El Partido Popular ha perdido el miedo a formar un gobierno en minoría la próxima semana. La Constitución le da armas para poner fin al bloqueo parlamentario que podría imponer el Partido Socialista una vez arranque la legislatura, si finalmente opta por la abstención. Eso sí, tendría que esperar a mayo de 2017 para poder disolver las Cortes y convocar nuevas elecciones si no es capaz de sacar adelante los presupuestos, que por el momento están prorrogados. “Si todos los grupos parlamentarios rechazan los presupuestos sería una moción de censura encubierta y Rajoy podría disolver Las Cortes”, advierten fuentes parlamentarias ‘populares’.
Si Rajoy finalmente consigue formar gobierno, el artículo 115, apartado 3, de la Carta Magna es claro a ese respecto: “No procederá nueva disolución antes de que transcurra un año desde la anterior”. La última disolución se produjo el 3 de mayo de 2016, por lo que Rajoy deberá esperar al menos hasta principios de mayo de 2017 para volver a plantear una nueva convocatoria electoral. Ahora bien, si después de esta fecha el líder de los ‘populares’ viera que es imposible gobernar tendría capacidad jurídica, otorgada por la Constitución, para poner fin a otra breve legislatura.
Los ‘populares’ cada vez tienen más claro que la abstención que ofrecerá el PSOE, si así finalmente lo decide el Comité Federal de este domingo, será “estratégica”, pero “no útil para poder gobernar”. El PP advierte de que una abstención “técnica” de los socialistas únicamente desbloqueará la investidura, pero no garantizará el futuro del gobierno.
Después de las amenazas que lanzaron varios dirigentes ‘populares’ sobre la posibilidad de imponer condiciones al PSOE para aceptar su abstención, Rajoy lo descartó y aseguró que estaba dispuesto a gobernar “día a día”. El líder de los ‘populares’ es consciente de que imponer al PSOE un pacto de gobernabilidad podría abocar al país a unas nuevas elecciones de las que el PP sería el principal responsable. Pero los ‘populares’ lo tienen claro. “Un país sin presupuestos está abocado a la incertidumbre”, ha advertido muchas veces el portavoz del PP en el Congreso, Rafael Hernando.
Por ello, en el PP tienen clara la estrategia de los próximos meses. Lo primero, intentar pactar unas nuevas cuentas públicas para 2017. “El plazo de aprobación concluye el 31 de diciembre, pero podría prorrogarse a enero”, explican fuentes parlamentarias. Si en este plazo el PP no lograra una mayoría suficiente para sacar adelante los presupuestos, “se podría votar previo pacto las modificaciones presupuestarias para lo urgente (techo de gasto y Comunidades Autónomas) y lo relacionado con compromisos europeos”. Un decreto-ley elaborado por el Gobierno que tendrá que ser convalidado por el Parlamento en el plazo de 30 días. Si esto tampoco se acuerda, el PP sólo ve una salida: disolución de las Cortes y nuevas elecciones para junio de 2017.
¿Arma del PP o margen autoconcendido del PSOE?
Este mecanismo para disolver las Cortes en mayo puede verse como el arma del PP para liberarse de la presión parlamentaria o el margen que se da un PSOE roto para recomponerse. El presidente de la Gestora que dirige Ferraz, Javier Fernández, ha defendido hasta la saciedad la necesidad de abstenerse para dejar el gobierno en manos de los ‘populares’, pero a la vez ha dejado claro que no se lo pondrán fácil.
Es más, Fernández ha dicho en varias ocasiones que el presidente del Gobierno en funciones “no tendrá” el apoyo del PSOE a los Presupuestos Generales del Estado. “El PSOE en ningún caso le va a proporcionar estabilidad al PP, tendrán que ganársela día a día”, aseguró el líder socialista interino tras la primera reunión de la Gestora de Ferraz. Es decir, el PSOE deja claro que permitirá gobernar a Rajoy pero sólo hasta cuando lo considere necesario internamente.
Este es, de hecho, uno de los argumentos utilizados por la Gestora para ganarse el apoyo de los representantes socialistas del Comité Federal que hasta ahora defendían el ‘no’: mejor tener a un PP debilitado en el Parlamento antes que enfrentarse a unas elecciones que pueden suponer un «suicidio» para los socialistas. De hecho, dirigentes del partido, como el eurodiputado y exministro José Blanco, han llegado a calificar al PSOE como partido “decisivo” justamente por la capacidad que tendrán los socialistas en el Parlamento de modificar leyes mediante la presión de los números parlamentarios que tendrá que hacer Rajoy para sacar adelante sus propuestas.
Pese a que en ningún caso los socialistas hayan reconocido que conseguir este margen sea su objetivo, aseguran que el PSOE estará listo para hacer frente a una convocatoria electoral, tanto en público como en privado. “En siete meses, podemos tener un proyecto definido, podemos coser el partido en torno al proyecto y podemos tener el liderazgo que pueda hacer frente a los desafíos de una posible convocatoria electoral y a los desafíos del país”, aseguraba el José Blanco hace un par de días en una entrevista en la Cadena SER.
En cualquier caso, y pese a que muestran toda su confianza en que el partido estará reconstruido para mayo de 2017, los socialistas cuentan con que la legislatura no será tan corta. “Sería una buena jugada de Rajoy”, confiesan fuentes cercanas a la Gestora del PSOE a este diario, “pero no creo que la lleven a cabo. Probablemente, aguantarían el gobierno con el presupuesto prorrogado o podríamos negociar un presupuesto que nos convenga. Tampoco es descartable un apoyo del PNV e, incluso, alguna abstención de Convergencia”.
Sin embargo, desde el PP se descarta por completo la posibilidad de llegar a acuerdos con nacionalistas e independentistas y dan por hecho que la legislatura durará lo que tarde el PSOE en reconstruirse. Es más, los rumores sobre un pacto soterrado entre PP y PSOE para dar salida a los presupuestos suenan cada vez con más fuerza.
Elsa S. Vejo / Paula Pérez