La Casa Real no para de dar noticias. Lo malo es que no se tratan de la agenda de los monarcas sino de la vida privada de ellos o de las personas de su entorno. En este caso vuelve a ser el Rey emérito don Juan Carlos el protagonista, y de nuevo por culpa de una mujer, que no es su esposa, ni tan siquiera Bárbara Rey.
El antiguo CESID, servicio secreto anterior al CNI, le espió a finales de los 90 mientras hablaba por teléfono con un amigo suyo, un conocido empresario madrileño, según ha revela OK Diario, y captó, entre otras cosas, una frase suya en la que confesaba su amor por Marta Gayá, «nunca he sido tan feliz».
La llamada en cuestión se produjo el 4 de octubre de 1990, cuando el Rey se dirigía al Palacio Real para asistir a una entrega de credenciales y después almorzar en su casa, en la Zarzuela, y en ella le señala a su amigo la tensión que se vivía en Palacio después de que la revista Tribuna desvelara meses antes su íntima amistad con Marta Gayá, una mujer que procedía de una acaudalada familia mallorquina de ascendencia catalana y filipina, decoradora de interiores y divorciada, y que por aquel entonces se movía entre el madrileño barrio de Chamberí y Mallorca.
En la grabación se le escucha decir cosas como «ayer tuve un momento regular que no se lo he dicho a ella» o «lo tuve que mandar callar… Le dije que yo no me metía en su vida privada. Que él hiciera el favor de no meterse en la mía. Comprendo que soy un hombre público pero yo sé muy bien lo que debo hacer».
En la conversación se deducía que algún amigo del Rey le había dejado su barco y se quejaba de haber hecho mal uso de él: «Yo le suelto: oye, un momento, tú tienes un barco, se lo prestas a un amigo y ese amigo lleva tres putas, pues tú qué tal. 'Pues yo no volvería a prestarle el barco'. Digo, pues yo sí, mira. 'Ah qué horror vuestra Majestad es el Rey'».
También le decía que «como me decía un primo mío ayer, Michel: 'Mira, Juanito, date con un canto en los dientes. Llevas 15 años de Rey y es la primera vez que te atacan. Eres un mirlo blanco de todas las monarquías europeas. Fíjate las otras, no harían lo que han tenido que soportar durante los últimos diez años. Uno detrás de otro. No estamos acostumbrados aquí. Ni yo, ni tú, a lo mejor ni Marta (Gayá) ni nadie'. La sociedad española no está acostumbrada a que me digan: los pies blancos, los pies negros o la cabeza tal. En cuanto lleves dos años diciendo esto y cosas de éstas verás tú, no le doy ninguna importancia. Un momento… Es justo una campañita de atención».
Marta Gayá era una guapa mallorquina, unos años más joven que él, y hoy en día esa relación amorosa ya está extinta, aunque los años han dado lugar a una buena amistad que todavía sigue vigente. Se conocieron en el Club Naútico mallorquín, donde se vieron en público por primera vez y en presencia también de la reina Sofía. Al parecer, el Fortuna, el yate de don Juan Carlos, también fue testigo de su pasión, ya que en varias ocasiones fueron vistos a bordo de esta embarcación.
M. A.