miércoles, noviembre 27, 2024
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El lenguaje del aplauso en la bancada socialista

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«Todo por el bien de España». Éste ha sido el lema de este nuevo debate de investidura en el Congreso de los Diputados. El tercero de lo que va de año. Y parece que el definitivo, después de que el Comité Federal del PSOE acordara abstenerse en segunda votación para desbloquear la situación política. Una decisión que este jueves ha tenido que defender al portavoz parlamentario socialista, Antonio Hernando, defensor del «no es no» hasta hace escasas semanas y al que hoy le ha tocado lidiar con las risas despectivas de sus rivales en la izquierda, Podemos, y miradas poco amigas dentro de su propio partido.

Alrededor de una docena de diputados socialistas no han aplaudido en ninguna ocasión la posición que ha defendido su portavoz, pese a los intentos de éste por insistir en que su cambio de posición sólo lo hace por el «bien de España» para explicar su disposición a gobernar en la más absoluta minoría y con el absoluto convencimiento de que no será fácil sacar nada adelante. «No nos gusta usted, nos gusta este país», ha llegado a decir Hernando en un intento por defender su papel este jueves, que es radicalmente contrario al que defendía con uñas y dientes días atrás.

Un argumento muy similar al esgrimido por el líder del PP, que incluso ha admitido abiertamente que a él, el escenario que más le convenía era una nueva convocatoria electoral, pero de nuevo ha recurrido al mantra, «por el bien de España», para explicar su disposición a gobernar en la más absoluta minoría y sin ninguna certeza de poder acabar la legislatura. «Nosotros también queremos a nuestra patria», ha rematado el líder de Podemos, Pablo Iglesias, que también ha entrado en este juego patriótico.

Sin embargo, a los socialistas, nada de lo que decía Hernando parecía consolarles. Brazos cruzados, miradas bajas y entretenimiento con el móvil personal ha sido la actitud que ha reinado entre algunos diputados del PSOE que no parecían querer escuchar la realidad: Rajoy va a ser presidente del Gobierno gracias a la abstención de los socialistas. Los diputados catalanes y baleares no han aplaudido ni una sola vez. Tampoco lo ha hecho Margarita Robles, ni la aragonesa Susana Sumelzo, ni el riojano César Luena, hasta hace pocas semanas secretario de Organización y uno de los máximos defensores del «no» a Rajoy.

También ha sido llamativa la poca participación del expresidente del Congreso, Patxi López. Aunque si alguien ha acaparado toda la atención de la jornada ese ha sido Pedro Sánchez. El exsecretario general del PSOE, ahora sentado en cuarta fila, se ha mantenido inerte ante toda la intervención de Hernando. Lo único que ha hecho ha sido intercambiar algunas palabras con López; y sólo al final del discurso de su compañero ha dedicado tres segundos a levantarse y dos a aplaudir.

No ha tenido que ser fácil ver al que hasta hace dos semanas era su mano derecha defender la postura que hoy lideran los que le defenestraron. Hernando fue su escudero y uno de sus compañeros más fieles, sin embargo, hoy se ha colocado en sus antípodas.

El portavoz del PSOE lo ha intentado, pero no lo ha conseguido. Los socialistas han quedado relegados a un plano muy insignificante en este debate que, sin duda, han protagonizado PP y Podemos. Hernando ha recurrido a los 137 años de historia del Partido Socialista para pedir a los suyos su confianza: «el tiempo siempre nos ha dado la razón». Ha sido atrevido en sus referencias históricas y ha recordado a los suyos que el tiempo les ha dado la razón en cuestiones «tan importantes» como abandonar el marxismo, unirse a la revolución industrial o entrar en la OTAN.

Una declaración que no sólo ha pillado por sorpresa a algunos de sus compañeros, sino que también ha sido carne de cañón para el secretario general de Podemos, Pablo Iglesias. «No manches la memoria de los viejos socialistas. Mi abuelo era uno de ellos», le ha espetado el líder morado a Hernando. «Sólo te ha faltado decir: el tiempo también nos dará la razón con el descabalgamiento de Pedro Sánchez», ha rematado, lo que ha despertado el entusiasmo en su bancada.

'Triple Alianza'

Una acusación muy dura con la que ha conseguido el efecto deseado: que Rajoy haya salido en defensa del PSOE y retratara a la «triple alianza». «Yo no estoy aquí por lo que pasa internamente en ningún partido. Tampoco porque caiga uno u otro líder. Yo estoy aquí porque he conseguido articular una mayoría suficiente. Usted ni ganó las elecciones, ni consiguió sumar una mayoría», ha rematado Rajoy en clara referencia al intento que hizo el PSOE de gobernar con el apoyo de Ciudadanos y Podemos, y que Iglesias finalmente rechazó.

Una defensa que ha dejado a Iglesias la respuesta en bandeja.  «Nosotros somos los que estamos enfrente. Nosotros seremos la oposición». Y probablemente ésta sea la peor pesadilla de los socialistas. Al menos de aquellos que hoy han vuelto a demostrar que no están dispuestos a pasar por el aro de la abstención. Por ello, Iglesias ha insistido en esta amenza todas las veces que ha tenido ocasión en su réplica y contrarréplica a Mariano Rajoy.

La división en la bancada socialista ha sido evidente este jueves. Y más aún cuando el líder de Podemos les ha vuelto a recordar a los diputados socialistas que darán el Gobierno a una bancada «con más delincuentes potenciales de los que hay en la calle». Un momento tenso por el que Iglesias ha sido amonestado por la presidenta de la Cámara Baja, Ana Pastor, y que no ha dudado en volver a repetir después de que Rajoy sacara a relucir a Cuba y Venezuela y asegurara ante Iglesias que él no tiene «miedo» ni a las protestas en la calle, ni a las huelgas generales. Eso sí, antes había metido el dedo en la llaga de los diputados de Podemos. «Tan bien no se puede sentir representada la gente en el Parlamento por ustedes si aún sigue saliendo a la calle a protestar».

Un duro rifirrafe basado en un pulso por sacar pecho por los resultados electorales y defender los derechos civiles de los ciudadanos que ha mantenido relegado a un segundo plano al PSOE, que sin duda alguna, este jueves ha podido comprobar cómo Podemos va a hacer todo lo posible por arrebatarle el liderazgo de la oposición. Y que además tiene posibilidades de conseguirlo.

Hoy se ha certificado la muerte del fantasma de las terceras elecciones, al menos de momento, pero ha habido más de una docena de socialistas que se han negado a aplaudirlo. Ninguno de los argumentos esgrimidos por su portavoz, y menos aún por Mariano Rajoy y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, han servido para hacer cambiar de opinión a aquellos socialistas  que ya tienen decidido el sentido de su voto este sábado por la noche: un no rotundo al PP. Aunque la gran incógnita sigue siendo el sentido del voto de Pedro Sánchez. ¿Cumplirá con el mandato del Comité Federal y se abstendrá? ¿Votará no? ¿Dimitirá antes de votar? o ¿Se ausentará de la votación? Las apuestas siguen abiertas.

Elsa S. Vejo

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