La mujer de origen marroquí acusada de asesinar a dos de sus hijas y de intentarlo con una tercera, por lo que el fiscal le pide 55 años de cárcel, ha negado que las asfixiara y que cumpliera con algún tipo de «rito cultural» en el juicio que ha comenzado hoy contra ella en la Audiencia de Zaragoza.
I.B, de 27 años y natural de Marruecos, ha enfatizado ante el tribunal, que preside el magistrado Juan Alberto Belloch, que no asfixió a sus hijas, ha negado la implicación de familiares como su suegra o su cuñada y ha asegurado que no cree en «espíritus malignos que atacan a los niños».
La acusada ha relatado a preguntas del fiscal como sucedieron los episodios de insuficiencia de oxigenación que padecieron las niñas, siempre de forma repentina e inesperada en su casa, de donde se trasladaron en varias ocasiones al centro de salud de Las Fuentes y el Hospital Miguel Servet.
«Quiero a mis hijas», ha dicho la mujer, al ser preguntada por el ministerio público sobre si había provocado la muerte de las bebés, que según las médicos y enfermeras que han declarado, no tenían signos externos, presentaban buen aspecto y se les veía sanas.
Las pediatras que trataron a la niñas en el Hospital Servet han coincidido en destacar el «raro» comportamiento de la mujer con sus hijas, a las que trataba con cierta frialdad, y el uso que hacía con unos chupetes, que metía en unas cajas vacías y después introducía en sus bocas.
Algunas de las crisis respiratorias se produjeron en el hospital cuando la madre estaba sola en la habitación, lo que llamó la atención de las pediatras, quienes con la segunda niña decidieron apartarla de la madre y trasladarla a la UCI, donde la mejoría fue muy rápida y sin secuelas.
Esta niña, R.R.B., que es la que ha sobrevivido, fue dada de alta el 25 de marzo de 2013 y declarada por el Instituto Aragonés de Servicios Sociales en situación de desamparo por lo que quedó bajo la tutela de la administración autonómica.
Las primera pequeña fallecida fue S.R.B, nacida el 2 de mayo de 2011, quien ingresó en el hospital hasta en cuatro ocasiones, del 31 de mayo al 29 de junio, y falleció con parada cardiorrespiratoria en el centro de salud de Las Fuentes, con menos de tres meses.
La otra niña, M.R.B., nacida el 22 de agosto de 2014, fue dada de alta tras ingresar en el mismo hospital Miguel Servet el 16 de octubre, y el 21 de noviembre volvió al centro de salud en parada cardiorrespiratoria por un cuadro de la misma naturaleza. También tenía casi tres meses.
Uno de los testimonios más llamativos ha sido el de Amina Kamal, mediadora cultural, quien mantuvo una reunión con la acusada, su suegra y su cuñado, en la que estas hablaron de que la casa en la que vivían estaba endemoniada, que había malos espíritus que influían sobre las niñas y que estas estaba en peligro.
Le plantearon incluso que participara en un rito para «sanear» la casa, pero la mediadora se negó y les recomendó la lectura continuada del Corán, pero no le hicieron caso, ha dicho Kamal, quien ha relacionado las afirmaciones de la acusada y sus familiares con leyendas de la zona marroquí donde son originarias.
Paz Ruiz y María Concepción García, dos de las pediatras que atendieron a las niñas, han coincidido en señalar que presentaban el mismo cuadro sintomático, con oxígeno bajo en el sangre, que no tenían signos externos y que respondían rápido al tratamiento.
Esto, ha dicho la doctora Paz, era «un poco discordante con la gravedad» que presentaban cuando llegaban, por lo que se pensó en algún agente externo como tóxicos, cuyos análisis dieron negativo, al igual que los otros que se les hicieron.
Las sospechas contra la madre les llevaron a pedir un encuentro con un psiquiatra, la instalación de cámaras de vigilancia en la habitación hospitalaria y a decirle que no apretara contra su pecho a los bebés ni les tapara con la manta.
Una agente de policía que participó en la vigilancia ha precisado que no vieron negligencia, ni maltrato durante el tiempo que se mantuvieron las cámaras, unos veinte días.
En la vista, que continuará mañana, han declarado también el marido de la acusada, quien ha afirmado que no tuvo ninguna sospecha sobre su mujer, su suegra y otros familiares quienes han dicho desconocer la leyenda de los malos espíritus.