miércoles, noviembre 27, 2024
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Podemos, cisma y cisco

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Las redes sociales son un medio de comunicación que a veces delata la falta de comunicación. Pablo Iglesias y su 'número dos', Íñigo Errejón, no han podido evitar chocar en las redes, lo que ha evidenciado la guerra, no tan soterrada, que vive la joven formación morada. Al segundo intercambio dialéctico Iglesias no ha podido contenerse y ha reprochado públicamente a Errejón los malos resultados de la campaña que dirigió: “Sí compañero @ierrejon pero en Junio dejamos de seducir a 1 millón de personas. Hablando claro y siendo diferentes seducimos más”. Un directo a la mandíbula del portavoz del partido en el Congreso. Ha sido encender la espoleta los líderes y las facciones de Podemos han empezado a pelearse en público, sin contemplaciones. Todo es visible en los perfiles de Twitter.

Ante los reveses electorales, que causaron un impacto grave en Podemos, Pablo Iglesias ha decidido refugiarse en su círculo más íntimo y sus nuevos aliados, la facción de los Anticapitalistas, sus antiguos rivales. El secretario General y el portavoz son amigos desde que coincidieron en la facultad de Políticas. Pero la verdadera guardia de corps de Iglesias la forman otras personalidades, como Luis Alegre, Jorge Lago o Ramón Espinar. Un grupo bastante elitista desde el punto de vista intelectual y también social. La batalla por el control de Madrid, que lleva ya varias escaramuzas desde hace más de un año, es el terreno en que dirimirán sus fuerzas.

Luis Alegre precisamente fue el encargado por Pablo Iglesias para dirigir la organización en Madrid. Pero la capital es territorio muy plural. Alegre provocó la indignación de buena parte de los círculos que inicialmente, y con un punto de ingenuidad, se integraron como bases de Podemos. La acusación suele ser tener siempre las mismas constantes: elitismo y dirección desconectada de la base.

En Madrid, donde Podemos ha conseguido amplias cotas de poder, el desbarajuste es visible. Por un lado en el Ayuntamiento, donde Carmena reina sin mucho gobierno en un grupo de concejales que a menudo vota en contra de sí mismo. Allí afloran los ‘podemitas’, que luchan contra los anticapitalistas (Guillermo Zapata, Celia Meyer y Romy Arce como líderes destacados) y los burócratas más cercanos a Carmena, como su sobrino Luis Cueto, el alcalde “ejecutivo” de la ciudad, que se zafan por hacer algo de gestión. Espectadores más o menos activos, los aliados de otros partidos como Equo.

En la Asamblea de Madrid el portavoz es Juan Manuel López, que está ganando una reputación de dialogante y sólido, pero al que hacen más caso los diputados de otros partidos que los suyos propios, en clara gresca interna. El punto de crispación –según fuentes del Grupo– es la actitud de Ramón Espinar, con quien pocos están de acuerdo, en sus formas y su fondo.

El mapa de lo que pasa en Madrid es, a escala, lo que sucede con Podemos a nivel nacional. La línea dura y gritona contra los estrategas más moderados. Los anticapitalistas, captados por Iglesias para desequilibrar a su favor la lucha de poder. Antes de las ultimas elecciones Iglesias purgó en plaza pública (las redes sociales) al secretario de Organización de Podemos, Sergio Pascual, además con oprobio. Un hombre de Íñigo Errejón. Hábilmente Iglesias dio el cargo a su enemigo de la célebre Asamblea de Vistalegre, Pablo Echenique. Así metía en su zurrón a los Anticapitalistas que lidera Miguel Urban, entre los que hay notables como Teresa Rodríguez –líder en Andalucía–, Kichi, o los ya populares concejales madrileños.

Tania vs Pablo

La candidatura de oposición presentada en Madrid, liderada por Rita Maestre –expareja de Errejón–, Tania Sánchez –expareja de Iglesias– y Juan Manuel López se vio como ‘casus belli’ por Iglesias. Su hombre para Madrid es Ramón Espinar, agresivo parlamentario en Madrid y senador, hijo homónimo del expresidente de la Asamblea de Madrid y exconsejero de Bankia, del que ahora reniega su vástago. Otro vástago notorio, Pablo Bustinduy se ha hecho muy cercano a Iglesias tras la etapa en el Parlamento Europeo.

Tania Sánchez es diputada en el Congreso de los Diputados tras asegurar que “no es no” en cuanto a su entrada en Podemos. Sin embargo, el idilio ha durado poco: tras prepararse incluso en un curso de Defensa Nacional y entrar en la Asamblea Atlántica, Iglesias le ha quitado la portavocía de Defensa. La mujer de confianza –y pareja– de Iglesias es ahora la ascendente Irene Montero.

A los otros amigos de Iglesias no les ha ido bien. Lago fracasó en su intento cunero en Salamanca y Alegre esta inhabilitado políticamente para volver a llevar las riendas de Madrid. Sin embargo, pesan en el pensamiento político del secretario general de Podemos.

La entrada en las instituciones no nos ha sentado bien a veces”, ha dicho esta misma semana Iglesias en un mitin, en Galicia. Su grupo parlamentario, en realidad, es bastante poco fiable para el líder. Buena parte pertenecen a los aliados territoriales, como las Mareas, Compromís o los catalanes, que actúan por su cuenta y son casi autónomos de Iglesias y su 'troupe'. De entre los suyos, la división es grande.

Porque Errejón tiene su tirón, tanto entre las bases como, sobre todo, entre los cuadros de Podemos. Además de los aliados de Madrid –López, Maestre, Tania, el concejal García Castaño, entre otros–, otro peso pesado de Podemos está con él, Miguel Ardanuy. En el Grupo Parlamentario Errejón tiene otro puntal, Miguel Vila –excámara de televisión–, que también se ha hecho muy cercano a Tania Sánchez.

Parece menos claro dónde está Carolina Bescansa, la tercera gran fundadora de Podemos. Juan Carlos Monedero claramente se inclina por Iglesias, porque prefiere la línea dura y sin concesiones. Bescansa, cuyas encuestas no previeron el frenazo electoral estuvo también implicada en la campaña y su estrategia, de la que ahora reniega Iglesias, se mantiene públicamente neutra.

Pero el paso fundamental de la campaña no fue el tono, sino las alianzas. El hecho más decisivo de la estrategia de Podemos el 26J fue el pacto entre Iglesias y Alberto Garzón que incorporó a Izquierda Unida a las listas de Podemos. “Uno más uno no suman dos”, dijo entonces Errejón, contrario al pacto. Y así parece que fue finalmente.

En medio quedan, en cierta perplejidad, los partidos aliados de Podemos, tanto los periféricos como Equo e Izquierda Unida, que rescató una portavocía para Alberto Garzón in extremis, cuando ya se había montado otro escándalo en la prensa, ya que inicialmente quedaba tan marginado como los otros nombres que coló IU en el Congreso.

Las voces más malvadas del Congreso aseguran que el destino final de Errejón será emigrar a otro partido junto a su talento político, “vamos, que acabará en el PSOE”, asegura un veterano parlamentario que asiste día a día a las peleas entre ‘podemitas’.

F. de Castro

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