El juez de la Audiencia Nacional Santiago Pedraz y los fiscales de ese tribunal intentan poner luz a las circunstancias en las que se produjo la detención a finales de 2016 en Madrid de dos personas por su relación con el yihadismo y averiguar el papel que jugó en la misma un supuesto confidente policial.
Fuentes jurídicas han indicado que tanto Pedraz como los fiscales Jesús Alonso y Dolores Delgado tratan de esclarecer el papel del supuesto confidente en el engranaje del grupo desarticulado, después de que los dos detenidos declarasen que les había tendido una trampa.
En concreto, alegaron que esa persona les animó de alguna manera a elaborar un vídeo amenazante en el que aparecían imágenes de la Puerta del Sol de Madrid y a comprar armas que resultaron ser simuladas, como el falso kalashnikov que apareció enterrado en un parque de Valdebernardo, cerca de donde se reunía ese grupo.
Pedraz tomó ayer declaración al presunto confidente, que se encuentra en libertad y que negó las acusaciones, han explicado las fuentes, que confirman que, como publica el diario El Mundo, ahora se trabaja en analizar la documentación aportada por la Policía Nacional y cotejarla con los distintos testimonios.
Porque la versión del confidente no es suficiente para aclarar un caso en el que se ha mezclado el trabajo de diferentes cuerpos policiales y en el que se han ofrecido diferentes versiones sobre la peligrosidad de los detenidos.
La investigación corrió a cargo de la Brigada Provincial de Información de Madrid, bajo supervisión del juez Pedraz y del fiscal Jesús Alonso, y concluyó con la detención el 28 de diciembre de Edrissa Ceesay Sanuwo y Samir Sennouni Mouh, de 18 y 25 años, de nacionalidad española pero de origen marroquí y gambiano, respectivamente.
El juez les envió a prisión por enaltecimiento del terrorismo y por depósito de armas y munición, pero desde el primer momento hubo discrepancias en las versiones, pues determinadas fuentes de la lucha antiterrorista hablaron de un grupo preparado para atentar, mientras otras, incluido el Ministerio del Interior, negaban ese extremo.
Pero además, aunque la investigación la dirigió la Policía, un movimiento del confidente implicó a la Guardia Civil.
Según las fuentes consultadas por Efe, este hombre recurrió a los investigadores del instituto armado con la misma versión que había dado a la Policía y les ofreció guiarles para encontrar las armas escondidas.
De hecho, fue la Guardia Civil la que encontró en un agujero de un parque varias piezas (una carcasa, un muelle recuperador, entre otras) de una réplica de un fusil kalashnikov.
Pero las fuentes consultadas por Efe aseguran que pronto dudaron de las informaciones aportadas por ese confidente, al que consideran un «fabulador» que podría haber exagerado la peligrosidad del grupo desarticulado.