadanos lo permitan. «Nos gustaría ganar con mayoría absoluta, pero sabemos que eso tampoco será posible en esta ocasión», advierten desde la dirección del PP.

Los 'populares' repetirán candidato, equipo de campaña y programa electoral. El discurso también parece claro: recuperación económica y ataque contra los vetos. Pero la estrategia en cuanto a la relación que mantendrá con sus rivales hace agua. Cada día la versión es distinta en función del portavoz que intervenga. Y también es muy distinta en función de a quién se le pregunte.

Cálculos, intereses y deseos personales suelen jugar una baza fundamental en este tipo de análisis. Hay un sector de 'populares' que no se fía de Ciudadanos y que apuesta claramente por la alianza con el PSOE tras el 26J. Su teoría es que los socialistas ya no volverán a intentar gobernar, ni a «bloquear» de nuevo la formación de gobierno. No saben si será momento de la 'gran coalición', pero lo que sí tienen claro es la posibilidad de una abstención. Los ‘populares’ que defienden esta versión no se fían del éxito de la formación naranja. Lo califican de “efímero”. “Nuestro aliado tiene que ser el PSOE”, advierten fuentes ‘populares’.

Pero no todo el partido está de acuerdo en eso. Por otro lado, están los partidarios de cuidar la relación con Albert Rivera. Estos son los que piensan que atacar a Ciudadanos es contraproducente para el Partido Popular. “No está nada claro que la desmovilización del voto de Ciudadanos acabe en el PP”, advierten desde la dirección. Ésta es la principal razón por la que piensan que “tratar mal” a Ciudadanos podría “aumentar la abstención”, o peor aún, dirigir el voto a otra formación distinta con la que el pacto postelectoral no sea una posibilidad. El cálculo de este sector es que con “siete escaños” que sumen el PP y Ciudadanos valdrá para que el partido de Rajoy pueda gobernar. Ellos también cuentan con el apoyo del PNV, que cree que mantendrá los últimos resultados.

Para este sector, el diálogo con el PSOE no sería necesario si las cuentas salen con el PP, Ciudadanos y PNV. «Es Pedro Sánchez el que no quiere tener nada que ver con nosotros», justifican sus miembros. Los partidarios de la alianza con Ciudadanos insisten en que son los socialistas los que han cerrado la puerta al PP. Sin embargo, no dan excesiva importancia a la amenaza de Rivera de que no investirá presidente del Gobierno a Rajoy. «En campaña y precampaña se dicen muchas cosas. Después del 26 de junio cambiarán muchas cosas», advierten desde el PP. Estos 'populares' están convencidos de que tras las próximas elecciones este «bloqueo» a Rajoy desaparecerá, puesto que «será muy difícil explicarlo» si el PP vuelve a ganar las elecciones.

Estrecho margen de maniobra el 26J

Por el momento, la esperanza en la sede del PP de la calle Génova es que este viaje sólo sea necesario emprenderlo con una formación, aunque después en la investidura tenga que contar con más apoyos puntuales. Durante los últimos cuatro meses, Rajoy, consciente de que la suma con Ciudadanos no era suficiente y de que la estrategia de Rivera además era que diera un paso al lado, ya se ocupó de insistir en que la única formación que podía facilitar su gobierno era el PSOE. Éste hubiera sido su principal socio de Gobierno, aunque después hubiera dialogado con Rivera.

El PP podía haberlo intentado con Ciudadanos, PNV, Foro Asturias, Coalición Canaria y UPN. Se hubiera situado en los172, a cuatro escaños de la mayoría absoluta. Quién sabe si ante esta situación el PSOE no habría claudicado. Nunca lo sabremos. Rajoy no lo intentó. En el PP también hay división a este respecto. Están los que creen que era imposible que Sánchez cediera, que no era necesario que el líder del PP se enfrentara a una investidura fallida. Pero también están los que creen que quizás ese habría sido el empujón que los socialistas necesitaban para acabar cediendo.

El 26 de junio, aún a riesgo de que los resultados se parezcan mucho al del pasado 20 de diciembre, sí confían en que algo se moverá. «Tres o cuatro escaños ya serían significativos», advierten en el PP, donde no pierden de vista que con un PSOE «aguantando a duras penas entre los 85 y 88 escaños» ya no tendría «más remedio que ceder» ante un nuevo gobierno 'popular'.

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