lunes, septiembre 30, 2024
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Un Debate del estado de la Región que suena a nación

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Cristina Cifuentes se ha convertido en el pararrayos de las tormentas del PP, las que asedian Madrid y las que afectan al partido a nivel nacional. Para los suyos es un referente y alardean de su gestión al frente del Gobierno de la Comunidad de Madrid. Es una pieza clave en su formación y prueba de ello ha sido la presencia este martes de altos dirigentes ‘populares’ en la Asamblea para arropar a la presidenta en su estreno en el Debate del estado de la Región. Fue una de las principales voces críticas del PP en el ‘caso Soria’. Cuestionó públicamente su nombramiento y Pablo Casado, Javier Maroto, Andrea Levy e incluso María Dolores de Cospedal, que apoyó el nombramiento del exministro de Industria, han cerrado filas junto a ella. Cifuentes se ha situado en la escena de la política nacional, a pesar de ocupar cargos a nivel regional, gracias a una intensa campaña centrada en potenciar su imagen y al apoyo de los grandes medios de comunicación. 

Pero no solo encandila a los suyos, también a Ciudadanos, por lo menos en el parlamento regional. Cifuentes ha logrado domesticar a la formación naranja con la que ha suscrito su acuerdo de investidura. Aunque a veces existen desacuerdos entre ellos logran superar airosos sus rifirrafes. En estos quince meses la formación liderada por Ignacio Aguado en la Comunidad de Madrid ha apoyado al Ejecutivo en la mayoría de las iniciativas y medidas y el acuerdo no ha peligrado en ningún momento. Tampoco por los casos de corrupción que salpican al PP de Madrid. De hecho, el pasado mes de julio el juez del caso Púnica solicitó documentación para aclarar la participación del ‘número 3’ de Cifuentes, Jaime González Taboada, en la gestión irregular de mil millones de euros públicos y el pacto sigue vigente. Es más, ese mismo mes Daniel Ortiz, diputado del PP, dimitió de su cargo por su implicación en el caso Púnica. 

Sin embargo, no siempre han sido buenos tiempos para Cristina Cifuentes. Su nombramiento como Delegada del Gobierno de Madrid en 2012 la catapultó al estrellato, pero no precisamente por las alabanzas a su gestión sino todo lo contrario. Se cuestionó su dirección al frente de la Delegación, en concreto por la actuación de la Policía durante las manifestaciones que se sucedieron en la capital bajo su mandato y que en numerosas ocasiones finalizaron con manifestantes agredidos. Pero decidió rentabilizar su gestión y su presencia en distintos platós de televisión fue continua. Sus apariciones públicas aumentaron cuando fue designada candidata a presidir la Comunidad de Madrid. Fue entonces cuando puso en marcha una operación de márketing mediático -republicana, agnóstica y proabortista- y prometió un PP renovado y «tolerancia cero con la corrupción». Ganó las autonómicas y fue investida presidenta con el apoyo de Ciudadanos. Fue la encargada de dirigir la gestora del PP de Madrid tras la salida de Aguirre. Con el partido en Madrid hecho trizas por la corrupción que asola a la formación, tomó las riendas y probablemente sea la próxima presidenta del partido en la región. Siempre pasando por primarias, dice. 

Este martes ha superado airosa la primera sesión de su primer Debate sobre estado de la Región con un discurso templado y preparado para contentar a los suyos. Ha destacado e insistido en la puesta en marcha de políticas sociales y ha recalcado la capacidad de diálogo y acuerdo de su Ejecutivo. Mañana se enfrenta al segundo día, esta vez con turno de réplica del resto de grupos parlamentarios y según las declaraciones y valoraciones que han realizado los portavoces al término de la sesión, puede que no lo tenga nada fácil. Ni Ciudadanos, ni Podemos ni PSOE se han mostrado satisfechos con la primera intervención de la presidenta de la Comunidad de Madrid. 

Marina García-Rico

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