Europa tiene claro que la seguridad y la defensa es un asunto fundamental y los países europeos, especialmente España, Francia, Italia y Alemania, no han cesado de trabajar en esa dirección desde hace meses. Durante el año 2016 y lo que llevamos de 2017, se han aprobado un gran número de iniciativas para impulsar la defensa común europea y se trabaja a toda velocidad para sacar adelante lo que muchos han dado en llamar el ‘Schengen’ de la Defensa, aunque podría encajar más con el concepto de una OTAN europea.
Se trata de la llamada Cooperación Estructurada Permanente (PESCO), uno de los mecanismos que contempla el Tratado de la Unión Europea y que, como muchos otros aspectos, no ha salido adelante por falta de voluntad política, según explican los expertos. En el año 2009, el presidente francés, Nicolás Sarkozy, ya intentó ponerlo en marcha pero no salió adelante entre otros aspectos, por el veto del Reino Unido. Londres ha puesto por encima los intereses bilaterales con Estados Unidos y nunca ha estado por la labor de la construcción de una defensa europea sólida.
Por eso, el Brexit, la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y el aumento de los ataques terroristas en el seno de los países europeos, especialmente Francia, han hecho que los movimientos diplomáticos en Bruselas hayan pisado el acelerador en los últimos tiempos. La prisa es tal que algunas voces apuntaban a que la PESCO iba a salir adelante este mismo mes de junio ante la presión alemana, que buscaba apuntarse el tanto antes de las elecciones federales que celebra el 24 de septiembre. Pero tanto Francia como España, dos de los impulsores principales, prefieren diseñar la ‘OTAN europea’ con más calma, puesto que es un instrumento que admite tantas competencias en defensa como los países quieran comprometerse. En cualquier caso, la previsión en Bruselas es que el mecanismo se apruebe este año, posiblemente en noviembre.
Una sistema abierto a lo que deseen los estados
El acuerdo para sacar adelante este mecanismo no necesita de todos los países que forman la UE, sino que un grupo decida llevarlo a cabo. De hecho, solo basta con que “los Estados miembros (…) que reúnan los criterios y asuman los compromisos en materia de capacidades militares que figuran en el Protocolo sobre la cooperación estructurada permanente notificarán su intención al Consejo y al Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad”, según recoge el artículo 46 del Tratado de la UE (TUE).
Además, el mecanismo, ‘a priori’, no cierra los asuntos que regulará, sino que son los propios países que decidan impulsarlo quienes decidan qué contenidos tendrá la unión de defensa. Y ahí es donde se abren los interrogantes sobre qué quieren poner en marcha los países europeos. “Es el mecanismo que verdaderamente puede poner en marcha unidades, el que puede proporcionar una capacidad de disuasión”, explica un experto en Defensa europea a este diario.
Lo que se discute ahora es si este mecanismo se utilizará solo “para operaciones de gestión de crisis o también para una defensa territorial”. “El Tratado de la UE establece que puede ser para ambas cosas”, indica, aunque insiste en que aún está por ver hasta dónde quieren implicarse los países.
De hecho, las conversaciones están en ebullición. Los países debaten desde los criterios y compromisos vinculantes a los países que se adhieran -incluido en materia de gasto en defensa y capacidades que aportarán- hasta qué tipo de operaciones se llevarán a cabo. Francia y España quieren que la PESCO pueda lanzar operaciones militares mientras Alemania se centra en el desarrollo de capacidades, como un mando médico europeo o programas de formación militar.
Los países del este de Europa, por su parte, ven con reservas el impulso de este mecanismo, ya que consideran que podría existir una unión a dos velocidades en ese sentido.
«Autonomía estratégica»
Desde las instituciones europeas el impulso a la alianza europea de defensa es claro. La alta representante de Política Exterior y Seguridad de la UE, Federica Mogherini, se ha convertido en una pieza clave, no solo para esa OTAN europea, sino para la defensa europea en su conjunto. De hecho, los rápidos avances vividos en el último año parten de la publicación de la Estrategia Global de la UE sobre Política Exterior y de Seguridad de Mogherini. Solo el título del documento que dio la alta representante a este plan es una declaración de intenciones: «Una visión común, una actuación conjunta: una Europa más fuerte».
Este documento-guía para la defensa europea deja muy clara la necesidad de una “autonomía estratégica” o, lo que es lo mismo, que Europa tenga la capacidad de defenderse sin EEUU. “La parte más importante es que no se limita solo a operaciones de gestión de crisis sino que introduce una idea fundamental: la defensa de ciudadanos y territorio”, explica un catedrático de Relaciones Internacionales a este diario. Se habla, por tanto, de la creación de una “alianza defensiva, de la creación de capacidades, de un cuerpo general, etc.” En cualquier caso, la última palabra la tienen los estados que quieran impulsarla.
Pero Mogherini insiste en la necesidad de impulsar el mecanismo cada vez que tiene ocasión. En el último Consejo Europeo, celebrado el 21 y 22 de junio en Bruselas, la alta representante ha urgido a los países para que den “más impulso” en el lanzamiento de la PESCO. «Espero de los líderes que den más impulso a nuestro trabajo, especialmente en el establecimiento de una Cooperación Estructurada Permanente (PESCO) en defensa europea y en el uso de los grupos de combate», decía Mogherini, aunque no queda claro si los ‘battle groups’ que ya funcionan entrarían en el paquete del PESCO.
“Pasos enormes”
Sea como sea, los avances en este campo han sido “pasos enormes”. Desde la publicación de la estrategia de Mogherini, hace tan solo un año, se ha puesto en marcha la llamada Capacidad Militar de Planificación y Conducción (MPCC, por sus siglas en inglés), que se aprobó el 8 de junio. Se trata del embrión de cuartel militar de permanente de la UE que asumirá asumido el mando de las operaciones militares no ejecutivas, es decir, las que no usan las fuerzas.
En la actualidad, se trata de las misiones de formación militar de la UE en Somalia, África Central y Mali, lo que “los comandantes de las misiones sobre el terreno se concentren en las actividades específicas de sus misiones, con un mejor apoyo de Bruselas”, según explica la oficina de la alta representante.
Además, se ha puesto negro sobre blanco la propuesta de crear un Fondo de Defensa Europeo, con el objetivo de aunar los esfuerzos para incentivar la investigación, desarrollo y adquisición conjunta de capacidades militares por parte de los países.
¿Qué pasará con la OTAN?
La creación de este sistema europeo no implicará incompatibilidad con la OTAN. “Podrían utilizarse los dos sistemas, incluso frente a un ataque exterior, podrían utilizarse ambas alianzas”, explica el experto en Política de Defensa consultado por este diario.
Aunque las limitaciones están ahí: hay que crear una fuerza nueva, cuarteles (hay quien habla de que los cuarteles OTAN podrían pasar a la PESCO)… “Estamos en un momento clave y muy comprometido”, concluye el catedrático.
Paula Pérez Cava