La presión del PP a Esperanza Aguirre ha acelerado su dimisión a marchas forzadas. Todos en el partido contenían la respiración ante la consumación de la lógica tras la detención de Ignacio González en el marco de la Operación Lezo. Todos, menos ella. Aguirre ha sido acorralada por Génova para que dejara su cargo y a la expresidenta no le ha sentado nada bien.
“Está furiosa con Génova y con Cristina Cifuentes”, explican fuentes ‘populares’ a Estrella Digital. De hecho, pese a la difícil situación en la que se encuentra el partido, la expresidenta de la Comunidad de Madrid, exministra y ya exportavoz ‘popular’ en el Ayuntamiento de la capital no descartaba volver a presentarse a la alcaldía. Pero Génova le ha parado los pies. “Llevan intentando hacerla caer desde el Congreso de Valencia pero no han tenido motivos contundentes hasta ahora”, relatan esas mismas fuentes. Y ella tiene claro que los movimientos vienen de parte de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, que habría hecho insoportable la presión.
Las piezas de dominó se le han tambaleado del todo cuando Íñigo Henríquez de Luna, oficialmente nuevo portavoz en el Ayuntamiento de Madrid desde este lunes por la tarde, se ha apartado de su lado. “Es la última traición que le ha tocado vivir. Él se ha entregado a Cifuentes”, cuentan fuentes cercanas. Quizá por eso, ni en su discurso de renuncia ni en ningún otro foro ha hablado de un posible sucesor como candidato al Ayuntamiento de la capital que, de forma natural, sería el concejal madrileño. Cifuentes ya se lo atrajo a su causa en el Congreso del PP madrileño, celebrado el 18 de marzo, cuando le nombró vocal del Comité Ejecutivo. Entonces, Henríquez de Luna ya le prometió trabajar con “lealtad a los principios que siempre ha defendido”.
La furia de Aguirre se deja sentir entre sus más cercanos, que advierten con que la política madrileña amenaza con “tirar dela manta”. “Que se atengan a las consecuencias”, es la advertencia que hace la dimitida portavoz ‘popular’.
“Ha muerto una época”
Hasta ahora, en el PP habían convivido dos modelos, el de Mariano Rajoy y el de Esperanza Aguirre, describen fuentes del PP de Madrid. Con la dimisión de hoy, “ha muerto una época”, sentencian y aseguran que la expresidenta de la Comunidad de Madrid ha terminado así “por sus propios errores”. “Lo de Nacho y Paco se lo advertimos todos”, explica una fuente cercana a Aguirre. Pero ella se enrocó en defenderles.
Estas fuentes indican que ella estaba convencida de que había una lucha de poder en los niveles inferiores a ella y que las críticas a Ignacio González y Francisco Granados se enmarcaban dentro de esa lucha intestina por conseguir el poder cerca de la ‘lideresa’. “Los ataques contra ellos llegaron tan pronto que ella los desechó desde el principio”, aseguran. “Es muy terca, si se hace una idea de alguien, no la cambia”. Y eso fue lo que le pasó con Ignacio González, también con Granados.
En cualquier caso, esas fuentes siguen defendiendo la gestión de la por entonces presidenta. “Lo gordo lo montó Ignacio González cuando ella ya no estaba en el poder. Esperanza nunca le habría permitido comprar empresas extranjeras”, apuntan.
Secreto a voces
Sin embargo, no todos en el PP piensan de la misma manera. La situación con González (también con Granados) era un secreto a voces que conocían desde los afiliados de base hasta el propio Mariano Rajoy. “Ya lo han publicado varios medios. Rajoy estaba al tanto de todo”, explica un exafiliado al PP, buen conocedor del funcionamiento interno del PP de Madrid. Todo el mundo sabía que esto acabaría saliendo.
Además, no hay explicaciones que valgan para la connivencia con esta situación: considera que es claro que Aguirre tenía “responsabilidad ‘in vigilando’”, tal y como expone el comunicado del PP de Madrid difundido este lunes. “Todo el mundo sabía que esto iba a acabar saliendo”, explican. Es más, apuntan directamente a Cristina Cifuentes como una de las conocedoras de toda esta situación, pese a que ahora se ha revelado como la pieza fundamental para desvelar el caso de Canal.
“Cifuentes es lo nuevo de lo viejo: ella era la presidenta del Comité de Derechos y Garantías del PP de Madrid cuando todo esto estaba ocurriendo”, explica esa misma fuente. Por eso, este miembro del sector crítico del PP madrileño considera que “todos ellos forman parte de un entramado que no tiene credibilidad ninguna ni para votantes ni para ciudadanos”. “Creen que con la dimisión de Aguirre se solucionará la situación, pero es necesaria una refundación del partido, ahora sí que sí y empezando por las cuentas. Es más, habría vender incluso la sede, que se ha pagado con dinero negro. Todo lo que hay proviene del delito”, sentencia.
En el PP, “espeluznados”
Aunque muchos eran conocedores de la situación dentro del partido, otros han quedado en estado de ‘shock’ con la magnitud de lo descubierto hasta ahora aunque esperan que pueda llegar a más. “Estamos todos espeluznados”, reconocen fuentes del PP de Madrid aunque esperan que pueda llegar a más. “Si es cierto que puede llegar a Alberto Ruiz Gallardón, el asunto será muy grave”, explican esas fuentes ‘populares’. Sin embargo, otras voces ‘populares’ apuntan a que las acusaciones contra Gallardón desde algunos medios son interesadas y consideran que esa acusación nunca llegará a cristalizarse en nada concreto.
Cristina Cifuentes ha sido una pieza fundamental en el descubrimiento de esta trama. “Cristina no quería esconder nada, de verdad quiere empezar una nueva época. Es absolutamente sincera”, explican las mismas fuentes. En cualquier caso, reconocen, no le quedaba más remedio que “limpiar todo aquello antes de que fueran a por ella también. En caso de que realizaran una auditoría, todo aquello iba a salir y ya no tenemos mayoría absoluta”, explican. “A ella no le quedaba más remedio”, sentencian.
Paula Pérez Cava