miércoles, noviembre 27, 2024
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La resurrección de Cospedal

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Nueva resurrección en ‘Génova’. Mariano Rajoy no es el único que se ha beneficiado del último empuje de las urnas, que ha servido para apuntalar su liderazgo. Hay una nueva figurada reforzada en la sede nacional. La secretaria general, María Dolores de Cospedal, ha pasado en meses de ser un cadáver político a la espera de su jubilación o una nueva ubicación en la que no molestara, a la nueva persona fuerte a la que se le presume ya el privilegio de poder elegir su futuro político entre Génova, Castilla-La Mancha e incluso La Moncloa. Las últimas elecciones la han vuelto a aupar.

Su implicación en las campañas electorales del 20 de diciembre y del 26 de junio ha sido clave para el Partido Popular. Se ha pateado las calles de aquellas circunscripciones a las que Rajoy no ha podido llegar durante los 15 días de campaña. Su papel activo en las precampañas también ha sido especialmente llamativo –y más aún cuando parecía que estaba anulada-. Y como broche final, ha conseguido mejorar los resultados del PP en Castilla-La Mancha, cuyo gobierno perdió en mayo de 2015, dando pie a que su papel en la estructura directiva del PP se difuminara aún más de puertas para afuera.

Eso sí, la confianza ciega que Rajoy le profesa ha sido clave en toda su historia en el partido. La ‘niña de Rajoy’, así es como se la conoce internamente. Y hoy ha conseguido resurgir de sus cenizas. El 20 de diciembre ya consiguió ganar las elecciones generales en Castilla-La Mancha para el PP con 10 diputados, frente a los 7 que obtuvo el PSOE. Y el 26J aumentó su distancia respecto a los socialistas en dos escaños más. Fue uno de los resultados más celebrados y valorados por los ‘populares’ durante la noche electoral. Y además será la encargada de liderar la comisión negociadora que Rajoy nombrará para formar gobierno.

Así lo ha confirmado este lunes el secretario general de Coalición Canaria, José Miguel Barragán, tras su paso por La Moncloa, donde Rajoy ha dado inicio a la primera ronda de contactos para intentar sondear las opciones que tiene para formar gobierno y en la que Cospedal ha estado presente.

Del “finito en diferido” a la resurrección

25 de febrero de 2013. “La indemnización que se pactó fue una indemnización en diferido. Y como fue una indemnización en diferido en forma de simulación o de lo que hubiera sido en diferido en partes de lo que antes era una retribución tenía que tener la retención a la seguridad social”. Éste fue el trabalenguas con el que la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, con la cara sudorosa y descompuesta, intentó explicar la comprometida relación de su partido con el extesorero ‘popular’, Luis Bárcenas, dos años después del supuesto despido.

A partir de aquí empezó su pesadilla. Las críticas internas a su labor como secretaria general durante la gestión del ‘caso Bárcenas’ fueron constantes y demoledoras. Era complicado encontrar a un dirigente ‘popular’ que se atreviera a defender a Cospedal en público y privado. La sensación generalizada en el partido era de orfandad: Rajoy se apartó del escándalo y se centró en La Moncloa; y la máxima dirigente en Génova estaba totalmente cuestionada por sus propios compañeros.

Las consecuencias no se hicieron esperar: una sangría escandalosa en las urnas. En el PP echaban la culpa a la crisis económica y las “complicadas decisiones” que había tenido que adoptar el Gobierno de Rajoy. Sin embargo, la corrupción y la gestión que el PP hizo de ella también se situó entre las causas, o al menos así lo interpretaron muchos ‘populares’. Y aquí es donde el nombre de Cospedal no salía especialmente bien parado. La presión fue mayúscula, pero lo cierto es que Rajoy nunca la dejó caer.

No fueron pocas las voces que pidieron al líder ‘popular’ que incluyera la salida de Cospedal en la última reestructuración que hizo en junio de 2015, cuando nombró a cuatro vicesecretarios nuevos para intentar sofocar el clamor interno de renovación que se instaló tras varias nefastas convocatorias electorales. Pero Rajoy no sucumbió. Se le apartó de los focos, pero no de la fontanería. En los últimos meses se dejó intuir que si el PP volvía a gobernar se le intentaría dar una «salida digna» con un ministerio «poco mediático» y podría ocupar su posición en el PP el actual vicesecretario de Organización, Fernando Martínez-Maíllo.

Hoy, la sensación generalizada que impera en el PP es que Cospedal estará donde ella quiera. Por lo pronto estará al frente de las negociaciones para formar gobierno, que no parecen sencillas. Su papel será clave y probablemente su futuro más inmediato lo determine su nuevo papel protagonista.

Elsa S. Vejo

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