“La mitad somos federalistas; vamos a dar la batalla en ICV y en Cataluña en Comú”, declara a este medio un militante de ambas formaciones, expresando su descontento sobre la situación en la formación política que lidera Colau. La alcaldesa ha intentado, con fracaso, tener voz independiente en el «procés». La última posición del PSOE (PSC) deja sin espacio a los «destituyentes».
No se trata solo de las votaciones en las bases que indicaron la fractura de la formación, sino de los propios resultados del referéndum ilegal los que en el hacen reflexionar a los comunes.
No puede sustituir a la CUP
En el pleno de la declaración de independencia, Puigdemont se dirigió al grupo de Catalunya si que es pot, diciéndoles: «necesitamos vuestra lucha». Sin embargo, el abandono, no se sabe si con renuncia al salario o no, de la CUP de la actividad parlamentaria no parece que pueda ser sustituido por «los comunes».
Solo los tres diputados «dantescos» (de Albano Dante Fachín, expresión que se utiliza por la izquierda catalana) se han mostrado dispuestos a apoyar el proceso de Puigdemont, mientras la mayoría de los «comunes» no forman parte de la mayoría independentista. Hay que recordar que los 61 escaños de Junts pel Sí, más Gordó, más los tres de Podem, no suman mayoría absoluta.
Este es el problema no solo de Puigdemont sino, también, de los radicales de la CUP y de los propios «comunes», que carecen, tras la declaración de Puigdemont, de alternativas de mayoría.
La situación interna
Efectivamente, los datos internos avalan la posición de los federalistas. Una débil participación y una división importante, permitieron a Colau una contradictoria pero activa participación en el referéndum, tras ganar el sí por 649 votos de diferencia.
Solo 3.457 afiliados a la formación de Ada Colau participaron en la consulta. 2.053 votaron sí, un 59,4%, mientras se han opuesto 1.404, un 40,6%. El voto «no» se correspondía con el federalismo de izquierda presente en la formación.
El número de participantes revela, también, la debilidad organizativa de la nueva formación política. La participación no ha superado el 45%, de un censo que ronda las ocho mil personas. Una cifra que los dirigentes consultados por Estrella Digital y que prefieren no ser citados, consideran muy reducida para un partido que pretende la hegemonía política y electoral.
La participación en el referéndum
La división interna se ha notado también en la participación electoral en los municipios con más peso de los comunes, especialmente en el área metropolitana, donde lo más relevante es el electorado de ICV. Badía del Vallés es, junto al Prat, donde más se vota a En Comú Podem, el 37%; es a la vez el municipio donde menos se ha votado en el referéndum: el 19%.
En los municipios del área metropolitana con un voto a esta formación por encima del 30%, la participación ha sido mucho más reducida. En Cornellá ha votado un 22%, en Sant Adriá, votó un 24%. En Sant Boi, votó un 34%, en el Prat un 30% y en Viladecans, un 24%. Es decir, la posición de participar en la “movilización” no ha sido seguida por el votante de Ada Colau y su nuevo partido.
La débil y confusa posición de Colau
Los críticos con la gestión de Colau señalan que tanto los datos de los votantes como los de la afiliación son lo suficientemente significativos para que la formación política cambie tanto su discurso como las vacilaciones políticas que se le reprochan a la alcaldesa de Barcelona.
Es esta situación interna y social la que ha llevado a Colau a volver a intentar colocarse en el centro de la formación, evitando la posición extrema que en su partido han interpretado en este proceso.
Los partidarios de “proponer una reforma constitucional del Estado con voluntad de conseguir el apoyo de la amplia mayoría de la ciudadanía, no de la mitad más uno y así restaurar la unidad política de Cataluña” llaman a Colau y a los partidos que se integran en los comunes, especialmente a Iniciativa Per Cataluña a un nuevo tipo de dirección política.
Por su parte, el partido de Colau, tras reiterar el mantra que repita desde el 1-O sobre la represión policial y la apertura de espacio de diálogo, rechaza la declaración unilateral del independencia (DUI) por falta de legitimidad democrática, sin precisar, para enfado de los federalistas, la perspectiva política que se defiende.
Domingo Labrador