viernes, noviembre 22, 2024
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Muere Carme Chacón, el socialismo que ya no será

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Carme Chacón falleció este domingo en su domicilio de Madrid, con solo 46 años. Exministra de Defensa con 37 años, vicepresidenta del Congreso con solo 33, ministra a los 36, todo pasó muy rápido en la vida de Carme Chacón.

Fue candidata a dirigir el PSOE en el congreso de 2011, que perdió contra Alfredo Pérez Rubalcaba. Catalana perfectamente instalada en Madrid, Chacón se proponía ser las dos caras de un socialismo joven y positivo. La derrota contra Rubalcaba la fue apartando de la política, hasta que renunció a la Ejecutiva Federal el año pasado, para centrarse en sus clases en Estados Unidos. Chacón tenía un hijo, Miquel, de apenas 9 años de edad, fruto de su matrimonio con Miguel Barroso, del que estaba divorciada.

Todo menos el ridículo

Su último comentario político fue un tuit, dedicado a Rufián y citando a Tarradellas: “En política se puede hacer todo menos el ridículo”.

Un lema que ella utilizó para su propia vida personal. Mujer de fuerte personalidad en su vida política, personal y familiar, destacaba en casi todos los ámbitos por un fuerte rigor profesional

«Para mí la vida es un privilegio», había declarado. «Tengo una cardiopatía congénita y eso me hace pensar que todos los días son un regalo». Una serenidad vascular que aplicaba con rigor a su trabajo.

Carme Chacón era una mujer de aspecto enfermizo, frágil, pero que por dentro era de hierro. En los viajes de su etapa de ministra de Defensa casi siempre estaba arropada por enormes pañuelos, con frío y enferma de la garganta.

Sin embargo, se manejó en los duros escenarios de las negociaciones de la OTAN con una desusada soltura. Fuentes de su equipo militar explican que España logró varias bazas en esas negociaciones –para generar tropas destinadas a Afganistán, o lograr ventajas en despliegues o políticas sin más– gracias a una mezcla de encanto personal y dura negociadora: “Se metía a los ministros aliados en el bolsillo”.

Su coordinación con el entonces JEMAD, el general de Ejército Julio Rodríguez fue excelente. De hecho, tras unos arranques de enormes cautelas y miedo a perjudicar su imagen política, España tomó las riendas de su misión en Afganistán, pasando a misiones de verdadero combate.

Fuerte Vocación política

La llegada, en 2000, de Carme Chacón como joven diputada catalana fue un pequeño terremoto social en el PSOE. Con solo 29 años tenía una enorme destreza en la esgrima parlamentaria y una personalidad arrolladora. O cautivadora. Y así entró en la esfera más cercana a José Luis Rodríguez Zapatero.

De la misma manera que Chacón impactó en Madrid, a ella la impactó Madrid, de manera que decidió vivir en el corazón más castizo de la capital, junto a la Plaza de Santa Ana, y de alguna manera fue perdiendo peso político en Cataluña, de donde llegó como una diputada con un impresionante respaldo electoral.

Emparejada, luego casada, con Miguel Barroso, uno de los consejeros con más peso para Zapatero, su talento político se vio en cierto modo desnaturalizado con las ideas de comunicación e imagen de su marido. La carrera no pudo ser más meteórica: en su segunda legislatura fue ya vicepresidenta del Congreso (con 33 años), ministra de Vivienda (con 36) y ministra de Defensa (con 37). Y candidata a la secretaría general del PSOE muy poco después. Candidata opuesta a Alfredo Pérez Rubalcaba.

Algo más que opuesta. Se trataba de enemigos irreconciliables. Una fuente presente en las Ejecutivas del PSOE relata que las reuniones eran tensas y llegaban a la franca incomodidad por la inquina entre ambas personalidades. Curiosamente Rubalcaba había sido uno de los primeros que habían hecho de cicerone para Chacón en Madrid, arrebatado por su personalidad política.

Carme Chacón dejó la política activa hace poco más de un año, en 2016. Según explican, estaba feliz con dar clases en Estados Unidos y absolutamente adaptada a dejar la política, aunque también estaba muy preocupada por la situación del PSOE, dividido casi irreconciliablemente.

Catalana, pero enraizada en Madrid. De hecho, tras su divorcio de Barroso siguió viviendo en el centro de la ciudad. Muy cerca del domicilio de uno de sus grandes amigos en la política, José María Barreda, expresidente de la Junta de Castilla La Mancha y curiosamente hoy diputado presidente de la Comisión de Defensa en el Congreso.

Ésa era una de sus bazas para haber podido liderar el PSOE, poder en Madrid con sensibilidad catalana. Pero no fue. Otra de sus grandes aliadas en el intento para ser secretaria general del PSOE fue precisamente Susana Díaz.

Joaquin Vidal / Juan Berga

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