Durante los últimos meses han salido a la luz numerosos casos de mujeres violadas por varios hombres a la vez. Aunque los abusos sexuales en grupo constituyen un fenómeno relativamente novedoso para la opinión pública, la realidad es que es una práctica más habitual de lo que pudiera parecer y que además está muy presente en las fiestas populares de nuestro país. “En estas celebraciones el alcohol y otro tipo de sustancias ingeridas por los jóvenes hacen que se desinhiban sus impulsos y por lo tanto aumenten el riesgo de que se produzcan este tipo de delitos”, afirma Timanfaya Hernández, sanitaria, forense y psicóloga del centro Globaltya Psicólogos.
La cultura del ‘todo vale’ de muchos festejos como los Sanfermines, los Pilares y las fiestas patronales y populares de los pueblos españoles se ha convertido en la excusa perfecta para cometer todo tipo de fechorías sexuales sin mostrar ningún tipo de sentimiento de culpa. “Los agresores piensan que su responsabilidad se disipa porque tienen una una falsa ideología o un pensamiento totalmente distorsionado de que en este tipo de fiestas todo vale, todo está permitido”, explica Hernández.
Pero este no es el único problema. El consumo sin control de alcohol y de otro tipo de sustancias y drogas son factores que aumentan los riesgos de que se produzcan las agresiones. «Existe un factor contextual en el que se enmarca el cada vez mayor consumo tanto de alcohol como de otro tipo de sustancias, lo cual hace que se desinhiban los impulsos”, afirma la psicóloga.
Culpabilidad repartida
En realidad, estos dos tipos de circunstancias también se pueden aplicar a los abusos sexuales individuales, porque el perfil de estos delincuentes también emergen en festejos donde la presión policial es menor y el alcohol es el gran protagonista. Pero hay otro factor que sólo se da en las violaciones grupales: el sentimiento de que la responsabilidad está dividida entre los individuos que participan en la violación. “Cuando uno comete un delito de forma unipersonal establece algo más de conciencia de culpa, pero cuando la responsabilidad se divide en un grupo y en un contexto del todo vale establecer esa conciencia es mucho más difícil. Al final se crea un sentimiento de impunidad”, sentencia Hernández.
«Las redes sociales ensalzan y potencian las características del agresor»
En el caso de la joven violada en los últimos 'Sanfermines' hay un dato muy relevante en la personalidad de este tipo de delincuentes, su autodefinición como ‘manada’. Una manada donde se defienden unos a otros y donde es importante ocupar un lugar importante dentro de la escala de poder. “Hay distintos factores que nos hablan de la importancia de la cohesión grupal y el factor del estatus del individuo dentro del grupo. El hecho de poner un nombre como la ‘manada’ tiene una cierta simbología y el colgar ese vídeo hace que yo pertenezca a ese grupo y que los demás admiren y me tengan cierto respeto”, afirma la psicóloga.
La aparición de las nuevas tecnologías y las redes sociales no han influido en que se produzcan mayor número de violaciones, pero sí ha contribuido a “ensalzar” o “potenciar” las características del agresor. En cuanto al nivel de lucidez que tiene el violador mientras comete el delito, Hernández se muestra reacia a pensar no son conscientes de lo que están haciendo como muchos de ellos alegan en los procesos judiciales.
Con predemitación e intención de dolo
“No es real que no sean conscientes, porque si no fueran conscientes hablaríamos de que hay capacidades alteradas. Además, cuando filman la violación y distribuyen el contenido a sus amigos se están jactando de la víctima, por lo que tienen que ser bastantes conscientes del delito que están cometiendo”, explica Hernández. Además, afirma que el agresor “no busca” el placer sexual, sino la “sensación de empoderamiento” que tiene sobre la mujer, en este caso.
Con respecto a la víctima, el hecho de ser violada por varios individuos tiene un efecto inmediato en su proceso de recuperación. “Es evidente que durante la agresión la mujer se siente muy vulnerable y es otra evidencia que ésta aumenta si son varios sujetos los que están abusando de ella. Es un sentimiento de indefensión y de impotencia observar como cinco sujetos se están aprovechando de ti y que ninguno de ellos le pone freno”, explica la forense.
«En la sociedad sigue existiendo un cierto matiz machista»
En cuanto a los sentimientos de culpabilidad y vergüenza que siente la agredida durante los meses después del abuso también se multiplican si además existen documentos gráficos o filmaciones del mismo.
“El hecho de que haya una cámara grabando lo que hace es agravar el sentimiento de vergüenza que en la mayoría de las situaciones sufren estas chicas. Sienten muchísima vergüenza. Hay que trabajar mucho, porque en multitud de ocasiones emergen sentimientos de culpa y se preguntan cómo podrían haber evitado esa situación. El hecho de que exista una cámara y la posibilidad de que es exponga ante mucha gente evidentemente lo acrecienta”, sentencia Hernández.
Lo peor del asunto es que el problema está lejos de acabar o de encontrarse una solución. “El número de situaciones en las que se pueden dar estas agresiones sexuales ha aumentado. Cada vez hay más fiestas de este tipo, masificadas, y cada vez es mayor el consumo de sustancias ilegales. Es un tema de estadística, de suma de factores”, explica. Por último, advierte que en la sociedad “sigue existiendo un cierto matiz machista la hora de manejar el tema de las relaciones sexuales”.
Carlos Lospitao