El coordinador federal de Izquierda Unida (IU), Alberto Garzón, ha dejado claro que no cuestiona, «en ningún caso», la alianza con Podemos, que ha considerado «un buen invento», pero sí ha defendido un «reparto más equitativo» dentro de ese pacto y un «perfil propio» para Izquierda Unida.
Garzón, en la Asamblea Político Social de IU, ha hecho balance de la gestión de la dirección al cumplirse el primer año de su nombramiento, centrándose en el pacto con la formación morada, que, en su opinión, ha logrado «detener y neutralizar» la estrategia de un régimen basado en el «neoliberalismo salvaje» y que trata de «blanquear» a los mismos que están metidos en la corrupción.
No obstante, esa alianza que IU tiene con el partido de Pablo Iglesias «puede y debe ser fortalecida», porque, según ha dicho, no está capitalizando el descontento de la mayoría social, pese a la crisis económica y de gobernabilidad que cree que vive el país.
Si bien el informe que aborda la situación de la alianza con Podemos, hecho público esta semana, se limita a hacer un diagnóstico de cómo la dirección de IU considera que está funcionando sin entrar en las causas, Garzón ha insistido en que IU necesita tener un perfil autónomo. Y no porque sean «fetichistas» de la marca, ha señalado, sino porque, entre otras cosas, opina que hay electores «mucho más referenciados» a IU que a Podemos y, si no ven que tienen el peso que le correspondería tener, «no se verán reflejados» en Unidos Podemos.
Las clases populares y los que han sido «más golpeados» por la crisis, ha advertido en su intervención, no acaban de identificarse con las fuerzas de izquierda. «No terminan de votarnos y eso hay que resolverlo». Por eso pretende abrir un debate dentro de la organización, con el fin de que desde este sábado y hasta septiembre puedan analizar entre todos los motivos y posibles «hipótesis» que han conducido al «estancamiento» de las confluencias. «Hay cosas que no están saliendo bien. No estamos creciendo como deberíamos y mientras tanto la derecha está recuperando cierta fortaleza», ha recalcado Garzón con preocupación.
También ha insistido en que IU tiene un problema de visibilidad dentro de Unidos Podemos, culpando también a la «lógica mediática» de que el trabajo que hacen se lo acaben «apropiando» otras organizaciones aliadas.
Dentro de Izquierda Unida, sigue habiendo corrientes discrepantes con la dirección y, aunque ni de lejos se acercan a ese cainismo que han llegado a tener, continúan cuestionando su estrategia, en este caso la alianza con Podemos.
Una de las corrientes con mayor peso, IU Sí con Más Fuerza, que lidera la eurodiputada Paloma López y que en su día apoyó el anterior coordinador federal, Cayo Lara, ha emplazado a Garzón a buscar la «diferencia» con Podemos y a trabajar con Pablo Iglesias en un plano de igualdad y «no ser su subalterno», han señalado a EFE fuentes de este sector. «Agradecemos mucho a Garzón que ahora piense que hay que hacerse más visible y fortalecer nuestro discurso, porque no se diferencia de Podemos», algo -han lamentado- que ellos llevan reclamando desde que IU inició el acercamiento al partido morado.
Con una cuota del 21% dentro de IU, se sienten con fuerza moral para reclamar a Garzón a que, de cara a las próximas elecciones, las confluencias se pacten desde la equidad y que IU «no pierda su identidad» como opinan que está sucediendo, al permitir que se pierda el foco sobre sus luchas tradicionales, como son los trabajadores y las clases más desfavorecidas.
Durante su intervención, Garzón también ha hablado del PSOE, a tres días de que Pedro Sánchez habra una nueva ronda de negociaciones con Podemos y Ciudadanos para buscar espacios comunes sin descartar poder llegar juntos a la Moncloa, subrayando que no acaba de ver claro qué rumbo va a tomar. «Es muy difícil saber a qué Pedro Sánchez nos estamos refiriendo, si es el de Jordi Évole, a quien dijo que quiso intentar un gobierno de izquierdas pero no le dejaron», o al del pacto con C's, ha añadido, con una estrategia de que «cambiara todo sin que cambiara nada».
Sobre el PP ha mencionado la corrupción y la necesidad de presentar la moción de censura contra Mariano Rajoy, pese a que sabían que no iban a contar con los apoyos suficientes.
Las últimas palabras de Garzón han sido para poner en valor la «cultura de trabajo» que ha logrado imponer la nueva dirección frente a la «de los cupos y las familias» de antaño y, además, rindiendo cuentas, algo a lo que «no se estaba acostumbrado».
EFE