Igual es porque somos catetos y chonis, como han descubierto los investigadores de la Televisión Vasca, pero somos felices. En una escala de diez, el 75% de los españoles y españolas nos ubicamos en los cuatro lugares de mayor felicidad. Ni será la economía, la política o los salarios la fuente de esa felicidad, como enseguida se verá.
Tampoco lo espiritual parece la fuente de la felicidad, aunque moleste a obispos y portavoces de otros dioses, la cosa es que el 62% de españoles y españolas no es practicante.
La felicidad quizá pueda proceder de la compañía, el 65,6 % de la gente vive, casada o no, en pareja. También puede ayudar cierta seguridad en el empleo, el 80,1% de quienes trabajan no ven en riesgo su empleo este año, aunque consideramos que el paro es el primer problemas de nuestro país.
El salario no da la felicidad.
No será el salario, tampoco, el que nos haga felices. Un 12,11% de quienes trabajan cobran menos de 600 euros, entrarían en lo que se ha dado en llamar “trabajadores pobres” . Otro 26,3% no supera los 1.200 euros mensuales.
Probablemente, una de las razones que justifica la extrema felicidad de la que presumimos puede deberse a que estemos cambiando salario por seguridad. El 46,1% de españoles y españolas somos ya funcionarios y jubilados.
Pesimismo político y económico
El 70,1% del universo de la encuesta del CIS califica de deplorable la situación política. Pero no solo la mayor parte (53,6%) considera que la situación no ha cambiado sino que el 71,4% opina que las cosas irán a peor.
Tampoco en economía andamos con mucho optimismo. EL 62% cree que estamos mal o muy mal; el 52,2% dice que nada ha cambiado y el 21,7% opina que las cosas irán a peor.
No obstante, parece evidente que la situación económica produce un poco más de seguridad que la política. En economía, los más optimistas, empatan con los más pesimistas.
Mucho internet pero poca confianza
En España el uso de internet es ya elevado (77,5% lo hace todos los días). Especialmente por Teléfono móvil, herramienta que usa el 847% de quienes navega.
Pero el uso no genera especial confianza: la privacidad y la infancia son las dos fuentes de recelo de españoles y españolas. El 84,7% de la población opina que niños y niñas deberían tener muchas restricciones en el acceso a la red. Una preocupación que nace del contacto potencial de personas desconocidas (24,3%) como de la difusión de imágenes (36,3%).
La difusión de imágenes a través de fotos y vídeo es una de las preocupaciones de quienes usan internet. El 65,3% de la gente no compartiría sus fotos y el 59,7% no informaría de sus relaciones: solo el historial médico y la información financiera generan resistencias tan fuertes.
A pesar de esa desconfianza, el 42% de la población encuestada realiza ya compra por internet y el 40,5% gestiones bancarias. El 76% sitúa en la protección de datos el miedo a internet. Aunque Hacienda y bancos pueden presumir de confianza – nunca por encima de la media- la desconfianza afecta a todo tipo de operaciones.
Los usuarios y usuarias creen, fundamentalmente, que las empresas usarán sus datos por razones publicitarias y comerciales.
En suma, muy felices pero muy desconfiados.