El exsecretario de Caja Madrid Enrique de la Torre ha negado hoy ante la Audiencia Nacional haber dado instrucciones al resto de usuarios de las polémicas tarjetas emitidas por la entidad, y ha contradicho a varios de los consejeros que le apuntaron por ser el «interlocutor» de la presidencia en temas de retribución.
Durante la novena sesión del juicio contra los 65 acusados de apropiarse del patrimonio de la caja, De la Torre ha desmentido al expresidente de la patronal madrileña Arturo Fernández, y ha explicado que no pudo entregarle la tarjeta ya que cesó como secretario un año antes de la llegada de éste en 2010.
También ha calificado de «desfachatez» las palabras del exconsejero en representación del PP Darío Fernández Yruegas, quien lamentó que la secretaría general no tuviera un mayor control sobre estos gastos, ya que, ha dicho, él no tenía acceso ni a esa información ni a las cuentas correspondientes.
«Yo era el secretario del consejo, yo no daba instrucciones a nadie, si acaso me las daban a mí», ha indicado De la Torre, aunque ha admitido que en algún caso puntual, como en el del exconsejero en representación de CCOO Rodolfo Benito o en el de Mercedes Rojo, sí aclaró lo que se entendía «exactamente por una tarjeta de gastos de representación».
Asimismo ha matizado que sí se refirió a ellas como «black a efectos fiscales», es porque eran «neutrales» al ser gastos de empresa deducibles.
En cuanto al tratamiento fiscal de los gastos, el que fuera secretario de la caja de 1996 a 2009 ha señalado que nunca dudó de que estaban incluidos en el certificado de retenciones, un discurso idéntico al del exconsejero Rafael Spottorno.
El antiguo jefe de la Casa del Rey ha señalado que siempre creyó que estaba practicando las retenciones correctas, como venía haciendo durante sus 47 años de vida laboral en los que jamás ha «discutido ni revisado si el certificado era correcto».
Por su parte, el exvicepresidente de Caja Madrid y exministro de Relaciones con las Cortes con Felipe González, Virgilio Zapatero, ha dicho no sentirse «capaz» de explicar la naturaleza de la tarjeta opaca de la entidad ni si constituía «una remuneración o una retribución».
A pesar de tales dudas, Zapatero ha revelado que, aunque la caja le dijo que podía disponer de ella para gastos de libre disposición, se impuso «a sí mismo» utilizarla exclusivamente para gastos relacionados con su actividad como vicepresidente, entre ellos, ha reiterado, «una comida madre pagada con esta tarjeta» con el actual presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri.
Mayor contundencia ha mostrado el exconsejero Francisco Javier López Madrid, quien ha afeado que Bankia le acuse de beneficiarse «de 30.000 euros» cuando su grupo familiar -Villar Mir, del que fue consejero delegado- «perdió los 20 millones invertidos en la salida a bolsa» de 2011.
Además han desfilado, entre otros, el exdirector de Comunicación de Caja Madrid, Juan Astorqui y la exdirectora de Auditoría Interna de la extinta institución, Carmen Contreras, quien ha asegurado desconocer cómo se contabilizaban las tarjetas ya que su departamento sólo velaba por la verificación de los procesos.
Tras esta jornada, la sección cuarta de la sala de lo Penal concluye el interrogatorio a los usuarios de las tarjetas, para quienes Anticorrupción pide penas de entre seis meses y un año de prisión.
Para mañana está previsto que arranque la ronda de testigos con la declaración del ex consejero delegado de Bankia, Francisco Verdú, uno de los pocos cargos que no usó su tarjeta; no así el expresidente de Caja Madrid, Jaime Terceiro, que finalmente comparecerá en noviembre.