Francisco ronda la cincuentena pero todavía recuerda a la perfección el coma etílico que sufrió cuando tenía diecisiete años. Después de tres días de fiesta y de consumo continuado de distintos tipos de alcohol cayó desplomado. Fue trasladado al hospital en ambulancia y despertó tras permanecer seis horas inconsciente. “Empecé la juerga el jueves y la acabé el domingo en el hospital. El último recuerdo que tengo es sentándome a comer. Después caí redondo, como un peso muerto. Perdí el conocimiento”, explica a este diario. Entonces era miembro de un equipo de rugby y habían viajado de Madrid a Euskadi para jugar un torneo. “El viaje fue de jueves a domingo. Las madrugadas estábamos borrachos como cubas. Mezclamos de todo, vino, cerveza y alcohol fuerte”, afirma. “Lo peor de todo es el vacío que tuve”, añade.
El exceso de consumo de alcohol, el esfuerzo físico y la falta de sueño desembocaron en una intoxicación etítica de la que todavía recuerda las consecuencias. “Me desperté en el hospital con la sensación de tener una resaca enorme. Dolor de cabeza insoportable y un dolor de estómago muy agudo. Tenía ganas de vomitar por todo y la boca muy seca. Me dolía todo el cuerpo, hasta mover un párpado”, describe Francisco. En el hospital le reanimaron con vitamina B12 y a las pocas horas le dieron el alta. “Después de esto estuve dos días con dolor de cabeza agudo, poniéndome hielo y tomando aspirinas”, relata.
Incremento de intoxicaciones etílicas
El de Francisco no es un caso aislado, de hecho, en los últimos años el número de intoxicaciones etílicas entre adolescentes ha aumentado e incluso en edades aún más tempranas. Según datos ofrecidos por el Observatorio de Toxicología, los comas etílicos de jóvenes menores de 14 años se han multiplicado por tres en los últimos diez años. “En el Estado español los servicios de urgencias de pediatría de todas las provincias atienden comas etílicos todas las semanas y en muchos casos a niños por debajo de los 14 años”, asegura a este diario Santiago Mintegi Raso, jefe de sección del servicio de urgencias de pediatría del Hospital Universitario Cruces (Bizkaia).
Aunque en algunos casos el consumo desmesurado de alcohol puede llegar a provocar la muerte, Mintegi explica que lo “más frecuente” es que sufran accidentes graves, en muchos casos irreparables. “No es habitual que un niño muera porque se haya tomado una cantidad letal de alcohol, pero sí es más frecuente que tenga un accidente, que sufra lesiones asociadas al consumo de alcohol”, afirma el doctor. Asegura también que los menores se suelen reponer de la intoxicación etílica, sin embargo, insiste en que las consecuencias y lesiones que puede generar la sobredosis de alcohol pueden llegar a ser muy graves. “Un chaval de 15 años que consume alcohol y baja su nivel de conciencia se puede tropezar, darse contra una pared y hacerse una hemorragia en el cráneo y de eso no te repones. Reponerse de un coma etílico es relativamente sencillo”, añade Mintegi.
De hecho los expertos señalan que el caso de la menor de doce años fallecida en el municipio madrileño de San Martín de la Vega por coma etílico es “excepcional y único” en España. Así lo han explicado este viernes los profesores de Psicología de la Universitat Católica de Valencia, Angel Turbí y Lourdes Alapont durante su intervención en una jornada sobre los nuevos patrones de consumo de alcohol en adolescentes y jóvenes. Reclaman alternativas de “ocio saludable” y “sin coste” para evitar el consumo de alcohol entre adolescentes e insisten en que el problema reside en el cambio de patrón. Los docentes sostienen que el consumo de alcohol no es progresivo sino “de golpe”.
Preocupación por el “binge drinking”
Según datos proporcionados por el ministerio de Sanidad, cuatro de cada seis estudiantes de entre 14 y 18 años reconoce haber consumido cinco o más consumiciones en un intervalo aproximado de dos horas, binge drinking -extranjerismo que se refiere a ‘atracón- en los últimos 30 días. “Aunque el consumo mantiene una tendencia estable en los últimos años, los consumos de tipo intensivo (borracheras o intoxicaciones etílicas y binge drinking o consumo de atracón) han aumentado en España. Casi dos de cada cinco adolescentes declara haberse emborrachado alguna vez en los últimos 30 días”, dice Sanidad que revela que la edad media de inicio al consumo se sitúa entre los trece y los catorce años.
Marina García-Rico