El equipo del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, mantiene conversaciones secretas para intentar formar gobierno, pero no con el Partido Popular, a quien ya le ha dicho, por activa y por pasiva, en público y en privado, que el voto en su investidura será un “no” inamovible. Y así se lo volverá a reiterar este martes a Mariano Rajoy. Los contactos actuales son con los nacionalistas e independentistas, tanto vascos como catalanes. Sánchez aún no ha renunciado a ser presidente del Gobierno. Así lo advierten fuentes socialistas. Y su plan ya está en marcha.
“¿Fue un error el veto del Comité Federal del PSOE a los independentistas?” Esta importante pregunta formulada al socialista la semana pasada, tras su reunión con Mariano Rajoy en el Congreso para reiterarle el “no” de su partido, pasó totalmente desapercibida. Sánchez se puso nervioso, pero como al inicio de la comparecencia ya había advertido de que no contestaría más de un pregunta, incluidas las repreguntas, salió indemne cuando nadie más recogió el testigo.
Unos minutos antes de plantearse esta pregunta, el secretario general socialista había insistido en varias ocasiones que había que «tender puentes» e intentar que «participen» las fuerzas nacionalistas en la gobernabilidad de España. Sánchez se escudó en el pacto alcanzado en la Mesa del Congreso de los Diputados entre el PP y Ciudadanos y que contó con el apoyo explícito de 10 nacionalistas, para reiterar insistentemente que le “alegraba” y le parecía “importante” que el PP acabara con ese «cordón sanitario» a los nacionalistas.
Es más, Sánchez en esta comparecencia animó a Mariano Rajoy a “normalizar” las relaciones con ellos y aprovechó para meter el dedo en el ojo. “Yo no le criticaré por ello, como él sí hizo conmigo. Es más, le animaré a hacerlo”, espetó Sánchez, convencido de que el acuerdo de gobernabilidad de Rajoy tiene que pasar por las que a su juicio son las fuerzas conservadoras representadas en el Congreso y que le bastarían para ser investido presidente del Gobierno sin contar con los votos del PSOE: Ciudadanos, PNV y la antigua CDC.
Las opciones del PSOE, las mismas que el 20D
Precisamente, las mismas fuerzas con las que el PSOE o bien ha negociado, o lo está haciendo en este momento. Pedro Sánchez obtuvo 5 escaños menos en las últimas elecciones respecto al 20D. No consiguió salir investido con 90 escaños, aunque entonces su Comité Federal le cortó la vía nacionalista e independentista. Hoy, todas las opciones vuelven a estar sobre la mesa de la dirección de Ferraz: PSOE-Podemos-Ciudadanos o PSOE-Podemos y nacionalistas.
La primera fracasó hace cuatro meses, aunque hoy hay quien cree que Podemos podría pasar por el aro si se repitiera la fórmula. Pablo Iglesias ya aseguró la semana pasada que estaría encantado de recibir una nueva oferta del PSOE, aunque también advirtió de que lo veía “muy complicado”, puesto que estaba convencido de que al final Ciudadanos acabaría votando “sí” y pondría en bandeja “la abstención” del PSOE, tal y como reclama la vieja guardia.
La segunda fue una opción totalmente rechazada. Aunque hoy, tras el acuerdo de la Mesa del Congreso, parece más plausible. Ahora bien, ese escenario se está complicando por momentos. Según Sánchez, la solución a todo lo que está ocurriendo en Cataluña (incluida la última declaración unilateral de desconexión aprobada por el Parlamento catalán), tiene que venir «de la mano» de un entendimiento con las fuerzas independentistas y que tienen que afrontar las instituciones del Gobierno central. En esta ecuación la colaboración de Podemos sería más sencilla.
Todos ellos sutiles mensajes que parecen apuntar en una dirección concreta, o así al menos lo advierten ya desde dentro del propio Partido Socialista. Sánchez no ha perdido la esperanza de ser presidente del Gobierno.
Por lo pronto, Sánchez no ha querido apoyar al PP en nada relativo al Partido Demócrata Catalán, la antigua Convergencia. No lo ha hecho en el Senado, donde los nacionalistas catalanes se han quedado sin grupo propio por primera vez desde 1977 con los únicos votos negativos del PP. El PSOE se ha abstenido. Un escenario que también podría repetirse en el Congreso, pese a la guerra judicial abierta entre el Estado central y las instituciones catalanas.
Hay un sector socialista absolutamente convencido de que Pedro Sánchez no quiere perder su poder en el PSOE y de que hará todo lo que esté en su mano para conservarlo. A estas alturas (tras dos derrotas consecutivas revalidando los peores resultados de la formación) la única manera de hacerlo es obteniendo el trono monclovita. En ese caso nadie le toserá.
Sánchez busca el fracaso de Rajoy
Aunque para ello también necesitará el fracaso de Rajoy en el Congreso y poder presentarse ante la ciudadanía como “la solución” a una tercera convocatoria electoral. He ahí la insistencia de los socialistas para que el PP no vuelva a esquivar el debate parlamentario y eluda acudir a la investidura tras alegar que no cuenta con los apoyos necesarios.
El portavoz del PSOE en el Congreso, Antonio Hernando, intentó desviar la atención horas antes del encuentro de Pedro Sánchez con el Rey en La Zarzuela. Fue contundente cuando negó que existiera algún plan oculto del PP para presentarse como alternativa de gobierno si Rajoy no lograba los apoyos necesarios. Pero lo cierto es que Sánchez no fue nada claro en ninguna de las dos comparecencia oficiales protagonizadas desde el 26J (una tras su encuentro con Rajoy, y otra tras su reunión con el rey).
Más bien todo lo contrario. Y de hecho, hay quien cree, tanto en el PP como en el PSOE, que estas veladas insinuaciones son las que obligaron a Rajoy a coger la vez para presentarse a la investidura, pero sin asegurarlo. Es decir, a retorcer la ley y aceptar el encargo del rey con condiciones. No ha asegurado si pedirá oficialmente la confianza de las Cámaras, pero por el momento sí ha logrado contener al PSOE. ¿Durante cuánto tiempo? Esa es aún una incógnita difícil de despejar.
Elsa S. Vejo