sábado, septiembre 21, 2024
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Las escuchas alejan a Fernández Díaz de su gran sueño político

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Al ministro del Interior, Jorge Férnandez Díaz, sólo le queda por cumplir un sueño político: ser el presidente del Congreso de los Diputados. Después de 20 años de “servicio” a Mariano Rajoy pensó que en 2011 había llegado su momento. Y por ello, la desilusión que sintió cuando el líder del PP (al que considera como “parte de su familia”) decidió que ese jugoso caramelo recayera en manos de Jesús Posada, fue muy dolorosa para él. A él le tenía reservado uno de las carteras ministeriales más importantes del Gobierno, pero a sus 62 años ya se veía en la presidencia del Parlamento Nacional.

“Recuerdo perfectamente las caras de Fernández Díaz y Posada cuando entraron en la Junta Directiva en la que Rajoy iba a anunciar al nuevo presidente del Congreso. La cara de funeral de Jorge y la sonrisa de oreja a oreja de Jesús”, recuerda un ‘popular’ presente en la reunión del máximo órgano entre Congresos. De hecho, esta fue la primera sorpresa del líder del PP, que concluiría con el nombramiento al completo de su Ejecutivo. Pocas quinielas acertaron alguno de esos nombramientos, que desde el principio llevó con la máxima discreción.

Internamente se daba por hecho que ese puesto recaería en Fernández Díaz. Era un secreto a voces que él anhelaba este premio político. Y que además pensaba que se lo merecía. El catalán lleva desde 1991 junto a Mariano Rajoy. Primero en la Secretaría de Estado para las Administraciones Territoriales, cuando Rajoy era ministro del ramo. Después como secretario de Educación, Universidades, Investigación y Desarrollo, cuando Rajoy pasó a ser ministro de Educación. Y después también fue secretario de Estado de Relaciones con las Cortes cuando Rajoy fue ministro de la Presidencia y vicepresidente primero del Gobierno.

Además, Fernández Díaz lleva en el Parlamento nacional desde 1989, e incluso entre 2008 y 2011 fue vicepresidente tercero de la Mesa del Congreso. Conoce perfectamente el funcionamiento interno de esta institución y por eso, en el PP daban por hecho que él sería el elegido para ser la tercera autoridad del Estado. Pero en 2011 no fue así, y en esta ocasión parece aún más complicado.

Fernández Díaz no es un candidato de consenso

Hace cinco años, Rajoy contaba con la mayoría absoluta más holgada de la historia democrática. Su poder era absoluto. Y ése hubiera sido el momento de Fernández Díaz. Hoy ya es prácticamente una misión imposible. El PP lo intentó tras las elecciones del pasado 20 de diciembre, pero sus resultados no le dejaron mucho margen de maniobra; y además existían otros candidatos de mayor consenso, como fue el caso de Patxi López. Ahora, no será mucho más sencillo.

El pasado domingo, el PP fue el único partido que mejoró sus resultados: 14 escaños y 700.000 votos más en seis meses. Pero eso no asegura nada a los ‘populares’. Hoy están más cerca de gobernar, pero el proceso de negociación será duro. Las concesiones no podrán faltar; y uno de los puestos que probablemente tenga que ceder el PP sea la Presidencia del Congreso. Un puesto por el que habitualmente suele haber codazos. Rajoy ya ha dejado claro que está dispuesto a negociar todo salvo su marcha. Y puede que éste sea uno de los caramelos (con un sueldo medio de 10.000 euros mensuales) que ofrezca.

Ahora bien, si el PP finalmente tiene opciones de proponer un candidato para este puesto, tendrá que ser una persona que pueda consensuar con el resto de fuerzas. Y ahí es donde parece complicado que Fernández Díaz consiga lograr ese consenso. La valoración ciudadana de este ministro está por los suelos; y el último escándalo en el que se ha visto envuelto no ha mejorado su imagen pública.

Las escuchas filtradas con el director de la oficina Antifraude de Cataluña no han perjudicado electoralmente al Partido Popular, pero es probable que el nombre de Fernández Díaz no convenza al resto de partidos, y menos aún si estos proponen colocar a alguno de los suyos en este puesto. El PP tiene asumido que la Presidencia del Congreso la tendrá que ceder o al PSOE, a quien propondrá de nuevo la ‘gran coalición’, o a Ciudadanos, a quien necesitaría en caso de gobernar en minoría con su apoyo o abstención, la del PNV y la de los nacionalistas canarios.

Elsa S. Vejo

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