El paleontólogo Eudald Carbonell, vicepresidente de la Fundación Atapuerca, y el empresario gastronómico Ferrán Adriá, presidente de elBullifoundation, han firmado hoy un convenio de colaboración para fusionar estudios sobre evolución y gastronomía.
Carbonell ha explicado a los periodistas que el objetivo a largo plazo es trabajar en una teoría de la evolución ligada a la alimentación «como base de la antropología».
El primer paso, ha añadido Adriá, será un trabajo conjunto sobre «cómo empezó la cocina» en el Paleolítico, que se desarrollará a partir de septiembre en distintos formatos como papel o medios audiovisuales.
A través del acuerdo firmado hoy, la Fundación Atapuerca actuará como asesora de elBullifoundation en sus preguntas relacionadas con la prehistoria, e identificará para cada caso concreto a los científicos adecuados para el desarrollo de sus proyectos.
Una de las líneas de actuación, según Adriá, será la implicación de la industria alimentaria que, en su opinión, podría financiar becas específicas para investigaciones sobre gastronomía y evolución en un «proyecto único en el mundo».
Ese sector representa el veinticinco por ciento del PIB, por lo que de esa manera podría devolver a la sociedad parte de sus beneficios, ha añadido.
Su objetivo a medio plazo sería la creación de un centenar de becas y lograr la internacionalización del proyecto a través de varios centros de investigación en los Estados Unidos.
ElBullifoundation es una entidad creada para desarrollar y promover el conocimiento interdisciplinar en gastronomía a través del denominado Proyecto Sapiens, que apuesta por la innovación, una herramienta para el conocimiento porque, según ha precisado Adriá, «para innovar hay que crear y para crear hay que conocer».
Y para conocer los orígenes de la cocina, el presidente de elbullifoundation ha visitado hoy en Burgos el Museo de la Evolución Humana y mañana los yacimientos de Atapuerca que se encuentran en plena campaña de excavación.
Para buscar los orígenes, Adriá ha dejado claro que hay que empezar por definir qué es cocina «y saber que no empezó con el fuego, ya que se puede cocinar sin este elemento y nuestros antepasados comían carne secada al sol o en salazón», ha puesto como ejemplo.
Se ha mostrado partidario de replantear el lenguaje utilizado en gastronomía y alimentación dentro de aspectos como los productos naturales frente a los ecológicos o las plantas que comían nuestros antepasados, ya que la agricultura no se inventó hasta hace 10.000 años y el proyecto con Atapuerca analiza dos millones y medio de años.
Tanto Adriá como Carbonell ha coincidido en que este convenio ha fraguado después de varios años, cuando las dos partes «estaban preparadas», para aportar cosas mutuamente y colaborar en la divulgación de la evolución y la gastronomía.
EFE