El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, contempla aplazar el referendo que prevé convocar en Cataluña si finalmente fuera pactado con el Estado y se acordara celebrarlo más tarde de septiembre de 2017, aunque siempre dentro de un periodo «razonable», porque no sucumbirá a una «maniobra dilatoria».
Así se ha expresado Puigdemont en una entrevista en la emisora Rac1 que ha realizado antes de volar este viernes «en turista» a Portugal, en donde saludará al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy: «Siempre que nos hemos encontrado ha sido una conversación no diré de ascensor; cordial, pero que no va a más».
Más tarde, el próximo día 10, el presidente catalán hará otro viaje, en este caso a Madrid, para participar en un coloquio que le servirá para explicar la hoja de ruta desvelada durante la cuestión de confianza celebrada en el Parlament, pero por el momento, según ha explicado, no se plantea «llamar a la puerta» del Gobierno, pues está «en refunciones».
Pese a que la CUP le exigió ayer concretar una fecha para el referendo unilateral en el debate de política general de la próxima semana, Puigdemont ha indicado que no tiene un día pensado aún, pero cree que debe ser un domingo separado en unos 15 días de la Diada, por lo que «puede ser» el día 24 de septiembre del 2017, que coincide la festividad barcelonesa de La Mercè.
Ha descartado que sea un «9N dos», porque sólo habrá una pregunta con respuesta binaria sobre la independencia y «el resultado que salga nos vincula», hasta el punto que, si gana el 'sí', «la consecuencia es la proclamación de la independencia».
En todo caso, Puigdemont ha subrayado que el compromiso de acordar el referendo con el Estado «no caduca» y, si se diera esta circunstancia, «se podría retrasar», pues está abierto a pactar la fecha, la pregunta, el quórum y la moratoria hasta volver a celebrar otro referéndum en caso de perder el 'sí'.
EFE