La guerra abierta entre en el seno del PSOE que ha acabado con la dimisión del secretario general Pedro Sánchez ha hecho vivir una jornada larga y “dolorosa” en Ferraz, según explican a Estrella Digital fuentes socialistas presentes en el Comité Federal. Partidarios y detractores del dimisionario secretario general han mantenido sus posturas férreamente durante todo el día lo que ha bloqueado el desarrollo del cónclave socialista dirigido por una Mesa donde los ‘sanchistas’ tenían mayoría pero la presidencia correspondía a Verónica Pérez, del sector crítico y afín a Susana Díaz.
Las horas de parálisis y varios recesos han precedido a una “anómala” colocación de urnas, en palabras del socialista José Antonio Pérez Tapias, el único que ha salido a hablar con la prensa durante esta jornada maratoniana. Esa “anomalía” ha sido considerada por muchos de los críticos como un intento de “pucherazo”: los ‘sanchistas’ han colocado una urna escondida sin informar sobre qué se iba a decidir ni cuál era el censo y, después, se han levantado a votar. Tampoco ha existido ningún tipo de control sobre quién votaba.
Ante la situación, los críticos se han levantado entre gritos de “cobardes” y “sinvergüenzas”, llantos y críticas de todo tipo y han comenzado a recoger firmas para promocionar una moción de censura contra Pedro Sánchez. Algunos de los presentes describen ese momento como “dantesco” y “doloroso” por la estupefacción que ha provocado una maniobra que han calificado de “torpe” por parte de los partidarios de Sánchez. Hasta a Susana Díaz se le han escapado lágrimas por la impotencia del momento, según explican socialistas presentes en el cónclave a este periódico.
Finalmente, los críticos han conseguido las firmas de más de la mitad del Comité Federal pero solo les han servido para negociar con Sánchez -que seguía enrocado en su inmovilismo- una votación sobre la celebración de un Congreso. En ese momento, Sánchez se ha visto forzado a negociar con Susana Díaz y le ha ofrecido pactar una gestora, ante lo que la líder andaluza se ha negado.
De este modo, se ha llegado al ‘juicio final’ de Sánchez: la votación sobre la celebración de un congreso, tal y como estaba previsto en el orden del día del Comité Federal. Una de las batallas que ha librado durante esta jornada el líder socialista ha sido precisamente la forma de votación del Comité Federal. Los partidarios de Sánchez confiaban en que si la votación era secreta muchos de los delegados territoriales no se verían obligados a seguir las directrices de que marca su federación.
Sin embargo, el intento de secretismo con la colocación de la urna le ha terminado saliendo caro a Sánchez, que ha escuchado como 132 de los delegados del Comité Federal se oponían a la celebración de ese congreso exprés.
“PSOE roto”
Durante esta noche, los restos de Comité Federal han nombrado al presidente asturiano Javier Fernández presidente de esa comisión gestora que se enfrenta al reto de tirar de un partido que ha quedado “roto” tras los acontecimientos de esta jornada interminable para periodistas, militantes y miembros del Comité, que apenas han podido salir de la sede de Ferraz a tomar un café.
Los números de la votación hablan por sí solos: 132 frente a 107, un partido que queda dividido y en el que harán falta muchos remiendos para continuar con la tarea que tiene por delante.
La derrota y dimisión de Sánchez, defensor de crear un gobierno alternativo de progreso y del “no” a Rajoy, deja las manos libres a los críticos para dejar que gobierne Rajoy y tiempo para que el partido consiga reconstruirse tras la fractura que se ha abierto con esta guerra civil. Los socialistas son conscientes de que en esta situación no pueden concurrir a unas elecciones y aprovecharán los próximos cuatro años con un gobierno de Rajoy para reformular este PSOE dividido.
Lo que por el momento no está claro es cómo se organizarán las filas socialistas para hacer que sea Mariano Rajoy el que lidere el gobierno de España, aunque no descartan ninguna fórmula.
Paula Pérez Cava