Delfín de Jordi Pujol e impulsor de la consulta soberanista del 9N de 2014, por la que fue inhabilitado, Artur Mas ha anunciado su dimisión como presidente del PDeCAT, tras haber sido el presidente catalán que inició el viaje hacia la secesión y haber pilotado el giro al independentismo de CDC.
Exactamente dos años después de que, el 9 de enero de 2016, se viera obligado a renunciar a optar nuevamente a la investidura como presidente catalán, en favor de Carles Puigdemont, Mas ha hecho pública su decisión, justo en un contexto de divergencias con el que fue su sucesor en la Generalitat sobre el camino a seguir por el independentismo y su partido tras las elecciones de diciembre.
Pero el anuncio de Artur Mas llega además poco antes de la sentencia del caso Palau de la Música, que saldrá a la luz el próximo lunes y que podría involucrar a CDC.
Casado con Helena Rakosnik desde 1982, padre de tres hijos y aficionado a la navegación -en su despacho en el Palau tenía colgado un viejo timón, regalo de su padre-, Artur Mas y Gavarró (Barcelona, 1956) fue presidente de la Generalitat entre diciembre de 2010 y enero de 2016, y hasta hoy era presidente del Partit Demòcrata Europeu Català (antigua CDC).
En marzo de 2017 se convirtió en la primera persona que ha ostentado la Presidencia de la Generalitat que ha sido inhabilitada para ejercer cargo público, al promover una consulta independentista en 2014, a pesar de ser suspendida por el Tribunal Constitucional.
Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Barcelona, en 1982 empezó a militar en CDC, formación en la que en 2012 fue elegido presidente, en sustitución de Jordi Pujol.
Fue precisamente Pujol quien, en junio de 1995, le designó conseller de Política Territorial y Obras Públicas, después de que Mas hubiera sido jefe del Servicio de Ferias del Departamento de Comercio, Consumo y Turismo (1984-1986), director general de Promoción Comercial en la Consellería de Comercio (1986-1988) y concejal en el Ayuntamiento de Barcelona (1987-1995).
En 1997 dio el salto al frente de la Consellería de Economía y Finanzas y en 1999 de la de Economía, Finanzas y Planificación, mientras que en el 2000 fue también portavoz de la Generalitat.
Pero fue su designación en 2001 como conseller de Presidencia y «conseller en cap» lo que provocó un enfrentamiento con el otro aspirante a la sucesión de Pujol, el democristiano Josep Antoni Duran Lleida, quien abandonó el Govern.
La reconciliación CDC-UDC llegó con la decisión de transformar la coalición CiU en federación. Duran fue nombrado secretario general y Mas proclamado en 2002 candidato a la Generalitat. Y, en noviembre de 2004, sucedió a Pujol como presidente de CiU.
En las elecciones de 2003, por primera vez al frente de la lista convergente, se hizo con el triunfo en escaños, pero tras 23 años de gobierno de Pujol CiU pasó a la oposición tras la formación de un gobierno tripartito (PSC, ERC e ICV) presidido por Pasqual Maragall.
Pese a ser jefe de la oposición, el enero de 2006 acordó en una reunión secreta con el entonces presidente del Gobierno, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, el sistema financiación y la inclusión del término «nación» para describir a Cataluña en el preámbulo del nuevo Estatut, dejándolo fuera del articulado.
En noviembre de ese año repitió como candidato en las elecciones catalanas y, de nuevo, volvió a ser la fuerza más votada, pero PSC, ERC e ICV-EUiA acordaron reeditar el gobierno tripartito, esta vez presidido por el también socialista José Montilla.
Y, en su tercera oportunidad, en las elecciones del 28 de noviembre de 2010, Mas puso fin a su travesía por el desierto y logró llegar al Palau de la Generalitat, tras lograr una mayoría amplia de 62 diputados. El 23 de diciembre fue investido presidente.
En plena crisis económica, Mas fió su primer mandato a un pacto fiscal, planteado por CDC como la última oportunidad del Estado para reconciliarse con Cataluña tras los recortes del TC al Estatut.
Pero fue en 2012 cuando Convergència, en su congreso, solemnizó su viraje hacia el independentismo, y Mas, tras no poder negociar el pacto fiscal con Mariano Rajoy en una reunión en Madrid, adelantó las elecciones con el derecho a decidir como principal reclamo, tras haber apoyado además la manifestación independentista de la Diada.
Sin embargo, las urnas supusieron un batacazo inesperado para un Mas que, lejos de aumentar su mayoría, retrocedió de 62 a 50 escaños y pasó a depender de ERC, aunque pudo ser investido de nuevo.
El 23 de enero de 2013, el Parlament aprobó una declaración para iniciar el proceso sobre el derecho de autodeterminación y, el 9N de 2014, Mas convocó la consulta independentista, que mantuvo a pesar de estar suspendida por el TC, y en la que un 80,76% de los 2,3 millones de participantes votaron a favor de la independencia.
Pero la aceleración del Procés llevó a una ruptura definitiva entre CDC y UDC, que concurrieron por separado en las elecciones de 2015, planteadas como «plebiscitarias» por el independentismo.
La CDC de Mas optó entonces por presentarse, en una lista única, con la ERC de Oriol Junqueras, coalición que bajo el nombre Junts pel Sí resultó vencedora, aunque sin mayoría absoluta.
Hecho que resultó definitivo para Mas: la llave del Govern dependía de la CUP, partido anticapitalista que, decidido a enviarle «a la papelera de la historia», se negó a apoyar su investidura.
El 9 de enero de 2016, un día antes de la fecha límite, Mas decidió no optar la reelección en beneficio del alcalde de Girona, un casi desconocido Puigdemont, y renunció a su acta de diputado.
Mas se implicó entonces en la refundación de CDC en el PDeCAT, abrazando del todo el independentismo en su ideario; elegido presidente del partido, siguió influyó desde la sombra en el Govern, formando parte de un «sanedrín» que fijó la estrategia del referéndum independentista del 1 de octubre.
Pero la consulta del 9N le llevó a ser condenado a dos años de inhabilitación por un delito de desobediencia, mientras que el Tribunal de Cuentas ordenó el embargo provisional de sus inmuebles, después de que fijara una fianza de 5,2 millones de euros.
Hoy Mas ha dado un «nuevo paso al lado» y con su renuncia abandona de facto la primera línea política.
EFE