lunes, noviembre 25, 2024
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La célula catalana y el malvado imán: el yihadismo de siempre

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¿Es una novedad la influencia del malvado imán de Ripoll? Esa pregunta sugiere que nos encontraríamos ante un nuevo patrón yihadista que la policía no ha podido interpretar. Sin embargo, los datos conocidos no aportan demasiadas novedades sobre el yihadismo español.

Estrella Digital ya se hacía eco el pasado sábado de un estudio publicado en la revista 'Sentinel', del Centro de Lucha contra el Terrorismo de la Academia Americana de West Point. De la mano de Fernando Reinares,  Carola García-Calvo y  Álvaro Vicente que han analizado la base de datos del Instituto Elcano. Se trata del primer análisis cuantitativo de los 178 sentenciados entre 2013 y 2016, los detenidos superaron los doscientos cincuenta..

En grupo y la mitad socializados en España

Ni la edad ni el carácter de célula son novedades. El 87% de los detenidos son jóvenes tienen entre 18 y 38 años. Tampoco ha sido nunca España tierra de “lobos solitarios”, la “manada” como se les ha calificado en algunos medios no es nueva: el 87% de los yihadistas radicalizados en España lo han hecho en grupo.

Ni su formación ni su integración son, tampoco, datos nuevos: el 70% de los detenidos tenían formación de secundaria y la mitad de ellos, apenas se cuentan mujeres, pertenecían a una segunda generación de emigrantes y se habían socializado en España.

Los agentes radicalizadores y el Imán

Entre los detenidos que se radicalizaron en compañía de otros, independientemente de su ambiente de radicalización, la influencia de un agente radicalizador fue decisiva, afirma el estudio.

En todos los casos de radicalización en grupo, el 86,9% de todos los casos los individuos experimentaron la influencia de, al menos un agente radicalizador, En el 73% de los casos este contacto implicaba interacción presencial cara a cara, mientras que sólo el 17,6% de las situaciones se basaron en contacto en línea. El 9,4% mantuvo contacto con su agente radicalizador tanto en persona como en línea. Estos agentes, como ocurre con el Imán, eran activistas previamente involucrados en actividades yihadistas.

Su experiencia les proporcionan un grado de distinción, incluso de carácter carismático, entre los que adoctrinan, que llegan a aceptarlos como guías ideológicos.

Además, alrededor del 20% de los casos fueron radicalizados en parte o en su totalidad por amigos, en un 20% de los casos en parte o en su totalidad por figuras religiosas y en aproximadamente el 19% de los casos En parte o en su totalidad compartieron el proceso con familias próximas, proceso que también se observa en la célula catalana.

Un ejemplo de una figura religiosa que actuó como agente de radicalización detenido en España es Ibrahim Mohammed Hijjo. De origen palestino, Hijjo fue desde 2013 un prominente predicador en Vizcaya.

En particular, las figuras religiosas no son agentes radicalizadores para los que se radicalizaban en línea; en la red, son los iguales en más de la mitad de los casos. Sin embargo, si juegan un papel, como se ha dicho, en una quinta parte de los que se radicalizan mediante relaciones personales, las autoridades religiosas.

Los datos sobre juzgados en España desde 2013 hasta 2016 también muestran claramente cómo el proceso que conduce a la adopción de ideales salafistas, la versión del islam de los yihadistas españoles, y el posterior compromiso terrorista están asociados a contactos sociales o de grupo anterior a la comisión de acciones terroristas.

En suma, ni el malvado Imán de Ripoll ni sus jóvenes acólitos constituyen una novedad.

Miguel de la Balsa

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