domingo, noviembre 24, 2024
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Díaz declara la guerra a Sánchez

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Después de una noche de estupor volvió la guerra de los socialistas. Vetos, ruedas de prensa improvisadas y batallas jurídicas y orgánicas. Con este clima se reunían los restos de la Comisión Ejecutiva Federal de Pedro Sánchez para insistir en el enroque -adelantar aún más el congreso- y convertir la disidencia política en un debate sobre reglas. Mientras, en Andalucía se preparaba la puesta en escena de la rebelión: Susana Díaz compareció la tarde del jueves para hacer oficial su desafío al secretario general.

Susana Díaz bordeó las provocaciones de Sańchez cuando le exigió aclarara en qué bando está y la acusó de haberse alineado con la derecha. Frente a esas manifestaciones, Díaz eligió un discurso calmado y conciliador -oídos sordos al maltrato denunciado por Antonio Pradas y Verónica Pérez, ambos miembros del PSOE anadaluz- aunque cargado de mensajes y en el que recogió el guante: “En el PSOE no hay bandos ni el PSOE es una banda”, le espetó.

La intervención de la dirigente andaluza tenía como objetivo a los militantes y también a los votantes, que asisten perplejos a la guerra fraticida abierta en el PSOE. Ante el Comité Director el PSOE-A, convocado de urgencia, Díaz quiso elevar el tono político del discurso para evitar con él el cerrojazo de Luena y el atrincheramiento de Sánchez. Con tono pausado pero firme, la presidenta de Andalucía, se ha postulado como alternativa para “coser” y “restablecer” la fraternidad en el partido. Se ha comprometido a convocar un congreso en el que la decisión “la tomen todos los militantes” pero “sin prisas” porque según Díaz, el PSOE necesita una “una reflexión profunda”. “A partir de ahora todas las soluciones son malas. Hemos llegado a un punto en el que ninguno de los caminos que podemos elegir nos gustan”, ha añadido.

Díaz, que ha comenzado su intervención entre aplausos y ovaciones, ha querido “mandar un mensaje de tranquilidad” a los socialistas, pero ha aprovechado también para arremeter contra Sánchez. Las críticas a su actitud y a su estrategia han marcado casi todo su discurso. La dirigente andaluza no ahorró reproches: criticó en la pérdida de votos, las numerosas derrotas electorales, el haber dividido al PSOE y los pretendidos “intereses personales” que han marcado su mandato. “Cada vez que íbamos a las urnas hemos sacado peor resultado que la anterior”, subrayó. “Celebramos un Congreso hace dos años para cortar el declive del PSOE, pero no ha sido así. En estos dos años han seguido empeorando”, ha añadido. En concreto, le ha acusado de haberse “cegado por los fogonazos de los partidos nuevos”. “Cuando empezamos a defender lo que no creemos es cuando la gente nos retira el apoyo. ¿Para que van a querer la copia si tienen el original?; El PSOE tiene un gran patrimonio y las simplificaciones abusivas llevan a la organización a la división y a la fractura”, dijo.

También ha tenido palabras de afecto para los expresidentes del Gobierno, Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero. “Cómo no me voy a sentir orgullosa de Felipe y de Zapatero, de todo lo que han hecho, quisieron transformar este país y lo han hecho; el PSOE es un gran partido y todos los socialistas sabemos que ser socialista es incompatible con ser de derechas. La igualdad de oportunidades es nuestra seña de identidad. Lo de subalternos del PP me ha dolido”, manifestó.

Batalla jurídica y orgánica

En el PSOE continúa la contienda jurídica y orgánica. Los tres miembros de la Comisión de Garantías han reclamado este jueves la convocatoria urgente del órgano “en un plazo no superior a 24 horas” y en “sesión extraordinaria”. El objetivo, según han explicado, es que se pueda debatir e informar sobre la situación en la que queda el partido tras la dimisión mayoritaria de su Ejecutiva y lo que se considera una interpretación errónea de los estatutos por parte de la dirección del partido.

Sánchez, por su parte. se resiste a abandonar su cargo y el sector crítico hace uso del reglamento para tratar de forzar su salida. Desde la perspectiva de los críticos sólo hay dos opciones: que Sánchez y los suyos asuman que ya no son la Comisión Ejecutiva Federal y den paso en el Comité Federal a la constitución de una Comisión Gestora o tratar de articular una moción de censura en la reunión del sábado que definitivamente resuelva la cuestión de legalidad y legitimidad planteadas, puesto que se trata del máximo órgano de dirección entre congresos. 

Marina García-Rico

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