El 3 de mayo de 2007, el mundo entero conocía a Madeleine McCan. Nueve días después, la pequeña habría celebrado su cumpleaños con sus padres y sus dos hermanos gemelos de dos años de no haber sido porque su desaparición marcaría un antes y un después en la vida de esta familia inglesa. Desde entonces, nadie ha vuelto a saber nada de la niña cuyas fotografías con la mancha en el ojo derecho han dado la vuelta al mundo.
Hace ya una década que Madeleine desapareció de la habitación en la que sus padres la dejaron durmiendo en un apartamento que alquiló la familia durante sus vacaciones en Algarve, Portugal. Los padres salieron a cenar con unos amigos al restaurante Tapas ubicado a tan solo 50 metros de la casa dentro del complejo turístico Ocean Club de Praia da Luz.
Esta cercanía permitía que aproximadamente, cada media hora, Kate o Gerry McCan se levantaran para acercarse a la vivienda donde se encontraban sus hijos. Sin embargo, en uno de esos turnos, Kate no encontró a la pequeña de tres años en la cama. “Maddie no está. Se la han llevado”, gritaba alarmada y nerviosa la madre en el restaurante. Sin cámaras y sin pistas concluyentes, Madeleine desaparecía el 3 de mayo sin dejar rastro alguno. El 12 de mayo de este año habría cumplido 14 años.
Sean y Amelie, los otros dos hijos de los McCan, no se despertaron en ningún momento por lo que la policía portuguesa sospechó en un momento que podían haber sido drogados para que no se despertaran. Sin embargo, tanto Kate como Gerry, que actualmente cuentan con 49 y 48 años de edad, negaron en sus confesiones haber drogado a los niños para que no se despertaran. Además, este hecho nunca se pudo refutar científicamente.
Tras buscarla por los alrededores del apartamento sin éxito, los padres decidieron dar la voz de alarma y avisar a las autoridades. Vecinos y amigos buscaron por toda Praia da Luz esa noche sin éxito.
A partir de ese momento, la policía portuguesa, junto con Scotland Yard, puso en marcha uno de tantos dispositivos que se pondrían en marcha a lo largo de diez años. Se les tomó declaración a los padres y a los amigos con los que estuvieron tomando cenando y en este momento, como consecuencia de los nervios o por otros motivos, comenzaron visualizarse algunas contradicciones en los testimonios de los progenitores. Ese mismo domingo se movilizaron más de 200 agentes aunque la cifra llegó a aumentar hasta casi los 1.000 personas a lo largo de los años.
Una década después continúa la búsqueda
En la última década, han surgido varias hipótesis sobre qué le ocurrió a Madeleine. Ninguna ha sido concluyente. Cuatro sospechosos fueron interrogados e incluso los padres de la pequeña fueron, en un primer momento, los principales sospechosos debido a las contradicciones que encontraron los agentes en sus declaraciones. El hallazgo de restos de sangre de la pequeña en el domicilio familiar y de sedantes en el coche que alquilaron dos semanas después de que desapareciera Madeleine hicieron que el foco de atención se centrara en los padres. Sin embargo, todo fue en vano. Tampoco se encontraron evidencias claras de dichas sospechas.
Finalmente, más de 8.000 llamadas de avisos, búsquedas internacionales y pistas falsas provocaron que un juez decidiera cerrar el caso en 2008. Sin embargo, la presión mediática -publicación de libros, creación de una asociación y el apoyo a la familia de personajes influyentes– provocó que cinco años después se reabriera el caso con la aparición de nuevas líneas de investigación que hasta la fecha no han dado frutos.
Las teorías son diversas: secuestrada por traficantes eslavos, vendida a una familia en África, asesinada y enterrada en la playa de Algarve, la consecuencia de un robo frustrado… Incluso recientemente se llegó a pensar que la niña de la mancha en el ojo se encontraba en Roma, algo que finalmente se desmintió.
El pasado 24 de abril, Kate y Gerry McCan publicaron en la red social Facebook un comunicado con motivo del décimo aniversario de la desaparición de su hija. “Va a ser estresante y doloroso, sobre todo teniendo en cuenta la reaparición de las viejas historias, las verdades a medias, las mentiras y la desinformación”, explicaban. Ambos han coincidido en que este nuevo aniversario es un “horrible recordatorio del riempo robado”.
En los últimos días, Mark Rowley, asistente del comisario de la policía metropolitana inglesa, ha confirmado que tanto las fuerzas policiales portuguesas como las inglesas nunca han dejado de buscarla aunque han admitido que es probable que el caso no se resuelva nunca. En total, la Policía Británica se ha gastado más de 11 millones de libras en la búsqueda de la pequeña Madeleine McCan, cuya mancha en un ojo verde, con toda probabilidad, nunca nadie vuelva a ver en persona.
Andrea Morea