Las críticas al unísono a Rafael Nadal y a la bandera de España que esta semana llevaba a cabo Pablo Hasel, el rapero amigo de líderes de Podemos como Pablo Iglesias y Juan Carlos Monedero, han sacado de quicio a Alfonso Ussía, que no ha dudado en sacar toda su artillería contra él en su habitual columna de La Razón.
Si el músico lamentaba que «el facha millonario de Rafa Nadal se indigna por una estelada, no por la miseria de su amado Estado podrido. Todo por la pasta», en referencia a los gestos del tenista al ver la bandera independentista en la ceremonia de entrega de su medalla en Río, el escritor recordaba que «en Podemos, Rafael Nadal no es querido. Lo mismo que en el PCE y en un sector del 'chiringuítez' de Almería, del PSOE. Rafael los ha vencido con su patriotismo, con su amor a España, con su orgullo de ciudadano ejemplar».
Claro que su mayor ira salía a relucir al analizar la frase de Hasel de «¿Vamos, Rafa? Lo más asqueroso cada vez que este «patriota» gana, es aguantar esa puta bandera ondeando. ¡Qué asco!». Ussía afirmaba al respecto: «¿Puta bandera? Puta su puta madre, la del autor del texto. ¿Asqueroso? Asquerosa su condición de rata de ciudad y persisto en referirme al cobarde camuflado y autor del texto».
Para el columnista, Nadal no sólo es la síntesis de la admiración común. Nos unE y nos reúne. Es nobleza y pueblo. Para mí, la exposición permanente del patriotismo», sino «es España, la buena España, la que ama y aplaude, la que sabe agradecer y no herir, la que carece de rencores y guarda nuestros mejores sentimientos».
Por el contrario, cree que Hasel «ocupa un rincón del odio de los fracasados, de los cretinos, de los imbéciles y de los envidiosos. En los círculos morados, es Rafael el objetivo de sus carencias y miserias», y hasta le relaciona con la Alemania Nazi, «de muy probable constatación si tuviéramos la paciencia de repasar, nombre tras nombre, la relación de miembros de las SS».
Ussía considera que «Hasel es un pordiosero de la envidia, un mendigo mediocre, en pos del triunfo que no le ha abrazo jamás», y, por supuesto, al compararle con el tenista sale también mal parado, «mientras el pobre Hasel llena sus llamados conciertos con decenas de rémoras del descontento y la suciedad, Nadal reúne a millones de espectadores de todo el mundo».
M. A.