El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ha afirmado hoy, ante la asamblea general de Foment del Treball, la principal patronal catalana, que España es un país «que no sabe adónde va, que no tiene proyecto y que no sabe dar respuesta a los desafíos que tiene sobre la mesa».
Puigdemont, que ha intervenido por primera vez como president ante la asamblea de Foment, patronal integrada en la CEOE, ha contrapuesto la situación de España con la de Cataluña, «que tiene un proyecto de país -ha afirmado-, una narrativa compartida y una amplia base democrática que sustenta al Govern».
Por el contrario, Puigdemont ha asegurado que la política española «se ha convertido en un problema» y ha subrayado que los analistas internacionales ven con «desconcierto» la situación en España, porque «no hay, es una evidencia -ha continuado-, un Gobierno que tenga una amplia base de elección democrática, porque llevamos con el Gobierno en funciones desde hace muchos meses».
El presidente catalán, que no ha logrado aprobar los presupuestos de la Generalitat por la falta de apoyo de su socio parlamentario, la CUP, y que por ello se someterá a una cuestión de confianza en septiembre, ha comentado que las economías maduras y avanzadas suelen fijarse «en países y sociedades que son dinámicas, que están movilizadas, que expresan un alto respeto por sí mismas y que no se dejan pisar», ha asegurado en alusión a Cataluña.
En cambio, ha alertado a los empresarios presentes en la asamblea, un centenar, aproximadamente, de que el Estado, con cada gesto que hace, quiere trasladar a Cataluña el mensaje de que no cuente con ella y que no la espere.
Por ello, ha comentado que hay gente que puede reaccionar «con cierta indulgencia o con complicidad» al «abandono» del Estado respecto a Cataluña en cuestiones como la falta de inversión pública, pero ha alertado de que ello supone una «amenaza» para la economía catalana.
Antes de que Puigdemont interviniera ante la asamblea de Foment, el presidente de esta patronal, Joaquim Gay de Montellà, ha culpado al llamado «proceso catalán» del «bloqueo de la política española», y ha denunciado que hay empresas que tienen «un plan de contingencia y alternativo por si el proceso independentista sale adelante o bien empresas que han previsto el cambio de sede».
En su discurso, Puigdemont no ha entrado a analizar la situación del llamado proceso soberanista en Cataluña, pero sí que ha resaltado que la economía catalana «va mejor» que la española y que la europea por mérito de su tejido empresarial y social, del conjunto del país y también de sus instituciones.
En este punto, ha elogiado al anterior gobierno catalán, liderado por Artur Mas, por ser capaz de «coger el toro por los cuernos» y, para que el país no cayera, de afrontar «muchos ajustes, algunos difíciles de explicar», y ha añadido que estos esfuerzos explican en parte «algunas diferencias» con la economía española y la europea.
En este sentido, ha subrayado, para diferenciarse del proyecto español, que «cualquier inversor extranjero preferirá siempre a un país que se hace respetar y que defiende a su tejido empresarial», y ha garantizado que el gobierno catalán siempre estará «al lado» de los empresarios en la defensa de la creación de empleo.
Asimismo, ha censurado al Gobierno español por «limitar» la capacidad de los gobiernos autonómicos de desplegar sus competencias, por someterles a un «ahogo financiero» o bien por no haber renovado el actual modelo de financiación.
En la presentación, Gay de Montellà le ha recordado que Cataluña no dispone de presupuestos para 2016, y que ello le había «dolido», mientras que Puigdemont le ha respondido que él también habría querido que se aprobaran las cuentas y le ha dicho que quería volver a asistir a otra asamblea de Foment si superaba «las cuestiones de confianza que se tengan que producir», en alusión a la votación de septiembre en el Parlament.
EFE