martes, octubre 1, 2024
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El Gobierno ve tics «autoritarios» en la actitud de Pablo Iglesias en el Congreso

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El líder de Podemos, Pablo Iglesias, volvió este jueves a protagonizar el debate de investidura con su habilidad dialéctica. Ya lo hizo en marzo cuando habló de la «cal viva» en referencia a la actuación de los GAL durante la época de Felipe González. Y lo ha vuelto a hacer esta semana cuando acusó de «delincuentes potenciales» a los diputados de la bancada 'popular'. «Hay más delincuentes potenciales en el Congreso que ahí fuera», dijo Iglesias en referencia a las personas que secundarán el próximo sábado la protesta 'Rodea el Congreso', para la que se van a desplegar unos 500 policías para vigilar la zona.

La acusación lanzada por Iglesias a la bancada del PP provocó una protesta generalizada entre los diputados 'populares', donde incluso a la secretaria general, María Dolores de Cospedal, se le pudo leer en los labios un «sinvergüenza». También le costó una llamada al orden por parte de la Presidenta del Congreso, Ana Pastor.

Sin embargo, no es «este insulto o acusación» lo que más preocupa ni al Partido Popular, ni al Gobierno, sino la siguiente intervención de Iglesias en la que les manda callar. «Yo recomiendo a las señorías del Partido Popular que cuando se pronuncie en este hemiciclo la palabra delincuentes se callen, al menos por respeto a la Cámara». El líder del Podemos aseguró que se refería a casos como los de Pedro Gómez de la Serna, Vicente Martínez-Pujalte o el exministro José María Soria.

Según fuentes gubernamentales, mandar callar a la bancada 'popular' fue lo «más grave» de toda la intervención de Pablo Iglesias. «Eso suena autoritario. Nadie puede mandar callar a nadie en el Parlamento nacional», insisten las mismas fuentes. «Eso es muy grave», han rematado las mismas fuentes.

Una acusación, la de autoritarismo, similar a la que Iglesias también lanzó a la presidenta del Congreso cuando ésta le negó poder contestar por alusiones al portavoz del PP, Rafael Hernando, después de que éste dijera sobre el líder de Podemos que había utilizado «el nombre de España para ponerse al servicio de dictadores». Pastor preguntó a Hernando si quería eliminar ese entrecomillado del diario de sesiones y su respuesta fue: «señoría, cuatro millones de dólares. Gracias». En ese momento, todos los diputados de Podemos abandonaron el hemiciclo al grito de «esto es una vergüenza» e Iglesias recordó a Pastor que ella «está al servicio del Congreso, no del PP».

¿Podemos o PSOE?

Este viernes, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha sido preguntada sobre por qué cree que Venezuela «levanta tantas ampollas en Podemos». La portavoz gubernamental no se ha querido meter en la polémica, pero sí ha recordado a la bancada morada que el «límite de lo que uno considera que ofende al honor le corresponde a uno mismo» y que piense que lo que le «ofende a él también le puede ofender a los demás».

Santamaría también ha sido preguntada  sobre si este jueves vio más en la oposición a Podemos que al Partido Socialista y en un intento por salvar a los socialistas de la quema que les puede suponer la abstención ante el PP, ha explicado en clara referencia a los de Iglesias que ella no cree que «el papel de la oposición sea el de oponerse a todo, sino el de ejercer su función de una manera ordenada, responsable y proponiendo alternativa a lo que se critica.

En Moncloa se niegan a contestar si vieron en este debate de investidura muy acabado al Partido Socialista. «Antonio Hernando es un muy buen parlamentario», aseguran fuentes gubernamentales, que insisten en que la oposición ahora tendrá que ejercer un papel «dialogante» y «responsable» si quieren que la legislatura avance.

Elsa S. Vejo

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