«Si no hay examinadores no hay exámenes, si no hay exámenes no hay dinero y si no hay dinero, sobran profesores». Esta es la reflexión de una empleada de una de las miles autoescuelas afectadas por la huelga de examinadores de la DGT. Según los cálculos de la Confederación Nacional de Autoescuelas (CNAE), desde que comenzaron las movilizaciones se han cancelado 150.000 pruebas y los retrasos de exámenes para obtener el carnet de conducir son constantes. Además, las demoras en los ejercicios prácticos han supuesto un colapso de las listas de espera de alumnos que aguardan su ocasión para examinarse. Al final, los más perjudicados son los profesores de los centros de formación que han visto como con este nuevo escenario ha aumentado su precariedad laboral. Reducción de sueldos e incluso despidos son algunas de las consecuencias.
Para que el conflicto cese los examinadores exigen un plus por peligrosidad y el aumento de rango funcionarial pactado en noviembre del año 2015, tras una huelga de seis semanas. “Me comprometo a dar seguridad a los funcionarios”, afirmó por aquel entonces María Seguí, exdirectora general de Tráfico. Dos años más tarde, la situación de los examinadores sigue igual. Las agresiones a los mismos no han dejado de aumentar y la subida salarial nunca ha llegado. El complemento salarial demandado por los examinadores supondría un aumento de unos 250 euros brutos al mes, más el salario de en torno a los 1.250 y 1.360 euros. Ante la inoperancia de Tráfico, este gremio decidió parar, justo en la temporada alta de las autoescuelas.
La Dirección General de Tráfico también anunció que un nuevo sistema de calificaciones del examen práctico para que el examinador no tuviera que emitir su veredicto ‘in situ’, pero esta medida tampoco se ha implantado a lo largo de estos dos años. Otro motivo más para ir a la huelga.
Durante el mes de agosto han parado las movilizaciones ante la ausencia de convocatorias para examinar, pero ya los afectados ya han anunciado un parón indefinido si antes del próximo 4 de septiembre no se arregla su situación. “Si el conflicto se extiende al mes de septiembre, muchas autoescuelas cerrarán”, ha alertado la CNAE. Este presagio es confirmado por una profesora que también teme por su puesto de trabajo: “Ya han comenzado a cerrar algunos centro de formación y la situación cada vez está peor”. «La DGT no ha hecho ni una sola propuesta que pueda ser estudiada por el colectivo examinador, ni una sola iniciativa con el fin de desbloquear la situación», según ASEXTRA (Asociación de Examinadores).
Un salario ridículo
Los empresarios de los centros de formación son los últimos afectados, pero en realidad los más perjudicados por la huelga de los examinadores de la DGT son los empleados de las autoescuelas. “Lo más habitual es que los profesores estén dados de alta por un cuarto de jornada o media jornada, el resto del salario depende de las clases prácticas que imparta al mes”, asegura un instructor. “El dinero de las clases lo cobramos en ‘B’”, afirma una profesora de una autoescuela madrileña. Tras los paros muchos empleados sólo han cobrado entre 400 euros y 600 euros, cantidad que corresponde a un cuarto o a la mitad de la jornada.
Al final, la precariedad laboral de los examinadores ha creado un caldo de cultivo que ha afectado a unos trabajadores con peores condiciones que ellos. Con esta premisa, lo normal es que los profesores se mostraran contrarios a las exigencias de los examinadores, pero la realidad es que existe un gran paridad de opiniones con respecto a esta situación. “A nivel personal estoy a favor de sus derechos. Si les ofrecen y prometen unas condiciones hace dos años y no las cumplen están en su derecho de reclamar”, afirma una profesora. “Viven como quieren y son unos privilegiados que trabajan muy pocas horas al mes. Lo único que quieren es más dinero”, explica un profesor crítico con la huelga.
De todos modos, en el enfado de este último instructor ha influido el procedimiento o la manera de actuar durante las últimas fechas de exámenes. Durante los días de huelga, los directores de las autoescuelas son citados en el centro de exámenes para comunicarles los coches que van a examinar y los que no. “No pueden permitir que lleve a examen a cuatro alumnos y una vez en el centro me comuniquen que ese día no pueden examinarse porque en el sorteo de los servicios mínimos mi autoescuela no ha sido la agraciada”, confiesa este profesor.
Por su parte, la DGT ha centrado sus esfuerzos en anunciar un aumento de la plantilla de examinadores. De hecho, el objetivo es que a finales del año 2018 el número de trabajadores haya aumentado hasta los 928 empleados. Es decir, un aumento de 154 examinadores, de los cuales 60 provendrían de personal laboral de las Fuerzas Armadas y otros 70 son plazas de nueva creación a través de una Oferta de Empleo Público que convocó el Consejo de Ministros el pasado 7 de junio. «Pienso presentarme a ver si hay suerte porque creo que ese trabajo es un chollo», sentencia el mismo profesor que se muestra crítica con el actual escenario creado por la huelga de examinadores.
Carlos Lospitao