martes, septiembre 24, 2024
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Rajoy refuerza y protege a Sáenz de Santamaría y deshace el G8

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Mariano Rajoy vuelve a hacer equilibrios. Tendrá en su Gobierno a las dos mujeres más importantes en su vida política: Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal. A ambas las ha dado un buen acomodo, con competencias que no se pegarán. Lo que ellas querían. Santamaría conserva la vicepresidencia, el ministerio de Presidencia, el control del CNI y se le suma un cometido más, muy relevante: la comunicación directa con las comunidades autónomas. Cospedal se convierte en la nueva ministra de Defensa, un ministerio de Estado potente, pero poco político y mediático. Defensa es una cartera independiente. No dependerá de Santamaría, sino que con quien despachará será con Rajoy directamente. Y tampoco tendrá que enfrentarse diariamente a los focos de las cámaras, a los que cogió pavor después de que le tocara capear el ‘caso Bárcenas’.

De hecho, ni Santamaría, ni Cospedal tendrán que quemarse ante los medios de comunicación. Ambas quedan protegidas. La portavocía del Gobierno, que hasta el momento ostentaba Santamaría, pasa ahora a manos de Íñigo Méndez de Vigo, al que el líder del PP también premia de alguna manera. Su sueño político siempre fue ser ministro de Exteriores, pero ahora tampoco es el momento. En 2011 perdió la guerra frente a su ya examigo José Manuel García Margallo, Rajoy le dio la secretaría de Estado de Relaciones con la Unión Europea. Pero en junio de 2015, con la salida de José Ignacio Wert del Ejecutivo, le rescata.

Se convierte en titular de Educación, Cultura y Deportes y con ello en el ministro que ha ocupado más tiempo su cartera en funciones que con plenos poderes. Poco ha podido hacer en su cargo, aunque en las últimas semanas, Rajoy le permitió sumarse un tanto: la retirada temporal de las reválidas, que reclamaba toda la oposición parlamentaria. Probablemente entonces, el líder del PP ya tenía pensado hacerle nuevo portavoz gubernamental. Éste será un puesto clave en esta legislatura de minoría en el Parlamento nacional. Rajoy consigue premiar a Méndez de Vigo, dándole la visibilidad que él lleva años reclamando, y coloca al frente de la portavocía a un hombre destacado por “su buen talante” y su “capacidad negociadora”.

Rajoy también hace equilibrios con los nuevos nombramientos y contenta a Cospedal y Santamaría. Ambas contarán con gente de su confianza en el nuevo Ejecutivo. El Ministerio del Interior, para el que Cospedal tanto había sonado, se lo queda una persona muy cercana a ella: el exalcalde de Sevilla, Juan Ignacio Zoido. Tras la salida de Alfonso Alonso del Ejecutivo, para volver al País Vasco, la vicepresidenta une a su clan gubernamental (formado por Montoro y Báñez, principalmente) a un nuevo ‘sorayo’: Álvaro Nadal será el único que estrene un ministerio. El ya bautizado como ‘ministerio verde’ que se ocupará de Energía, Turismo y Agenda Digital.

Nuevos nombramientos con los que Rajoy también cubre cuotas territoriales. Con Zoido, Rajoy mata dos pájaros de un tiro. Además de ser un fiel escudero de Cospedal, representa a la perfección la cuota andaluza, que lleva años reclamando presencia en el Consejo de Ministros. Al igual que con Dolors Monserrat, que tras la caída de Fernández Díaz, cubrirá la cuota catalana.

El G8 se desintegra

Con quien no hace equilibrios, ni concesiones Rajoy es con el llamado G8, que queda totalmente disuelto tras esta discreta remodelación. Los únicos supervivientes son Rafael Catalá y Luis de Guindos. Algunos de sus integrantes más destacados ya fueron abandonando el barco: Miguel Arias Cañete para irse a Europa, José Manuel Soria tuvo que dimitir tras su implicación en los ‘Papeles de Panamá’, José Ignacio Wert disfruta en París de su puesto de embajador en la OCDE, y Ana Pastor es actualmente la nueva presidenta del Congreso. Sin embargo, Rajoy ha optado por prescindir de los servicios de José Manuel García Margallo, Jorge Fernández Díaz y Pedro Morenés. Los dos primeros, hasta hace muy poco amigos personales de Rajoy.

Este grupo, totalmente enfrentado a Santamaría y su clan, bautizado como los ‘sorayos’, llevaban meses en guerra total. El ‘caso Soria’ fue un claro ejemplo de ello. Pero hoy ya está desactivado. De Guindos y Catalá han quedado en minoría. Ahora, que Cospedal se une al Gobienro, la guerra puede ser otra, pero no será con los veteranos, a los que Santamaría ha podido liquidar. La vicepresidenta pierde la portavocía, pero liderará las relaciones territoriales, principalmente dañadas con el País Vasco y Cataluña. Una decisión con la que Rajoy castiga a Montoro. El líder del PP lo mantiene en su Ejecutivo, pese a las críticas recibidas desde el PP, pero le resta competencia.

Como era previsible, Rajoy no cumple con todas las expectativas creadas por los suyos. Se quedan fuera de este Ejecutivo muchos nombres que habían engrosado durante varios días estas quinielas, pero hay dos especialmente llamativos. Por un lado, la expresidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, se queda fuera del Gobierno. “Lo ha sido todo en el PP. Sólo le queda ocupar un ministerio”, decían muchos de sus compañeros. Pero al final no ha sido así. Y otro es Jorge Moragas, que con toda probabilidad continuará como jefe del Gabinete de Rajoy. Su aspiración era ser ministro de Exteriores, pero ese caramelo finalmente lo ha logrado Alfonso Dastis, actual embajador de España en la Unión Europea. Un hombre vinculado a FAES y José María Aznar.

Probablemente lo de Moragas no sea un castigo, sino más bien un movimiento obligado y calculado por la nueva aritmética parlamentaria. El ministro de Exteriores es uno de los que más viajan. Con mayoría absoluta no pasaba nada si Margallo ocupaba escaño en el Congreso y se ausentaba de alguna votación. Ahora eso sería más peligroso. Rajoy está en minoría absoluta; y si el ministro de Exteriores también es diputado en muchas votaciones podría ser perjudicial para el Partido Popular.

Continuidad, más que renovación: introduce seis caras nuevas, pero son más los que repiten. Deja intacta el área económica, lo que significa que persistirá en sus políticas económicas, y permite a Cospedal compaginar la secretaría general del PP con el Gobierno. Esto reduce la mano de obra en Génova, donde los vicesecretarios actuales, ni Maroto ni Casado tienen hueco en este nuevo Gobierno, serán claves en esta nueva etapa del partido.

Elsa S. Vejo

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