El ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, ha dicho hoy que la cuestión de confianza a la que se someterá el presidente catalán, Carles Puigdemont, supondrá «el punto final a todo el proceso independentista», ya que a su juicio deberá cambiar de socio o convocar nuevas elecciones.
El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha anunciado que en septiembre se someterá a una cuestión de confianza en el Parlament para comprobar si dispone de una mayoría parlamentaria suficiente como para seguir gobernando, después del veto de la CUP a los Presupuestos del Govern.
Puigdemont superará la moción de confianza siempre que tenga el apoyo de la mayoría simple de la Cámara, lo que requiere de los votos de Junts pel Sí además de, como mínimo, dos votos de la CUP y la abstención del resto de los diputados de esta formación.
En declaraciones en la sede del PP en Barcelona, el ministro del Interior y candidato de los populares por la capital catalana ha señalado que «lo razonable es que Puigdemont hoy mismo hubiera anunciado una inminente cuestión de confianza, para que se vaya por desgracia a unas elecciones que pongan punto final al proceso independentista».
«No es aceptable que en lugar de someterse ahora a un cuestión de confianza, esperemos a septiembre -ha criticado-. Quiere decir que vamos a estar durante cuatro meses en Cataluña en una situación de ingobernabilidad en la práctica con la prórroga de unos presupuestos, con lo que significa de daño a la economía».
A su juicio, Puigdemont «puede superar o no» esa cuestión de confianza, pero «si la supera, quiere decir que el proceso independentista se ha terminado, porque cualquier otro socio alternativo a la CUP no apoya el proceso independentista».
«No se trata de abandonar a la CUP y coger otro socio parlamentario que te dé estabilidad -ha avisado-. El cambio de socio significa abandonar el proceso independentista. No es una cuestión cualquiera, sino un punto final a todo un proceso independentista».
Fernández Díaz ha subrayado que la posibilidad de que Puigdemont lograra el apoyo de «cualquier otro socio alternativo a la CUP sería lo único bueno que se podría sacar de esta lamentable situación» y permitiría que el Govern «aterrizara definitivamente en la realidad, bajara del monte y deje la 'rauxa' (arrebato) y adopte el 'seny' (sentido común)».
El dirigente popular ha considerado en todo caso que esta situación «pone de manifiesto que Cataluña y la sociedad catalana no pueden estar instaladas permanentemente en la política ficción y finalmente se ha aterrizado en la realidad».
«Los antisistema -ha dicho- no pueden gestionar el sistema y no puede ser que diez diputados estén condicionando el presente y el futuro de 7,5 millones de catalanes y una comunidad como Cataluña, que representa el 20% del PIB de España y con un potencial extraordinario emprendedor y creador. Cataluña no puede estar paralizada por un partido como la CUP».