María del Carmen Martínez, de 72 años, viuda de Vicente Sala, fue asesinada el pasado 9 de diciembre alrededor de las siete de la tarde tras recibir dos tiros en la cabeza mientras se encontraba en el interior de su vehículo. El crimen se produjo en el concesionario Novocar, perteneciente a Miguel López, yerno de la víctima. Finalmente, tras varias pruebas y testimonios, este último fue detenido como presunto autor del crimen. Sin embargo, el resultado del ADN encontrado en el cuerpo de la matriarca de los Sala podría exonerar al principal y único sospechoso y hacer que la investigación vuelva al punto inicial.
Tras haber pasado 39 días en prisión preventiva, el juez decidió dejar en libertad provisional bajo una fianza de 150.000 euros a Miguel López. A pesar de que el informe pericial tiene 23 indicios en su contra, el reciente resultado del ADN, las declaraciones de los testigos y algunas pruebas podrían concluir en la inocencia de Miguel.
Nada más conocerse el crimen, el juez ordenó realizar un análisis de ADN de los restos encontrados en las manos de María del Carmen con la intención de confirmar si estos pertenecían al yerno, principal sospechoso. Sin embargo, el abogado de Miguel López no confiaba en que esto fuera demostrable ya que este aseguró que entregó las llaves del coche a su suegra por lo que sería normal encontrar material biológico correspondiente a este. Los análisis dieron sorprendieron a todos: los restos de ADN no pertenecen a Miguel.
En este sentido, los investigadores tienen varias hipótesis relacionadas con estos restos: o bien pertenecen a los servicios sanitarios o a algún trabajador que asistiera a María del Carmen, o bien pertenecen al verdadero asesino con el que forcejeó.
El asesinato de María del Carmen Martínez destapó la herida abierta que había en la familia de los Sala que, tras la muerte del patriarca, se encontraba divida en dos bandos: por un lado, la madre y el hijo mayor y, por otro, las tres hijas y sus maridos.
Esta división radicaba en que la viuda de Vicente Sala, accionista mayoritaria del ‘holding’ empresarial familiar valorado en 200 millones de euros, tenía pensado darle toda la potestad al hijo mayor, algo a la que las hermanas se opusieron. Sin embargo, esto nunca se llegó a hacer ya que María del Carmen fue asesinada. Además, las tensiones aumentaron aún más cuando el hijo mayor de los Sala-Martínez pretendía poner como delegado consejero a su hijo recién salido de la universidad.
Aun así, las dudas de la culpabilidad de López se dieron desde el comienzo cuando el abogado de María del Carmen recomendó en varias ocasiones que esta se buscara un guardaespaldas, tal y como explicó el hijo mayor de la matriarca, Vicente Sala, a los agentes que llevaban la investigación. Aun así, cabe destacar que el abogado de la víctima en ningún momento apuntó a alguien de la familia sino que recomendó a la policía centrarse en la gente de fuera. De hecho, hasta María del Carmen le confesó a su abogado que alguien estaba «removiendo sus documentos» aunque «estaba segura de que no era nadie de su familia».
La teoría del sicario tampoco encaja
A su vez, el juzgado que lleva el caso consideró en un primer momento la posibilidad de que el crimen lo cometiera un sicario. Sin embargo, la Policía descartó esta posibilidad nada más comenzar con la investigación. Uno de los motivos para apoyar esta última hipótesis de que no se trataba de un sicario, es que el arma que se utilizó fue una pistola y no un revólver. Además, en el informe se refleja que dicha arma es “antigua y poco profesional, posiblemente objeto de una herencia”. Por añadido, los forenses añadieron que los disparos denotan falta de “experiencia y nerviosismo”, algo que no se asemeja a un sicario.
La instrucción está prácticamente finalizada. Únicamente faltan por incorporar dos informes: uno que recoja el contenido del ordenenador intervenido a Miguel López momentos después de su detención y otro que muestre las llamadas registradas en un móvil con tarjeta de prepago perteneciente también al detenido.
Andrea Morea