Tanto el líder de Podemos, Pablo Iglesias, como su número dos, Íñigo Errejón, han intentando mostrar un clima cálido durante su reunión. Al menos, durante el tiempo que han estado de cara al público. Después de ese momento, reunión fría que ha terminado con un acuerdo de mínimos, sinónimo de que la relación y la situación es de todo menos fluida y cálida.
Los dos máximos exponentes del tercer partido más votado de España han estado durante más de horas reunidos para colocar a sus hombres de confianza en los distintos órganos. Ambos dirigentes han situado a igual número de afines en el órgano, compuesto por siete miembros: tres pablistas, tres errejonistas más uno perteneciente a la tercera familia del partido, los Anticapitalistas.
Como en las negociaciones en plena Guerra Fría, cada posición se ha disputado y medido al milímetro. Así Iglesias ha colocado a Pablo Echenique, secretario de Organización y afín a Iglesias, de portavoz del equipo, mientras que Errejón ha colocado a su lado a la diputada autonómica Clara Serra. Además, el número dos ha intentado dar un golpe sobre la mesa al situar al exsecretario de Organización, Sergio Pascual, destituido por Iglesias hace nueve meses. El consejo ciudadano estatal ha ratificado que el 12 de febrero se conocerá el resultado de la votación por primarias al secretario general.
Ambos líderes han cerrado el acuerdo de mínimos y a partir de mañana todo queda en manos de la militancia. Las bases votarán el grueso de las reglas de la celebración de Vistalegre 2. Las posturas son diferenciadas entre ambos: Iglesias plantea una votación conjunta de los documentos político y organizativo y las listas de candidatos, mientras Errejón la quiere por separado, y ambos proponen un método distinto de cómputo de los votos para la composición de los órganos de dirección. Iglesias, prefiere uno que ayuda a la lista mayoritaría, mientras que Errejón pide uno proporcional puro.
P. R