“El deseo de dedicarme a la música es más una evidencia que una decisión. Cuando lo que haces te realiza, te emociona, te aporta conocimientos, experiencias y nunca te sacia, te crea un vínculo, y eso es para mí la música; es algo que se vive intensamente, y los resultados me demuestran que vale la pena el esfuerzo de todos estos años”, explica, emocionada, Laura Ramírez, una joven violinista de 22 años.
La historia de Laura ejemplifica el esfuerzo y sacrificio de quien tiene una pasión y profesión muy poco rentable en España: la música.
La disciplina de esta joven estudiante de Grado Universitario de Interpretación de Música Clásica de Violín, al igual que muchas otras, vive un momento difícil, en el que las expectativas y aspiraciones que podría plantearse un joven músico, como ella, son cada más inalcanzables.
“Después de una sacrificada carrera que, como mínimo, dura catorce años, del tiempo y esfuerzo invertidos, es muy difícil conseguir un empleo estable como músico en España, ya que actualmente el sector está muy masificado”, se lamenta la joven valenciana.
La afición y, más tarde, pasión de Laura por la música nació cuando tenía seis años, gracias a la estrecha relación que tenía con su abuelo, profesor de Viola de la Orquesta de Valencia. Siendo una niña ingresó en el conservatorio, donde estudió la enseñanza elemental y después, otros seis cursos más de educación profesional, para terminar obteniendo una plaza en el Conservatorio Superior de Valencia. Allí, estudió los dos primeros cursos del grado musical que finalizará el curso que viene en Madrid.
El futuro de esta joven, sin duda, pasará por enfrentarse a gran cantidad de obstáculos que dificultan la posibilidad de los músicos españoles a ejercer su profesión.
“Creo que se puede vivir de la música en España, pero las oportunidades y condiciones son reducidas y complejas. Si no fueran pocas estas trabas, además tenemos que competir con otros músicos de otros países mejor formados”, explica la joven valenciana, quien no quiere desistir en su empeño de convertirse en músico profesional
Fuga de talentos musicales y enseñanza masificada
Uno de los problemas, que según los expertos dificulta el acceso laboral a los músicos, es la falta de interés que han mostrado las administraciones públicas en la renovación de las orquestas nacionales. Además, las escasas subvenciones hacia este sector, al contrario de lo que sucede en otros países europeos, como Reino Unido, suponen otra traba a este problema.
Por otro lado, tal y como explica Laura, es un serio inconveniente que no se fomente la educación musical, algo que sumado a las pocas oportunidades musicales en España, provoca que cada vez más músicos de nuestro país, se lancen a probar suerte fuera de nuestras fronteras.
“Los músicos extranjeros acceden a unos estudios musicales de gran calidad con un profesorado altamente formado, por lo que tienen más posibilidades de optar a plazas en orquestas dentro y fuera de su país. En España, los estudiantes optamos a ofertas de enseñanzas musicales mediocres y con titulación no reconocida, por lo que la inserción en el mundo laboral se ve mermada”, explica Laura, que ha formado parte de orquestas como la Joven Orquesta de la Generalitat Valenciana o Orquesta Filarmónica de la Universidad de Valencia.
“Si en nuestro propio país no cuidan a sus músicos, no tenemos más remedio que irnos fuera”.
‘Bolos’ musicales
Además, la docencia, la salida mayoritaria para los músicos españoles hasta hace poco, también sufre ahora esa ‘masificación’ de la que hablaba Laura, por lo que las opciones de los músicos en nuestro país son cada vez más reducidas.
El espejismo de poder dedicarse a la música pasa por instalarse en el extranjero, buscar desesperadamente plaza en orquestas o puestos docentes, o trabajar como freelance, una opción no muy rentable que acoge un alto porcentaje de músicos hoy en día, tal y como hizo un joven Mozart en el siglo XVIII.
“Muchos músicos consiguen ejercer su vocación a través de ‘bolos’ esporádicos y no siempre bien remunerados. Esto demuestra que nuestra profesión es vocacional y en muchas ocasiones se trabaja ‘por amor al arte’”, recalca la violinista.
Mientras se hace efectiva una mejora en la enseñanza pública musical o la inversión en la renovación y reestructuración de las orquestas, centenares de jóvenes, como Laura, continúan sus estudios para llegar a realizar su sueño.
“Me gustaría ser violinista en una orquesta española, una orquesta de calidad en la que poder disfrutar de mi trabajo y de la música, y como no, seguir formándome siempre. Además, me gustaría contribuir a investigaciones y proyectos científicos en los que se utilice los beneficios de la música para tratar enfermedades”, finaliza la joven violinista, quien también considera como una de las soluciones a este problema, el acercamiento de la música a la sociedad.
Marta de la Fuente