Los terroristas de Barcelona no actuaron solos. Tampoco el chalet de Alcanar fue el único escenario en el que prepararon su macabro plan. Las hipótesis de que la célula organizó los ataques con apoyo fuera de Cataluña ha terminado de ganar peso este martes, tras confirmarse conexiones con Francia, Marruecos y la ya conocida vinculación con Bélgica del imán de Ripoll, Abdelbaki Es Satty, -el líder del grupo que perpetró la matanza, según los Mossos, una tesis que han utilizado los terroristas detenidos ante la Audiencia Nacional-.
Marruecos, lugar originario de muchos de los terroristas, es uno de los focos de atención. Es allí donde algunas fuentes apuntan a que se pudo planear el ataque, tras conocerse que Driss Oukabir, el primer detenido por los Mossos la misma noche de los ataques, pasó nueve días este verano. Otro de los detenidos y dueño de un locutorio, Salah El Karib, ha reconocido ante el juez Fernando Andreu y la fiscal Ana Noé que compró billetes de avión a este país tanto para Oukabir como para Es Satty, pero a cambio de una comisión.
Por el momento, se desconoce el motivo del viaje a Marruecos de ambos pero ya han comenzado a avanzarse en algunos puntos. Las autoridades marroquíes han detenido en la localidad de Nador a un primo de Driss y Moussa Oukabir, fallecido este último en el ataque de Cambrils. Otro hombre, Hicham Ennadih, que fue butanero y vecino de Ripoll, ha sido arrestado en Casablanca. Su detención se ha producido después de haber sido identificado durante el registro de un domicilio de la localidad gerundense, donde continúan las investigaciones y los registros. Otra persona fue detenida este lunes en el país magrebí por su presunta relación con la célula investigada, al conocerse que pretendía atacar a la Embajada española allí.
Hasta el momento, la influencia del Daesh en Marruecos ha sido limitada, aunque se han llevado a cabo varias operaciones de desarticulación de células terroristas y detenciones en el país vecino. Un movimiento interno que se suma a la radicalización que comienza a aumentar, fundamentalmente, en Cataluña. “Allí se está apreciando un gran aumento de la radicalización de personas originarias de este país”, explica a Estrella Digital el coronel Emilio Sánchez de Rojas, investigador del Instituto Español de Estudios Estratégicos (IEEE). Sin embargo, los informes de Policía Nacional a este respecto de la zona de Cataluña carecen de información suficiente ya que no existe una coordinación entre los servicios de información, uno de los principales fallos que han llevado a este “auténtico despropósito”, en palabras del coronel.
La incógnita de Francia
Otro de los lugares en el que los investigadores han puesto el foco es París. Este mismo martes, el ministro del Interior francés, Gérard Collomb, ha confirmado que el vehículo Audi A3 con el que los terroristas atacaron en Cambrils el pasado jueves había estado en Francia una semana antes del atentado. Concretamente, el coche fue detectado por exceso de velocidad el 12 de agosto pasado en el departamento francés de Essone, al sur de París.
Además, el ministro del Interior francés ha explicado que Younes Abauyaaqoub, el yihadista de La Rambla, ha sido identificado como uno de los ocupantes de aquel vehículo, una pista más que razonable para seguir, aunque por el momento no hay indicios de los motivos de ese viaje. Otras informaciones apuntan a que no iba solo y que, de hecho, los detenidos pasaron una noche en un hotel de la Región de París el 11 de agosto pasado. Este miércoles, los ministros del Interior francés y español se reunirán para analizar los detalles de ese viaje del que, por el momento, no ha trascendido más información.
Francia se ha convertido en uno de los escenarios preferidos por los terroristas del Daesh, que han atentado de forma incesante desde el ataque al semanario satírico ‘Charlie Hebdo’, en enero de 2015, en el que acabaron con la vida de 12 personas. La cadena de ataques de París en noviembre de 2015, en los que murieron 137 personas y los de Niza, con un modus operandi similar al de Barcelona, han sido los más llamativos, aunque los conatos de ataques menos organizados no han cesado en toda Francia. De hecho, para el coronel Rojas este es, precisamente, un peligro que podría correr España tras los ataques de Barcelona. “Si ven que en un país pueden actuar sin cortapisas, repiten”, asegura el coronel Rojas.
La conexión belga
La investigación lleva también a uno de los nidos del terrorismo yihadista en Europa: Bélgica. Todas las conexiones de los ataques yihadistas más letales han tenido un punto de conexión con el país, situado en el corazón de la Europa sin fronteras. Desde el 11M hasta los ataques de París han pasado por Bélgica. En el caso de los ataques en Cataluña, ha sido el imán y supuesto cerebro de la operación, Es Satty, quien pasó una temporada en Vilvoorde. El alcalde de la localidad belga confirmó que había estado allí durante dos meses y que buscó trabajo, pero al pedirle los antecedentes penales, desapareció. La investigación, que ya ha puesto en marcha los servicios de inteligencia de estos países, trata de desentrañar si, además, de la búsqueda de empleo realizó otro tipo de actividades vinculadas con el terrorismo.
La eclosión de este tipo de atentados que están causando un gran número de muertos y siembra el terror en Europa sigue un planteamiento de actuación básico del Daesh, que actúa de acuerdo a “tres círculos estratégicos”. El primero, según explica el coronel Rojas, es su propio territorio, que están perdiendo a pasos agigantados en Irak y Siria, el lugar donde instauraron su califato. El segundo de esos círculos es la actuación a través de grupos afiliados, “como en el Sinaí, Libia o Boko Haram en Nigeria”. En estos dos casos, el grupo terrorista está perdiendo influencia, con lo que acude al tercero: activación de las conexiones y grupos afiliados en Europa. “Esto es una muestra de debilidad del Daesh” pero, aun así, explica el analista del Instituto de Estudios Estratégicos, es necesario aumentar “la coordinación y cooperación” entre los mandos policiales y de Inteligencia de toda Europa.
Paula Pérez Cava