jueves, noviembre 28, 2024
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Defensa quiere consolidar el aumento de unos 2.000 millones para próximos presupuestos

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Los 1.818 millones de euros más en los presupuestos de Defensa abren una importante puerta para las cuentas de Ministerio. Es la cantidad que el Gobierno ha fijado para el pago de los llamados Programas Especiales de Armamento (PEAs) -las anualidades de este año y el pasado- pero la intención en el Ministerio de Defensa es mantener esa cantidad para los presupuestos de los años venideros, ascienda a lo que ascienda el gasto previsto para esos programas de cada Ejercicio.

Es decir, Defensa ha abierto un hueco que no quiere volver a cerrar con la intención de poder arrancar la senda aumento de gasto prometido a la OTAN y a Donald Trump para llegar al 2% del PIB. La inclusión del pago de los llamados PEAs en las cuentas anuales del Estado ha hecho que el gasto de Defensa pase de los 5.734 millones de euros a 7.576, lo que supone el 32,1% más. De hecho, sin contar los gastos de los PEAs, los primeros presupuestos con María Dolores de Cospedal al frente del departamento solo han subido el 0,6%.

De este modo, Cospedal ha conseguido hacer de la necesidad virtud. En realidad, estos pagos se realizaban año tras año pero nunca se habían incluido en las cuentas oficiales hasta este Ejercicio. Es el primero después de que el Tribunal Constitucional declarara inconstitucional la fórmula del real decreto para aprobar créditos extraordinarios utilizada por el Gobierno para pagar estos programas. En total, con esta fórmula se consignaron 856 millones de euros en 2015; 823, en 2014; 877, en 2013 y 1700 millones de euros en 2012 (por la acumulación de 2011 y 2010 que no pagó el anterior Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero).

Los 1.818 millones de euros (1.824 según recoge el “Libro Rojo” de los Presupuestos) que se incluyen en este presupuesto, 711 millones correspondientes al ejercicio del año pasado y 1.107 millones del año en curso, se utilizarán para pagar los PEAs, programas de “enorme coste y complejidad”, según los describe el texto de los propios Presupuestos. Entre ellos, está el Eurofighter, al que se destinarán 635 millones de euros, al helicóptero multipropósito NH90, 281 millones o al Vehículo combate infantería Pizarro (II Fase), que recibirá otros 200 millones de euros.

300 millones vía Industria

Pero la financiación de los PEAs no solo aparece reflejada en las cuentas consignadas a Defensa sino que Industria destina una partida de unos 300 millones de euros denominada “Apoyo a la innovación tecnológica en el sector de la defensa”.

Es la fórmula que se utiliza en los PEAs: el Ministerio de Industria hace “aportaciones reembolsables a empresas para desarrollo de proyectos tecnológicos industriales cualificados relacionados con Programas de Defensa”, tanto a empresas públicas como privadas. Una vez estas empresas han terminado los proyectos, se los entregan a Defensa y es entonces cuando este Ministerio hace los pagos correspondientes y las empresas devuelven ese dinero (un crédito en realidad) a Industria.

De este modo, Industria justifica estos adelantos para “apoyar la participación de las empresas españolas en el desarrollo de proyectos tecnológico industriales relacionados con la Defensa y que tengan un carácter estratégico y/o internacional”. De esos 300 millones de euros presupuestados, 150 irán a Navantia para el problemático proyecto del submarino S-80; otros 37 millones serán destinados al NH90, que recibirá Airbus Helicopters; 59,5 para la fragata F110; 51,8 millones, para dos Buques de Acción Marítima.

Operaciones de paz, fuera del presupuesto de nuevo

La tónica de excluir las operaciones de paz en los presupuestos se ha repetido este nuevo ejercicio. “Se presupuesta una cantidad ridícula”, explicaba un experto en materia presupuestaria de Defensa a Estrella Digital. Este año, en total, se han presupuestado unos 14 millones de euros con lo que los gastos reales de las misiones en el exterior se seguirán computando en el llamado “228” o capítulo dedicado a los “Fondos de contingencia”. Estos fondos están designados, como su nombre indica, situaciones imprevistas, algo que no ocurre con las misiones en el Exterior, cuya permanencia en el tiempo es conocida y planificada no solo a nivel nacional sino con organismos como la Unión Europea, la ONU o la propia OTAN.

Además de no contemplarse en los presupuestos, ocasionan grandes problemas de gestión en el propio Ministerio de Defensa y en las misiones, que tienen que esperar a que Hacienda dé el visto bueno a la salida de un crédito para poder hacer uso de él.

Por otro lado, el control existente sobre estos fondos no presupuestados ha sido siempre menor. De hecho, especialmente en épocas de crisis, no han sido pocas las ocasiones en las que se atribuían gastos que nada tenían que ver con las operaciones de paz. Arreglos de buques que iban a participar en las misiones, nuevas municiones o reposición de material de todo tipo era muy habitual, especialmente en la Armada, según explican fuentes militares a este diario.

Paula Pérez Cava

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