No hay acuerdo político entre los que se supone serán hegemónicos y nos cambiarán el país. Ni sobre Cataluña ni sobre el modelo de estado.
Errejón considera que no hay mayoría para la independencia, mientras Bescansa aspira a mayor autogobierno. Iglesias y Echenique son federales o confederales, según el día, los comunes de Colau son confederales, mientras Garzón defiende la república federal. Con casi tantos modelos de estado como militantes, el populismo se lía con el modelo de Estado.
Iglesias quiere referéndum pactado, Bescansa considera que es la última opción, los comunes quieren una ley para el referéndum de autodeterminación.
Iglesias quiere conectar España. Para cerrar heridas internas y para que alguien le entienda. Mientras, el líder vuelve a usar la palabra prohibida, su secretaria de plurinacional acusa a la Constitución de tintes xenófobos.
Un auténtico lío
Izquierda Unida, alguna duda de izquierda
Solo la Izquierda Unida de Garzón parece haber leído a Bescansa. Heredero del protocomunismo preconstitucional, Garzón se ha hecho portavoz de la república federal. Alberto Garzón no acaba de coincidir con Iglesias. Y quienes no parecen coincidir en ningún caso son sus representantes en ayuntamientos y comunidades.
Hay tres razones que presionan a las filas de Garzón: el problema español, la necesidad de visibilidad – frente a sectores expulsados de IU que se reorganizan- y la situación financiera de Izquierda Unida. Son circunstancias que alejan a esta izquierda reconvertida al populismo de los discursos de iglesias.
Arrastrados por Nuet (Cataluña), a su pesar, al derecho a decidir, los cargos públicos que han sobrevivido sin ser expulsados por Garzón se ven castigados por el antiespañolismo que rezuma Podemos. Si a eso se suma que la situación financiera a que Garzón ha condenado a su formación condena a muchos de ellos, extiende el debate sobre la participación en solitario en elecciones municipales, espacio donde Podemos – con la exclusión de las capitales de provincia no acaba de arrancar-,
Las medias tintas de Catalunya en Comú
El argumento de Catalunya en Comú es que “Cataluña merece y necesita un referendum“. Los de Colau y Domenech lo proponen pactado, internacionalmente reconocido y en un Estado confederal.
La equidistancia, reprochan sectores de Podemos por un lado y los propios federalistas de Cataluña en Comú por otro, será para la formación un desastre. Los sondeos están confirmando ambas tesis, reduciendo el peso de la anterior coalición y muy cerca del PP.
Unos y otros reprochan a Domenech y Colau la equidistancia entre los nacionalistas y la reforma constitucional que promueve el partido socialista, lo que acaba favoreciendo a los independentistas, estrategia que algunos consideran es la voluntad oculta de Colau y Domenech.
Iglesias y la conexión de España
Iglesias se propone recorrer para fijar su idea de país (ha vuelto a hablar de España) tratando de presentar un discurso propio que no coincida con la ruta seudonacionalista de “los comunes”.
Iglesias ha aceptado ante Colau y Domenech mantener un bajo perfil, con contenidos federalistas, con la intención de no aljarse demasiado de las tesis de Pedro Sánchez.
La España plurinacional que el líder socialista explica con dificultad se convierte en un auténtico galimatías cuando se pone en boca de dirigentes de Podemos.
Bescansa se ha lanzado por su cuenta a proponer una reforma constitucional, mientras Errejón espera utilizar su presencia en las candidaturas madrileñas para adquirir perfil regional propio que no rompa con los socialistas.
“Hablar solo para Cataluña y no para el resto de los españoles” es el reproche de Bescansa que ha asustado a los dirigentes de Podemos, aunque Domenech ha sido capaz de atar a Iglesias, aún a costa de una pérdida de autonomía de este.
La España plurinacional – tapada por una campaña entre independentistas y unionistas- es un esfuerzo inútil se cree en amplios sectores de Podemos, que ven que no tendrán presencia en Cataluña ni serán escuchados fuera de ella.
El candidato a 'president' el 21-D, Xavier Domènech, propone “superar el modelo de Estado-nación del siglo XIX para ir hacia un modelo que acepte la existencia de varias nacionesen el escenario”, mientras que la secretaria de plurinacionalidad de Podemos, Meri Pita, plantea que el problema de España es que su orden constitucional ha significado “una visión de lo nacional sostenida en prejuicios ideológicos, …,incluso xenófobos”.
Domingo Labrador