Guerra abierta y encarnizada en Ferraz. Sánchez retó y el sector crítico respondió. Pasadas las cinco de la tarde del miércoles, 17 miembros de la Ejecutiva Federal dieron un paso al frente y presentaron su dimisión con un objetivo claro, derrocar al actual secretario general del PSOE. La mitad más uno, según los Estatutos del partido, provoca la extinción del máximo órgano de dirección y por lo tanto, fuerza la renuncia de Pedro Sánchez. Entre los firmantes se encuentran cabezas visibles del partido como Micaela Navarro, Carme Chacón o Emiliano García-Page.
Pero Ferraz resiste contra viento marea. César Luena, el secretario de Organización de la formación, ha sido el encargado de lanzar el mensaje para acallar al sector crítico y ha comparecido en rueda de prensa para comunicar que Sánchez seguirá al frente del partido. El actual líder socialista no solo no se marcha, sino que además se aferra a las normas estatutarias para aguantar la tormenta.
Retahíla de artículos
Tras citar una retahíla de artículos que componen los Estatutos del PSOE, Luena ha anunciado los pasos a seguir. La Ejecutiva Federal, o por lo menos lo que queda de ella, se reúne este jueves a las diez y media de la mañana con la intención de convocar un Comité Federal y un Congreso Extraordinario. No habrá Gestora. A pesar del vacío de poder que han generado las renuncias, el ‘número 2’ del PSOE ha dejado claro que Sánchez continuará aferrado al cargo: “El líder del PSOE es su secretario general y el secretario general del PSOE elegido por los militantes es Pedro Sánchez».
En definitiva, Ferraz amarra la normativa y traslada en última instancia a los militantes la elección de una nueva dirección. De hecho, ‘militancia’ ha sido la palabra más repetida en su intervención ante los medios de comunicación en la que ha aprovechado para lanzar un nuevo desafío a los críticos. “Yo me pregunto si los que no quieren dar voz a los militantes pueden dirigir el PSOE”, ha afirmado el secretario de Organización. También ha pedido “responsabilidad” y “altura de miras” a los cargos orgánicos e institucionales del PSOE.
Sin embargo, al mismo tiempo ha apelado a la necesidad que que en el partido haya una «única voz”, tal y como exigió Pedro Sánchez recientemente. Fuentes socialistas explican a este diario que dirigentes de la formación están “conmocionados” y denuncian que el “partido está secuestrado”. Aunque esperaban que Sánchez no presentase su dimisión, según apuntan las mismas fuentes. “Habrá que cambiarle la cerradura como hizo él con Tomás Gómez”.
Tensión en las filas socialistas
El miércoles por la mañana Felipe González habló y se acabó la berrea. Como en los viejos tiempos cuando sus intervenciones marcaban el sentido de todo lo que pasaba en el PSOE, sus palabras desataron el inicio de la batalla final. Un solo gesto, un comentario ofendido sobre sobre la forma de actuar del secretario general y los cuchillos comenzaron a volar. “Me sentí engañado”, dijo el expresidente del Gobierno en una entrevista concedida a la Cadena Ser. Continuó Page con los ataques: “Yo también me sentí engañado”.
Y de las palabras a los hechos. Pasadas las horas Antonio Pradas, 'número 2' de Susana Díaz, y Eva Matarín, ambos de la federación andaluza, con las 17 firmas bajo el brazo fueron los encargados de entregar las firmas en la sede socialista.
Marina García-Rico