El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, ha dibujado este lunes un escenario incierto para el futuro de la formación morada tras el 26J, en el que ve tan posible que dentro de cuatro años puedan ganar las elecciones como «pegarse una hostia de proporciones bíblicas».
Esas han sido las palabras de Iglesias durante el curso «El tema de nuestro tiempo: pensar en el futuro» de la Universidad Complutense de Madrid, en el que se han analizado algunas de las causas de la pérdida de un millón de votos para la formación morada.
Iglesias ha defendido la alianza con IU reconociendo que nunca podrá saberse con certeza qué hubiera pasado si no se hubiera materializado, pero también que en su opinión el resultado hubiera sido peor.
A su juicio, el 26J ha cerrado un ciclo y, a partir de ahora, la formación morada entra en una etapa en la que se tendrá que «convertir en un partido normal».
Ese camino a la normalización «tiene enormes riesgos», según Iglesias, que cree que Unidos Podemos ha construido un nuevo espacio político en el que «la vieja política puede estar», pero que «está por ver si sobrevive» como «eje vertebrador o núcleo irradiador» de los sectores a los que ha conseguido aglutinar.
Podemos, en su opinión, tendrá que saber conciliar que «tenemos un pueblo al que le gusta la estabilidad» y a la vez no convertirse en un partido más».
Para Iglesias, el debate tras el 26J debe ser «asumir lo que viene»: «Un escenario nuevo y un desafío que me impresiona e incluso me acojona. Pasar de ser partisanos a un ejercito regular no es fácil y nada garantiza que nos vaya bien», ha dicho.
«Se acabó la hipótesis Podemos», «se acabó la gramática que a nosotros nos permitía jugar con cierta soltura«, ha continuado para explicar que el «estilo» de la formación morada ya no podrá ser tan «sexy» ni mantener el mismo «swing».
Aunque se ha mostrado convencido de que es posible que en cuatro años tengan votos suficientes para formar Gobierno, también ha reconocido que no será «nada sencillo».
«Puede ser que ganemos o que nos demos una hostia de proporciones bíblicas, las dos cosas son perfectamente posibles», ha recalcado después de apuntar que la clave estará en el «entendimiento» con el PSOE, porque ambos partidos están llamados a entenderse para gobernar.
Tampoco descarta que finalmente el PSOE se haga el «harakiri político» permitiendo un Gobierno del PP, lo que a su juicio conduciría a Podemos a la mayoría absoluta en unas próximas elecciones.
Al análisis de Iglesias ha sucedido el del secretario político de la formación, Íñigo Errejón, quien también ha dado muestras del gran debate que se desarrolla en Podemos.
Errejón no excluye la posibilidad de que Podemos gobierne, pero el Podemos que puede gobernar -ha señalado- «será otra cosa», «más predecible» y «menos sexy» para los sectores ya seducidos por el proyecto, pero «que genera menos incertidumbre y miedo» entre los detractores del cambio.
Errejón, que apela a que Podemos no se convierta en una formación «enfadada» con España, ha apuntado que parte del electorado les ha pedido «darle un poco al ralentí», «bajar el ritmo» y «desacelerar».
Cree que mucha gente ha pensado: «hasta aquí ha llegado la maquina de guerra electoral, quiero ver otra cosa, quiero ver qué sois capaces de hacer para votar en clave de Gobierno».
Lo que también reconoce es que cuando Podemos gobierne «se habrá manchado de muchas cosas», pero tendrá que encontrar la forma de convertirse en la fuerza que representa «una nueva España». «Qué se identifique lo morado con la mejor y mas sana forma de ser español en el siglo XXI».
Durante el debate ha intervenido también el cofundador de Podemos Juan Carlos Monedero, quien ha planteado un escenario de «apertura brutal» en el que lejos de cerrarse un ciclo lo que se ve es «una España que bosteza» frente a «una España que emerge», «que lo viejo no termina de marcharse mientras lo nuevo no acaba de llegar».
Monedero apuesta por que Podemos siga demostrando que es útil y que lo haga, tanto en la calle, con los sindicatos y las mareas, como en el Parlamento -con sus 71 diputados y 23 senadores-, demostrando que pueden hacer políticas diferentes.
EFE