El concejal de Ahora Madrid Guillermo Zapata ha dicho hoy que no ha tenido acceso al auto por el que la Audiencia Nacional ha acordado llevarlo a juicio por el tuit que publicó sobre Irene Villa en 2011, y ha afirmado: «Nos quieren tristes, no les daremos ese placer».
En su cuenta de la red social de Facebook, Zapata ha informado de que el recurso presentado por la asociación Dignidad y Justicia y Manos Limpias ha sido admitido.
«Se me juzgará, por tanto, por un posible delito de humillación a las víctimas del terrorismo por unos tuits que escribí entrecomillados en 2011, en el contexto de un debate sobre los límites del humor», ha apuntado.
En su escrito, ha recordado que el caso fue archivado por el juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz «porque la Fiscalía no veía indicios de delito en el mismo».
Sin embargo, ha optado por no hacer comentarios sobre esta última decisión judicial, ya que ha señalado que no ha tenido acceso a este auto ni a ninguno de los anteriores.
«En cualquier caso, creo que no me corresponde a mí valorarlo, sino aceptar el resultado del mismo, como he hecho a lo largo de todo este proceso y respetar las decisiones judiciales», ha señalado.
Pedraz, que ha llegado a archivar hasta en tres ocasiones la causa, indicó que el tuit -«Han tenido que cerrar el cementerio de las niñas de Alcàsser para que no vaya Irene Villa a por repuestos»- fue publicado por Zapata cuatro años antes de ser nombrado cargo público, por lo que la repercusión posterior y «la alarma social» denunciada no era atribuible al concejal.
Por el contrario, los dos magistrados que han acordado la reapertura del caso y la consiguiente apertura de juicio -Concepción Espejel y Enrique López (recusados en Gürtel por afinidad ideológica al PP)- creen que esa frase «tiene plena idoneidad para ofender» y «no se puede descartar de forma suficiente como para provocar la decisión de sobreseimiento adoptada por el instructor, y en consecuencia debe ser abierto juicio oral».
Zapata -que renunció a dirigir el área de Cultura y Deportes dos días después de ser nombrado- ha comentado que hace «muchos meses» asumió que no podía «controlar» esta situación y optó por hacer su trabajo, «sabiendo que no sería suficiente».
«Defender las cosas en las que creo y seguir adelante sabiendo que no soy más que una parte muy pequeña de un proceso de cambio mucho más amplio y que me hace profundamente feliz», ha comentado.
En su publicación de Facebook, ha dicho que en este proceso hay «algo curiosamente paradójico» que es «de agradecer»: la oportunidad de reunirse con representantes de varias asociaciones de víctimas del terrorismo, «escucharles y aprender de ellos y del trabajo incansable que hacen».
«Conversar tranquilamente con estas personas es una de las cosas más potentes política y emocionalmente que me han pasado en todo este tiempo», ha manifestado.
«Nos quieren tristes, no les daremos ese placer. Seguimos», concluye.
Efe