lunes, septiembre 30, 2024
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El 26J destierra todo atisbo de revuelta contra Mariano Rajoy en el PP

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Hoy nadie ha tosido al líder del Partido Popular. Es cierto que en ningún Comité Ejecutivo Nacional de los cinco últimos años nadie ha tomado la palabra para decirle a Mariano Rajoy lo que verdaderamente pensaba de los resultados obtenidos. La necesidad imperiosa de renovación era un clamor silenciado. Que existía, pero que algunos sufrían en silencio convocatoria tras convocatoria.

Pero siempre había muestras de cansancio, de hartazgo y de desolación en algunos de los miembros que los lunes postelectorales acudían a los cónclaves convocados para analizar los resultados. Algunos de ellos desastrosos, como los del pasado 20 de diciembre, que pese a ganar las elecciones, las opciones de formar gobierno se antojaban muy complicadas.

En los últimos tiempos, incluso muchos de los 'populares' más críticos se inventaban las excusas que hicieran falta incluso para que las cámaras no captarán su desesperación. Pero en menos de 24 horas todo cambió.

Este domingo a las 8 de la tarde, esta sensación generalizada desde hace tres años en el PP parecía volverse a apoderar de sus miembros. Cautela y preocupación a raudales corría por la sede nacional de los 'populares' con los sondeos a pie de urna en la mano.

Pero fue cuestión de dos horas. A las 10 de la noche y con el escrutinio bien avanzado, la celebración en la planta noble de Génova, 13 ya era ensordecedora. La euforia se apoderó de la cúpula del PP, pero especialmente de su líder, que le costó incluso articular un discurso coherente y con sentido.

«Rajoy para rato»

Pero no importa, hoy en el Partido Popular todo el mundo le ha perdonado sus pecados. Los aplausos con los que su Comité Ejecutivo le ha recibido este lunes en Génova son la muestra evidente de que aún hay «Rajoy para rato». Él no tiene intención de marcharse y los 14 escaños y 600.000 votos más respecto al 20D le han dado oxígeno durante una buena temporada más.

La renovación en el PP es probable que tenga que esperar. El líder del PP ha sido el encargado este lunes de comparecer en la sede nacional y hacer lo que ayer no hizo: analizar los resultados. Su cara denotaba cansancio, pero no de hastío, sino probablemente de una celebración que se alargó en exceso.

También su equipo está cansado. Pero dice el refrán que gusto con sarna no pica. Y hoy nadie ha querido perderse este encuentro. Lleno total en el Comité Ejecutivo Nacional. Y a la comparecencia lo ha hecho acompañado no sólo de su secretaria general, María Dolores de Cospedal, que ya a penas se deja ver por la sala de prensa, sino también de sus vicesecretarios Pablo Casado y Fernando Martínez-Maillo, su jefe de Gabinete, Jorge Moragas, su asistente, Sergio Ramos, y la secretaria de Estado de Comunicación, Carmen Martínez Castro.

Ha comenzado su intervención dando las gracias, que ayer con la euforia y el alboroto de sus militantes fue prácticamente imposible. Y después ha lanzado una ristra de cifras que demuestran el poderío que volvió a alcanzar este domingo el PP: un 10% más de votos pese a haber habido más de un millón menos de votantes. Dos millones de votos de diferencia respecto al PSOE. Y primera fuerza política en todas las comunidades autónomas salvo el País Vasco y Cataluña. Mejor incluso que en 2011, pese a que entonces alcanzó la mayoría absoluta.

Pide a PSOE y Ciudadanos «responsabilidad»

Rajoy ha asegurado ser consciente de que estos resultados no le convierten en presidente y que tendrá que pactar. Su prioridad es formar un Gobierno «estable» y capaz de hacer frente a los próximos cuatro años de gestión sin excesivos problemas. Para ello intentará contar con el apoyo del PSOE, a quien llamará en primer lugar para tantear su disposición.

A partir de ahí, el líder del PP ha asegurado que entablará contacto con todas las fuerzas políticas, como hizo tras el 20D, aunque sólo llegará a pactos con las constitucionalistas. Esto quiere decir que es probable que volvamos a ver a Pablo Iglesias en La Moncloa aunque no sea para hablar de pacto.

Rajoy ha vuelto a abogar claramente por una gran coalición con el PSOE pero no ha descartado ninguna fórmula. Está dispuesta a gobernar en minoría con el apoyo de Ciudadanos y los nacionalistas vascos y canarios. Y también está dispuesto a hablar de sillones si con eso convence a PSOE y Ciudadanos para formar un gobierno de coalición.

Lo que sí ha dejado claro el líder del PP es que no se plantea bajo ningún concepto dar un paso atrás. Ha intentado restar importancia a los vetos impuestos por los socialistas y Albert Rivera y ha recordado que en «campaña todos hemos hablado de todos».

En este sentido, Rajoy ha apelado a la «responsabilidad» de ambas formaciones y ha asegurado que la parecería «grotesco» volver a repetir unas terceras elecciones teniendo en cuenta los resultados arrojados por las urnas.

Por ello Rajoy ha apostado porque al final de julio o principios de agosto «España tenga gobierno». La ronda de negociación aún no está claro cuándo comenzará. Rajoy viaja mañana a Bruselas cómo presidente del Gobierno en funciones y ya ha advertido de que las reuniones en el Consejo Europeo es probable que se alarguen por el tema del Brexit.

Así que hasta final de esta semana quizás no haya mucho movimiento. Ahora la prioridad es formar gobierno que si no es con el PSOE podría ser con Ciudadanos, PNV, Coalición Canaria y Nueva Canaria, que ya ha mostrado su disposición a abstenerse.

A partir de aquí, y si finalmente hay gobierno, Rajoy ha confirmado que empezará a convocar los Congresos del partido que tocan. Primero el Congreso Nacional y a partir de ahí, regionales y provinciales. El PP no cree que estos cónclaves se celebren antes de septiembre.

Elsa S. Vejo

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