La conmoción por la muerte de Carme Chacón que alcanza a toda la política española se ha convertido en auténtica consternación en el PSOE. La joven dirigente socialista, estuvo a punto de liderar el partido con 42 años, constituye una de las señas de identidad más visible del socialismo español.
Su último acto político: arropar a Susana Díaz. Su última actividad: una conferencia sobre “el reto de la igualdad”, desarrollada en Miami. Su último comentario político, afear a Rufián su falta de decoro parlamentario: “en política se puede hacer todo menos el ridículo». Las tres cosas revelan con fidelidad sus pasiones políticas.
Pocas referencias tan visibles de mujeres que hayan dado pasos para romper el techo de cristal, como la primera ministra de defensa. Pocas personas han expresado con tanta claridad, incluso renunciando a escaños que se le ofrecían, su modelo de partido socialista tanto en su conflicto con Rubalcaba, Sánchez e Iceta, como en sus reflexiones en el último periodo. Pocas diputadas han compatibilizado tanto su capacidad dialéctica como el respeto a las formas democráticas como Carme Chacón.
Pasión Socialista
Los conocidos periodos como parlamentaria y ministra eran solo episodios de una mayor pasión: el partido socialista. A menudo criticada por su ambición, es probable que las técnicas de comunicación de su expareja contaminaran su indudable talento y vocación política, había hecho el recorrido política que la convertían, sin duda, en una presidenciable.
Desde su militancia en Esplugues a diputada en cuatro ocasiones por Barcelona, con acreditada gestión, muy visible en el caso de la Defensa, desembarazada de cualquier contaminación de la reciente política del PSC, y síntesis entre el socialiberalismo de González y el socialismo de los derechos de Zapatero, era sin duda una referencia inexcusable para el socialismo español.
Su derrota ante Rubalcaba, antesala de posteriores derrotas socialistas, le había impulsado a dar un paso atrás, pero no a abandonar su compromiso con el partido. De hecho, era uno de los argumentos más fuertes de Susana Díaz.
La sensación de pérdida del socialismo español
Los candidatos y candidata a las primarias del PSOE han suspendido sus campañas y acudido a la capilla ardiente instalada en la sede socialista de Ferraz. Desde las tres de la tarde no han dejado de acudir militantes, dirigentes y simpatizantes socialistas, además de personas de otras formaciones políticas.
A partir de “el golpe seco y helado” del que ha hablado Javier Fernández, y “símbolo” señalado por el portavoz de la gestora, todos los dirigentes han definido a la política socialista fallecida. “Valores” ha sido la expresión utilizada por Zapatero.
Los candidatos y candidata a las primarias han acudido a la sede de Ferraz, “Gran referencia”. “Unidad” y “espejo” han sido las palabras que ha elegido Patxi López. Pedro Sánchez ha reivindicado «su memoria, su ejemplo, su dignidad en la acción política». “Noble”, ”Valiente”, “Rebelde” han sido los adjetivos de Susana Díaz.
Un día de paz y un anhelo de mayoría social
La confluencia, aunque no coincidencia, de las familias socialista en la sede de Ferraz es la primera que se produce, desde que se produjera el Comité Federal, tras el que Pedro Sánchez presentó su dimisión como Secretario General.
“Os propongo que trabajemos juntos para lograr una mayoría social, No me presentó para gestionar una travesía del desierto…“ Ese fue el inicio del discurso con el que se enfrentó a Rubalcaba y que hoy se recuerda en algunos medios socialistas.
Más o menos, es lo que debía estar pensando Felipe González que, escueto y algo crítico ha declarado: «una noticia como ésta nos debería llevar a discutir de las cosas importantes».
Miguel de la Balsa