jueves, noviembre 14, 2024
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Hipercor: el día que ETA se hizo yihadista y «calentó la sartén»

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“Nos salvó el embarazo”, dice todavía con cara de susto, Libertad Martínez, adjunta al Director de Estrella Digital. Embarazada de 8 meses, había avisado a su familia de que, a la hora del atentado, pasaría por el Hipercor. Vecina, como tantos otros, de la popular y obrera Meridiana, cliente habitual del establecimiento, desistió debido a uno de los habituales achaques de embarazada. Ella y su futura hija se salvaron. Lo que no pudo evitar, fue la angustia de su familia, interesándose por ella, en una época sin móviles ni redes sociales.

Una angustia que se trasmitía por el barrio a medida que avanzaban las noticias del más cruel atentado de ETA. Imposible olvidar a las 21 personas asesinadas y las 45 heridas. Imposible de olvidar la angustia de las familias a medida que el caos se apoderaba del barrio y no se contactaba con los familiares. Imposible de olvidar el nombre de los asesinos: Santi Potros, jefe de comandos, Rafael Caride, que preparó  el asesinato, y los tres miembros del comando Domingo Troitiño, el etarra que aparcó el coche en Hipercor, Josefa Ernaga y José Luis Gallastegui, que había sustituido a Caride,

La estrategia de ETA

ETA siempre fue ducha en discursos exculpatorios o funcionales que pudieran mantener atrapada a su base social: Herri Batasuna acababa de obtener 400.000 votos en las elecciones europeas recién celebradas y no condenó el atentado, ofreciendo explicaciones bastante confusas.

En esa época, y desde hacía prácticamente un año, ETA y Gobierno mantenían contactos en Argel. En la perspectiva de la negociación, la banda terrorista optó por «calentar la sartén» con atentados salvajes contra España e intereses franceses, para que estos aumentaran su presión sobre España.

Los estrategas de ETA sabían construir elementales discursos, pero poco de composición accionarial. Rafael Caride, confundió Hipercor con Auxchamp y creyó que aquel era de capital galo, recibiendo la autorización de Santi Potros para el atentado: Hipercor y luego el cuartel de la Guardia Civil de Zaragoza…, supusieron que 52 muertos «en la sartén»

El 8 de enero del año siguiente, ETA anunció una primera tregua de 15 días que, luego, iniciadas las conversaciones, ampliaría a dos meses más. No habría resultado alguno. El 4 de abril se rompieron las negociaciones y el 7 estallaron los primeros paquetes bomba. La tregua fue solo una trampa.

Muerte y potencial desalojo

Quince personas fallecieron el mismo día por quemaduras y asfixia. Seis más los días siguientes; cuatro niños entre ellos. Junto a los 21 asesinados, se contabilizaron 45 heridos de diversa gravedad.

Una duda acompañó siempre al atentado: ¿el desalojo hubiera evitado la masacre?

Las llamadas de los terroristas al mismo centro Hipercor, la Guardia Urbana y el diario Avui contenían datos confusos e inexactos sobre la hora de la detonación y el tipo de artefacto (nunca avisaron que la bomba se encontraba en un coche aparcado). Las instalaciones del supermercado fueron revisadas. Al no hallar ningún artefacto y pasar de la hora anunciada por los etarras, la policía y centro decidieron no evacuar.

Este ha sido el único atentado terrorista donde la justicia declaró la responsabilidad del Estado porque la policía no desalojó, cuando entre el aviso y la explosión habían pasado 35 minutos.

Detenciones y juicio

Apenas dos meses y medio más tarde, el 5 de septiembre, fue detenido el sanguinario 'Comando Barcelona'. En octubre de 1989, Troitiño, Ernaga y Gallastegui fueron condenados a 794 años de prisión.

Santiago Arróspide, Santi Potros, jefe de los comandos ilegales aprobó el plan y proporcionó el Ford Sierra con el que se llevó a cabo el atentado. Potros, considerado uno de los dirigentes duros de la banda, fue detenido en Anglet, Francia, el 30 de septiembre del mismo año. Juan a Simon Caride, caído en Francia fue extraditado a España en el 2000 y juzgado con Santi Potros, condenados a 790 años.

La sentencia introdujo una novedad jurídica: reconoció como víctima del atentado a la hija de una cajera de Hipercor que estaba embarazada el día del atentado. La niña nació sorda.

Treinta años después, la sociedad española y catalana siguen recordando el día que ETA decidió ser «yihadista» y «calentar la sartén»

 

Diego Labrador

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