Albert López y Rosa Peral ingresaron en prisión el pasado 16 de mayo acusados del asesinato de su compañero y pareja respectivamente, Pedro Rodríguez. Mentiras, encubrimientos y engaños son los protagonistas del triángulo amoroso del crimen de la Guardia Urbana. Sin embargo, aunque parecía que todo lo relacionado con el caso estaba resuelto, en las últimas horas se han dado a conocer las declaraciones de Peral ante el juez que apuntan a una tercera víctima.
Rosa Peral ha revelado ante la jueza de instrucción número 8 de Vilanova i la Geltrú (Cataluña) el supuesto historial criminal que Albert López tiene a su espalda. Un vagabundo y un mantero se añadirían a la lista de crímenes que el Guardia Urbana habría cometido tal y como se refleja en la declaración que ha realizado este martes ante la magistrada del caso.
“Lo comentó riéndose del hecho, como si fuera algo normal”, confirmó Peral en su declaración. Según ésta, López le confesó haber matado a un vagabundo cuyos perros le “molestaban” cuando le ladraban al pasar. Un día, cansado del ruido, los metió en una fábrica y “los quemó” a todos. De hecho, la acusada de haber asesinado a Pedro Rodríguez aseguró que el caso incluso “salió en las noticias” pero que en ningún momento las sospechas se centraron en el verdadero culpable.
Sin embargo, esta nueva tercera víctima que ha salido a la luz recientemente no sería la única muerte de la que Rosa acusaría a Albert ya que también ha incriminado a su compañero de la muerte de José Antonio González en agosto del 2014 en el monte de Montjuïc.
El 9 de agosto de 2014, la pareja intervino en un operativo contra unos manteros. “Un hombre me vino con una navaja, me dio en la pierna y él salió corriendo detrás” asegura la agente de la Guardia Urbana en su declaración. Esta explica que cuando llegó al lugar, “el hombre ya estaba muerto”. Aun así, el caso se archivó y los Mossos d’Esquadra no llegaron a tomar declaración a ninguno de los policías. La causa de la muerte de José Antonio González aparece como accidental.
A lo largo de ese año, ambos mantenía una relación sentimental y cuando ésta le preguntó qué le había pasado al hombre, López dijo que “él lo había matado, no quería que a mí nadie me tocara”, declaró Peral en su declaración. Sin embargo, López ha negado todo. El comportamiento de López en la actuación “hizo que desconfiara de él”, explicó Peral a la magistrada de instrucción.De esta manera, a través de estas confesiones, la Guardia Urbana intenta así justificar su inocencia al insistir en que actuó por miedo a López.
Historiales complicados
Albert López y Rosa Peral llevan ya más de dos meses en prisión por el asesinato de Pedro Rodríguez. Según la investigación, la víctima habría descubierto la implicación de López en la muerte del mantero en 2014 y habría amenazado a ambos con denunciarlo. López, pareja de Pedro, habría decidido asesinar a este junto a Peral y ambos haberlo encubierto.
Sin embargo, el asesinato del Guardia Urbana habría sacado a relucir otros casos como el de vagabundo y el mantero. Además, a esta lista hay que añadir la condena de López en 2012 la agresión a un hombre al que le dio una paliza en el distrito barcelonés de Ciutat Bella.
A su vez, Rosa Peral también se ha visto envuelta en varios conflictos. En 2008, fue víctima de una ‘pornovenganza’ mediante la cual su anterior pareja, un subinspector del cuerpo, envió por correo a todos sus contactos unas fotografías íntimas de Rosa. Previamente, la Guardia Urbana denunció a su exmarido, con el que por aquel entonces se encontraba en proceso de separación, mientras que éste, a su vez, había denunciado a ella por una supuesta suplantación de identidad en una factura.
Desde que ambos fueran detenidos como principales sospechosos de la muerte de Pedro, los dos guardias urbanas han mantenido su versiones. Por un lado, López asegura que Peral le pidió ayuda para deshacerse del cuerpo sin vida de su pareja al que habría asesinado tras haber mantenido una fuerte discusión entre ambos. En el caso de Rosa, ésta mantiene que López fue el que mató a su pareja y que por miedo a que le hiciera algo, colaboró con él para quemar el cuerpo de Rodríguez en un coche de propiedad del muerto.
Andrea Morea