España sufre una plaga de incendios y usted no lo sabe. En el norte del país se han producido más de cien fuegos en poco más de veinte días. La sierra de Béjar ha quedado arrasada por las llamas y Castilla y León todavía no se ha recuperado del desastre medioambiental provocado por los incendios de las últimas semanas. El Bierzo ha sido declarado “zona negra”. Negligencias por parte de la Administración, escasez de recursos, fuegos intencionados y la alteración del clima. Una combinación explosiva que, según los expertos, provoca que España arda también durante los meses más fríos del año.
Cientos de incendios en el norte de España
Dos de cada cinco incendios forestales se producen fuera de los meses de verano, según señalan los expertos, por más que la sensación sea que sólo se queman los bosques en los meses estivales. Es decir, el 40%. El ministerio de Agricultura estima que en España afronta una media de 17.117 siniestros al año con un total de 113.847 hectáreas afectadas. Por lo tanto, según los cálculos de los expertos, durante los meses de invierno se producen un total de 6.847 siniestros.
La mayoría de ellos se produce en la mitad norte del país. La autorización de quemas a los ganaderos por parte de la Administración para generar pasto sumada a las temperaturas benignas para ser invierno y la falta de medios, provoca que la propagación de las llamas sea prácticamente constante durante todos los meses del año en Galicia, Cantabria y País Vasco. “El daño que puede producir un incendio puede ser tan grave en invierno como en verano. Tan agresivo y tan dañino puede ser un incendio en esta época del año como en verano”, afirma a este diario Miguel Ángel Hernández, portavoz de Ecologistas en Acción.
Reducción de medios humanos y materiales en invierno
Según datos publicados por el Magrama, en el año 2015 los medios materiales para hacer frente a los incendios forestales se redujeron a la mitad durante la campaña de invierno-primavera. El Magrama desplegó un total de cinco Brigadas de Refuerzo contra Incendios Forestales (BRIF) en el norte y oeste de la península mientras que los medios se duplicaron en temporada estival. En concreto, en verano la Administración hizo uso de diez BRIF distribuidos por todo el país. Lo mismo ocurre con el personal. Los datos ofrecidos por el Magrama revelan que en la campaña de verano las BRIF se componen de tres turnos formados por dos capataces y catorce especialistas bajo el mando de un técnico. Para el transporte y apoyo a la extinción cuentan con dos helicópteros. Sin embargo, en los meses más fríos los recursos cayeron a la mitad. Las BFIF contaron con siete especialistas, un capataz, un técnico y un único helicóptero.
Alejandro Rodríguez Pazos es agente forestal y a lo largo de su carrera ha participado en la extinción de más de 1.500 incendios en Galicia. En lo que va de año ha luchado contra más de cien fuegos. “Hay mucha diferencia entre los incendios que se producen en verano y los que se producen en invierno. Tenemos muchísimos menos recursos. Pensamos que en invierno no hay incendios y eso no es así, hemos hecho frente a más de cien incendios en lo que va de año”, explica el Rodríguez Pazos. De hecho, solo en el día de ayer tuvo que hacer frente a quince focos con la ayuda de un solo helicóptero. “Todo lo que es la cornisa cantábrica y Galicia sufren muchísimos fuegos todos los inviernos. Son los ganaderos los que provocan la mayoría de los incendios. Buscan generar pastos en zonas de alta montaña”, añade Pazos. Para Hernández, la climatología también juega un factor clave. “La climatología está cambiando de forma muy significativa y el norte de España ya no es una zona tan húmeda como lo era antes”.
Vacío legal
Además, los expertos señalan los vacíos legales de la normativa y las negligencias cometidas por la Administración como causantes de las llamas. “Cambio climático, políticas de recortes y las administraciones se comportan de una forma más ligera y no de manera contundente con prácticas que hay que ir desterrando. Ha habido descuidos y negligencias en la destrucción de residuos en zonas boscosas”, sostiene Carlos Tomás, celador de medioambiente. “La propia Administración ha estado dando autorizaciones y sigue dando permisos para realizar quemas. De alguna manera son todos cómplices de una situación que no interesa que se vea el impacto. Seguramente si se analizara y se viera con rigor la conclusión a la que llegaríamos es que tenemos que dejar de utilizar el fuego para limpiar el monte. Existen alternativas para limpiar el monte que no son las de prender una llama, pero por desgracia cambiar los malos hábitos es difícil”, asegura el portavoz de Ecologistas en Acción.
Por otro lado, tanto los agentes forestales que trabajan en los terrenos afectados y las organizaciones ecologistas reiteran que los daños mediomabientales y sociales son los mismos independientemente de la época del año. “Las emisiones a la atmósfera, la destrucción de las masas arboladas, los problemas para la fauna, la erosión. El problema es que los dispositivos que tenemos son ridículos. En muchos casos pilla a los profesionales con el dispositivo bajo mínimos. En las zonas montañosas son más peligrosas por la erosión, las cenizas van a los ríos y envenenan a los peces y la fauna”, afirma Tomás.
Ecologistas en Acción (EA) y otros colectivos implicados piden a las administraciones públicas más esfuerzos en las tareas de prevención “todo el año” y en mejorar la gestión de los montes. “De lo contrario los incendios quedarán, como estamos viendo “a merced de la meteorología”, algo muy preocupante en un contexto de cambio climático”, dice EA. La organización explica que “cada vez más incendios” se producen fuera de la campaña estival como “consecuencia directa” de la política de recortes en la prevención y la extinción de incendios “que se han venido produciendo desde hace unos años de forma reiterada por parte de las administraciones”.
Marina García-Rico