Tras su participación en el primer debate a cuatro entre candidatos a la Presidencia de la historia española, el presidente del Partido Popular, Mariano Rajoy, ha ido «a divertirse» a El Hormiguero el día más negro de toda su campaña electoral. Lo ha hecho sin corbata, con traje negro y camisa blanca y con un look más informal del que estamos acostumbrados a ver al presidente del Gobierno en funciones en la televisión.«Yo estoy tranquilo y el ministro también. No habrá dimisiones».
Así ha zanjado el líder 'popular' el último escándalo asociado a su Gobierno a cuatro días de las nuevas elecciones. Se supone que el director de campaña de Rajoy, Jorge Moragas, había previsto la campaña mediática perfecta. El debate electoral a cuatro en el que podía salir mal parado el líder del PP, puesto que la teoría generalizada era que iba a ser un «tres contra uno», al principio de la campaña para que no influyera en el voto. Y los formatos más amables, que mostraran una faceta más cercana del candidato, para el final.
Lo que no podía imaginar Moragas era que el día que estaba previsto que Rajoy se estrenara en un talk show de máxima audiencia le explotara en la cara unas controvertidas conversaciones grabadas entre el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz, y el director de la Oficina Antifraude en Cataluña, Daniel de Alfonso, difundidas por el diario Público, en las que se evidencian los intentos por parte del ministro de buscar informaciones comprometedoras sobre dirigentes de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Convergencia Democrática de Catalunya (CDC).
Rajoy ha vuelto a explicar lo mismo que ha dicho a lo largo del día. Que él no conoció la existencia de estas conversaciones hasta este martes. Y ha vuelto a centrar la atención en la «gravedad» de las grabaciones (en el despacho de un ministro) y su posterior filtración. «Hay una investigación en marcha», ha reiterado el líder del PP. El ministro del Interior dice claramente en estas conversaciones que Rajoy conocía sus intenciones. Rajoy se ha puesto en modo dubitativo. «No sé si lo decía y tampoco sé si la grabación es real. Yo me enteré ayer y le puedo asegurar que durante estos años no estábamos interesados en investigar a los independentistas». Fin de la cita ( como diría el propio Rajoy).
«No puedo aceptar que nadie vaya contra la unidad de España y contra la igualdad de los españoles». «Hay que perseverar en la política económica». «Las pensiones se pueden salvar si logramos conseguir el objetivo de los 20 millones de empleos». «Lo razonable sería que PP, PSOE y Ciudadanos se unieran para formar gobierno». «No tengo miedo a gobernar en minoría». «Cuando llegue el momento de hablar con el Rey le diré a él lo que considere oportuno». «Todos los casos de corrupción son muy dolorosos». Es decir, nada nuevo bajo el sol en el resto de las respuesta ofrecidas.
«No volvería a subirme en un helicóptero»
Pero como el propósito era divertirse, y Rajoy esa lección la llevaba muy bien aprendida, no ha dejado pasar la oportunidad de demostrarle al gran público lo socarrón que dice su entorno que es y a veces cuesta cree. El líder de Podemos, Pablo Iglesias, apenas ha salido a relucir en la entrevista de este miércoles. Pero la primera oportunidad que ha tenido para sacudirle la ha utilizado. Ha aprovechado su propuesta de sacar el referéndum de la negociación para formar gobierno para burlarse de la «rápida evolución ideológica» de Iglesias. «Mientra no se declare democristiano yo estoy tranquilo», ha dicho Rajoy, despertando la carcajada fácil del público.
Pablo Motos, en uno de los pocos momentos divertidos de la entrevista, le ha preguntado a Rajoy que siendo tan buen orador como es, cómo es posible que «la cague» tanto en los discursos. Rajoy se ha reído y ha aceptado la crítica. Aunque ha recordado, por si «alguien tiene alguna duda», que a los alcaldes los eligen los vecinos y no al revés, como él dijo en un acto electoral en Benavente (Zamora) el diciembre pasado y que se convirtió en viral en las redes sociales.
No es fácil ver a Rajoy en este registro. Lo máximo que hizo el pasado diciembre fue sentarse en un sofá y cocinar junto a Bertín Osborne. Esta entrevista no ha sido muy distinta. Sólo gracias a dos hormigas de peluche hemos sabido que nunca utiliza el teléfono negro que hay en su despacho para hablar sin ser escuchado porque es muy complicado. También que por la noche duerme y no se dedica a dar paseos por el Palacio de la Moncloa. Que hizo la mili en un pueblo de Valencia y que allí fue la única vez en su vida que disparó un arma y que no era muy bueno. Y que no se volvería a subir a un helicóptero ni aunque con ello volviera a ganar con mayoría absoluta el próximo 26J.
Elsa S. Vejo